—Oh, vaya.
Sen se distanció un poco de Peck para pensar.
Peck fue incapaz de comunicarse, pero Sen pudo ver sus recuerdos gracias a la magia. Lo siguiente que ella debía hacer era decidir cómo tratarlo adecuadamente. No podía decirle que indagó en su mente porque eso podría alterarlo.
Por un momento, Sen le dio la espalda a Peck para pensar. Tocó su propio labio con la punta del dedo para meditar.
La habilidad pasiva de mi magia no está surtiendo efecto en él, está muy ansioso para conversar y tiene miedo de ir a Batoru. ¿Cómo debería lidiar con esto? Lo más importante es que entienda que quiero apoyarlo.
Su silencio preocupó a Peck. Él pensó que por no haber podido responderle ella se enfadó.
Si lo llevo a ‘ese’ lugar podría funcionar.
—Oye, Sen, ¿estás enojada?
Cuando escuchó eso giró inmediatamente para ver a Peck.
—No has dicho nada por un rato...
—Oh. No estoy enojada. —Relajó su expresión para contestarle—. Solo estaba pensando.
—¿Pensando en qué?
Peck seguía ansioso.
Sen necesitaba una excusa. Cuando miró de cerca el rostro de Peck tuvo una idea.
—Estaba pensando en que tu cara tiene muchas pecas y en que tu nombre es Peck. Suenan similares, ¿no lo crees?
—¿Qué? No… no lo creo. ¿Estás burlándote de mí?
—Claro que no. Tu cara es adorable.
Ella dijo eso con una sonrisa brillante, pero Peck no sabía reaccionar a ese cumplido. Ni siquiera pensó en decir gracias porque estaba muy confundido.
—Oye, Peck, ¿te gustan las cosas que brillan? Conozco un lugar que te podría agradar.
—Supongo que sí me gustan, pero ya te dije que no puedo salir de aquí.
—Tranquilo, yo te traeré de regreso.
—No lo sé…
Una vez más, Sen se vio inmersa en sus pensamientos.
No puedo obligarlo, eso solo le hará peor. ¿Qué debería hacer entonces? Está muy apegado a este lugar. Quizá si…
Sen tuvo una idea brillante. Tan brillante que podría aparecer un foco encendido sobre su cabeza de lo grandiosa que fue su idea.
—¡Bien! No vayas. ¡Yo me quedaré contigo y acamparemos juntos!
—¿Eh…? ¿Por qué? No tengo mucho para ofrecer. ¿Por qué no vas a tu casa?
—No me rechaces tan fríamente.
—Pero es que… no sé.
Sigue resistiéndose. Tal vez tenga que observarlo de lejos y visitarlo ocasionalmente…
—Estás siendo rara.
—¿A quién le estás diciendo rara?
Debido a sus buenas intenciones, fue inevitable que Sen sintiera una pizca de indignación con ese comentario. Su rostro enfureció inofensivamente, pero eso bastó para asustar a Peck.
—Ah, es que- es que yo…
Comenzó a caminar hacia atrás, olvidando por completo…
—¡Peck, espera!
Que el río estaba detrás suyo.
Ha vuelto a caer en el agua a pesar de que Sen intentó salvarlo.
La historia de Peck ha llegado a su fin…
…O eso es lo que él mismo pensó, pero no tardó en asomar su cabeza fuera del río. Lucía inquieto, enfadado y preocupado. Cada vez que tenía contacto con el agua sentía que su cuerpo se derretía.
Para su buena suerte, no todo era tan malo.
Frente a él alguien había extendido su mano, ese alguien era Sen.
—Ten cuidado. Si tanto odias el agua intenta no caer en ella.
Fueron esas palabras las que cambiaron algo en Peck.
En otras circunstancias, esas palabras pudieron ser para regañarlo. No, en realidad, pudo haber sido algo más severo. Sin embargo, esta vez, la voz que enunció era pacífica, cálida y llena compasión.
Cuando Peck levantó la mirada vio el rostro de Sen. Los ojos de Sen no estaban burlándose de él, la sonrisa en sus labios no era una maliciosa.
La expresión delante suyo no era de desprecio.
—Y también deberías salir pronto de ahí si no te gusta estar empapado.
Peck quedó paralizado.
Él estaba seguro de que en una situación así algo malo ocurriría. Cuando él fallaba y cometía errores, siempre sucedía algo malo después. Los recuerdos horribles por un momento vinieron a su cabeza, pero la realidad venció a esas memorias.
No había nadie allí que pudiera aprovecharse de su vergüenza.
Lo siguiente que pasó pudo ser una serie de coincidencias.
Desde el punto de vista de Peck, todo el ambiente a su alrededor cambió para favorecer a Sen. La brisa del viento agitando gentilmente su blanco cabello, la posición del sol en el cielo hacía parecer que la luz realmente provenía de Sen.
La presencia de Sen se volvió resplandeciente.
Y en esa posición el intenso rojo de sus ojos destellaba.
Sin que Peck se diera cuenta, él movió su mano para tomar la de Sen y ella lo ayudó a salir del río.
Él pensó:
Ella… no se burló.
Cuando finalmente estuvo de pie, Sen le habló.
—¿Estás bien?
Pero Peck tenía otra respuesta.
—¿A dónde me querías llevar?
—¿Hum?
—Quiero… Ir.
Primero, Sen quedó desconcertada. Después, sonrió con alivio ante ese inesperado cambio.
—Sujétate bien.
Ese día Peck conoció la piedad.
***
Después de esa advertencia, los alrededores se distorsionaron por completo. Peck atravesó una turbulenta experiencia y en cuestión de un parpadeo aparecieron en un lugar muy oscuro. Peck no podía ver nada, pero el problema no era ese.
El problema fue que quedó extremadamente mareado. Soltó la mano de Sen para alejarse y caer de rodillas. Apoyó las manos en el suelo mientras intentaba recuperar el aliento.
Peck jadeó por unos momentos.
¡Ah! ¡Es cierto! ¡No está acostumbrado a ese tipo de viajes!
Sen se lamentó entre sus pensamientos. Debido a la vergüenza no dijo nada al respecto, simplemente se acercó a Peck y se inclinó para acariciar su cabeza mientras este se reponía.
—¿Qué… qué pasó…? Todo... da vueltas…
—Perdón, perdón, es que estoy acostumbrada a esto, jaja…
La risa nerviosa de Sen hizo eco en ese espacio.
—¿Dónde estamos?
—En una cueva bajo tierra, no te preocupes.
—¡¿Bajo tierra?!
—Dije que no te preocupes…
No, es mi culpa, fue muy repentino. Pensó Sen.
—Sé fuerte, Peck. Estarás bien en un segundo. Lo que pasó es que usé un hechizo de teletransportación. ¿Lo conoces? Se llama ‘CheckPoint’. Puedo desplazarme en menos de un segundo de un lugar a otro si antes dejé un rastro de maná, es muy útil para viajes largos.
—Esas son muchas palabras…
—Ah, disculpa. —Pensó cómo explicarlo—. Fuimos de un punto a otro muy rápido y eso te agitó, pero tranquilo, solo necesitas respirar.
Procuró acariciarlo mientras él recuperaba la compostura.
—¿Yo puedo hacer eso también?
—Si te enseño, sí.
***
Después de unos minutos de plática casual, Peck se levantó y Sen tomó distancias para preparar su siguiente demostración. Alzó uno de sus dedos, sobre la punta apareció una diminuta luz celeste.
—Sigue la luz, Peck.
A donde sea que Sen moviera su dedo, Peck miraba la luz. Ella lanzó esa luz, que se desplazó como un rayo, hacia un extremo aleatorio.
El rayo de luz destelló y chispas brotaron hacia todos lados. Un cristal se iluminó con el mismo color celeste de antes.
El color y la luz se propagó por todos lados. Decenas y decenas de esos cristales aparecieron brillando intensamente. Si uno lo veía detenidamente casi no había diferencia con el cielo, era como si tuvieran un firmamento despejado para observar a pesar de estar bajo tierra.
Pero nada irradiaba más que los ojos de Peck repletos de admiración y fascinación.
Había un perfecto azul sobre él.
Miró hacia los costados, descubrió que estaban sobre una plataforma redonda y lisa en perfectas condiciones. Lo único desafortunado es que había agua circunvalando. Había piedras flotando sobre el agua que cada cierto tiempo se alineaban perfectamente para crear un camino hacia la supuesta salida: más allá de ese camino había escaleras que iban hacia arriba.
—Es un largo trecho hasta aquí, ‘checkpoint’ fue realmente útil, ¿no lo crees?
Peck quedó enmudecido un minuto.
—¿Qué es este lugar?
Los dos finalmente se miraron, Sen no estaba muy lejos. Solamente cinco pasos distanciada.
—Es difícil de explicar. Es una cueva con minerales que resuenan con la magia que imbuyas en ellos para luego amplificarla. Te confesaré algo, y a la vez te daré una enseñanza. Existen muchos tipos de magia, normalmente las personas pueden usar todas excepto por dos. La magia que una persona use con mayor frecuencia se denomina ‘don’. Mi ‘don’ es una de las excepciones que mencioné.
Sen se detuvo un momento para verificar que Peck entendiera. Si Sen hablaba demasiado, los ojos de Peck parecerían remolinos de lo confundido que estaría. Afortunadamente, Peck estaba bien.
—Mi magia principal tiene un efecto pasivo, mi sola presencia debería brindar paz a las personas. A veces suprimo ese efecto, pero no lo hice contigo. Aun así, puedo sentir que no tuvo efecto. Te traje aquí para que te relajaras, parecías muy tenso.
—¿Tenso? Bueno… estaba nervioso, pero…
—Peck, quiero que hablemos de un tema especial.
—¿Qué es?
—Hablemos del verdadero origen de la fuerza.
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¡El próximo capítulo se estrena el Lunes!
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