Al momento en que el Dios Humano se unió al mundo muerto, la vida resurgió, y una infinidad de eventos ocurrieron en consecuencia.
El nuevo mundo era decenas de veces más grande que el anterior. Lo mismo pasó con los cuerpos de vida cercanos en el espacio.
Con la ayuda de sus camaradas, el Dios Humano hizo renacer la vida en el planeta.
Tal como prometió el Dios Humano, traería aquella época medieval; esa fue su intención, pero cometió un error.
No trajo solo una época, trajo de regreso distintas épocas de la historia de la humanidad. Tomando de base la sugerida por el Dios del Tiempo, esta se mezcló con algunos periodos más adelantados, a veces atrasados, de la historia. Distintas culturas se mezclaron.
Había tierras donde todo era muy diferente.
Varios mundos coexistían en uno solo gracias a este evento.
La tierra más cercana a la visión del Dios del Tiempo fue llamada “Continente Mágico”, el cual también tenía características que el Dios de la Vida y la Muerte pidió.
Así surgió el llamado Año 0 para el nuevo mundo.
De los restos de energía del Dios Humano, nacieron tres seres.
Eventualmente nacerían más, pero estos fueron los primeros.
Uno con el aspecto de un hombre fuerte, de piel como ceniza, un alborotado cabello púrpura que se extendía casi hasta el suelo. Vestía con una túnica negra. A través de su cuerpo había múltiples ojos del mismo color que el de su cabello, y también bocas. Los ojos en su rostro tenían un símbolo: un tridente sobre una circunferencia en la pupila. Algunos de los ojos en el cuerpo tenían un color dorado.
A su lado, con una túnica blanca, tenía aspecto femenino y una voz de mujer joven. Sus ojos eran celestes, en su pupila había una triqueta dorada. Su largo cabello, y su piel, era como la nieve. Tenía cuatro alas en su espalda, las que parecían hechas de luz.
El último, igualmente con cuerpo humanoide. Sus piernas eran de tierra. Sus brazos de agua. Su torso de aire. Su cabeza, de fuego.
El cielo ennegreció y allí se proyectó la imagen del Dios del Tiempo, quien vino a nombrar a estos individuos.
Al primero, le llamó “Hell’s Gate”. A la segunda, le dijo “Heaven’s Key”. Al último, “Natuur”.
—Tu nombre es el más simple.
Heaven se acercó amistosamente a molestar a Natuur, picándole en la mejilla.
—Supongo.
Él no se molestó.
Quien sí lo hizo, fue Hell’s Gate.
—Ya cállense. Todavía no ha terminado de hablar con nosotros—dijo, refiriéndose al Dios del Tiempo—. Presten atención.
—Qué aburrido eres.
Heaven protestó.
Pero el Dios del Tiempo les dio unas indicaciones. Les habló del conocimiento que el Dios Humano les heredó, de su misión y de una “irregularidad” que amenazaría a este mundo.
—Así que debemos cultivar el “poder mágico” en las personas para que cuiden de este planeta. Entiendo.
Natuur dio su impresión.
—Hum. No quiero decir “poder mágico” todo el tiempo. ¡Llamémosle “maná”!
—Son solo dos palabras—comentó Hell.
—¿Y? Mi opción es más concisa.
—Por favor, no peleen…
Natuur parecía bastante tímido ante ellos.
El Dios del Tiempo continuó su explicación.
—Vendrán más como ustedes, cada uno representando al Dios Humano, y también un aspecto de la nombrada magia. De mí nacerán Dioses del Tiempo exclusivos de este mundo, uno de ellos será una irregularidad que deberán eliminar. Yo influí en la creación de ustedes para que pudieran conseguirlo.
Entonces explicó que Hell’s Gate sería la magia encargada de crear a quien pudiera eliminar esa irregularidad. Para eso, su poder destructivo no tendría comparación. Sería la “oscuridad” del mundo.
Heaven’s Key sería su opuesto. La luz del mundo. Todos los artes mágicos habidos y por haber serían dominados por ella, en quien recae la responsabilidad de mantener a raya a Hell’s Gate.
Natuur, representando aspectos elementales, debería ser el equilibrio entre Heaven y Hell: moldeando la tierra y a las bestias para que se adapten constantemente a los cambios que los dos anteriores provocarán.
La última indicación que les dio fue no intervenir directamente, que los humanos se encarguen de proteger su mundo, y que ellos solo serían una pequeña guía para estos.
Cuando preguntaron la razón, el Dios del Tiempo respondió que hace un tiempo hubo un pacto de no intervenir en ese mundo.
Para grandes decisiones, deberían acudir al Dios del Tiempo y su consejo.
De ese modo, cada uno comenzó a trabajar. Crearon sus propias dimensiones que habitar mientras observaban la vida.
***
El Dios de la Vida y la Muerte se reunió con Heaven’s Key y Natuur.
En un espacio de blanco infinito, nuevamente.
Cuestionaron la ausencia de Hell’s Gate, pero pronto lo entenderían.
—Creo que ustedes deben idear una contingencia propia. No es bueno dejar todo en manos de uno.
Fueron las palabras del dios.
—¿Qué propone? —preguntó Natuur.
—¿Poseen conocimientos de las criaturas llamadas dinosaurios? Bueno, úsenlos de referencia.
La advertencia del dios fue que hubo un tiempo en el que los humanos abusaron de su autoridad y condenaron al mundo. A sí mismo, dejarle el peso de eliminar la irregularidad a Hell’s Gate podría condenarlos a ellos.
Su indicación fue que juntos crearan una forma de vida que mantuviera el equilibrio terrenal.
Fue así que Natuur y Heaven’s Key crearon a los dragones. La raza más poderosa del nuevo mundo. Y de entre ellos, nombraron a uno como el Dios de los Dragones. Este Dios Dragón intervendría siempre que una fuerza decidiera someter a otra amenazando con perturbar el equilibrio.
Y además de eso, Natuur decidió enseñar personalmente un arte mágico para que una persona lo representase entre los humanos. El arte mágico que dominaría todos los elementos se llamaría igual que él: Natuur.
Cuando Hell’s Gate descubrió esto no demostró tener problema alguno.
Comments (3)
See all