Cada vez que Peck iba a dormir pasaba lo mismo y siempre que despertaba lo olvidaba. Ya sea de noche o de día, el ciclo se repetía vez tras vez.
Peck cerraba sus ojos para descansar y caer en una experiencia que puede ser llamada ‘pesadilla’.
Lo que Peck mira al dormir podría ser un recuerdo perdido o una realidad inventada, pero cual sea el caso lo único cierto es que lo está atormentando.
***
En la presente pesadilla, Peck observa una ciudad que desde lejos parece ser hecha de oro. Tiene nueve torres alzándose tan altas como montañas. Sobre la ciudad de oro se alzó una sombra de aspecto esquelético, con un cráneo de cabra y cuernos gruesos.
La sombra apoyó las manos en dos de las torres y asomó su cabeza acercándose a Peck.
Peck vestía las mismas ropas con las que se fue a dormir y el mismo corte de cabello que Sen le hizo.
Por alguna razón él no podía moverse. Cuando miraba a los costados veía largos paisajes de tierra muerta. Estaba atrapado en un círculo de densa neblina.
El gran esqueleto y cráneo de cabra que acechaba a Peck extendió una mano hacia él. Antes de ser atrapado Peck cerró los ojos y al abrirlos todo cambió.
Ahora estaba de regreso en el orfanato, en el salón más grande de todos; y estaba en malas condiciones, con la madera pudriéndose, los muebles destrozados y las ventanas rotas. Un aroma pútrido hostigó la nariz de Peck. Usó su mano para cubrirse la nariz intentando evadir el olor.
Caminó por los familiares y desagradables pasillos del orfanato en busca de la salida, pero cuando estaba por cruzar al exterior la puerta se desvaneció y apareció una escalera que lo llevaba al segundo piso.
Los alrededores ennegrecieron, solamente el trayecto de la escalera estaba iluminado. Sin otra opción, comenzó a escalar. Ascendió por los escalones, arriba lo esperaba la puerta hacia una habitación que sí reconoció: una habitación que lo llevaba a su antiguo cuarto, el cual era pequeño y apretado.
Su mano temblorosa se acercó al pomo, repleto de dudas mientras su sudor frío caía hasta el piso.
Peck abrió la puerta.
Repentinamente, la sombra de Peck se extendió y lo más peculiar fue que parecía que le crecieron tentáculos de la espalda. Cuando él miró hacia atrás no había nada, pero uno de esos tentáculos, aun siendo una sombra, se manifestó para envolver su cuello.
Y así, todo cambió otra vez.
Peck apareció en un paisaje de repleto de césped y grandes colinas. Estaba en el centro de todo, donde la tierra estaba hundida.
En la colina aparecieron personas con armaduras señalando a Peck. No hacían nada más que señalarlo.
Dos cuerpos de luz aparecieron frente a él aparentemente para protegerlo.
Aquellos que tenían armadura fueron repelidos por los cuerpos de luz. Después de eso, la misma sombra que apareció al principio, con el cráneo de cabra, apareció para atrapar a los seres que defendieron a Peck y destruirlos al aplastarlos con sus manos.
Un destello cegó a Peck y al momento siguiente había una jaula delante suyo. En la jaula una figura lumínica de color púrpura estaba encerrada: parecía estar hecha de fuego. Tenía la figura de un humano, se levantó para acercar una mano a Peck.
En ese instante el sueño terminó.
En la realidad, uno de los dedos de Sen tocaba la frente de Peck. Ella usó su magia para darle sosiego y pudiera dormir.
El sol estaba por salir.
Sen tenía su pijama dañado y tenía algunos cortes por su cuerpo. No tardó en sanarse a sí misma cuando terminó de tranquilizar al dormido Peck.
Ella observó a los costados, toda la habitación era un desastre. Cuando Peck despertara todo estaría como nuevo y él no recordaría nada de la pesadilla que tuvo.
***
Llegó la mañana.
Peck y Sen fueron al jardín.
El jardín pertenecía en su totalidad a Sen. No muchas personas visitaban la mansión, por no decir que nadie lo hacía, pero aun si lo hicieran tendrían que obtener la autorización de Sen para entrar en el jardín.
Flores de diferente color y forma se propagaban por doquier. Rosas, blancas, amarillas, azules, lilas, celestes… todas agrupadas según su color y tamaño. Existía un delgado canal de agua que pasaba por todo el jardín.
Sen utilizaba su magia para que cualquier tipo de flor pudiera crecer en ese lugar. Al fondo había árboles agrupados según la fruta que de ellos creciera, pero el mayor atractivo era el famoso árbol de Batoru que se extendía hasta los cielos.
En ese lugar, Sen y Peck tendrían su primera práctica de magia. Peck usaba la misma ropa que escogió ayer, en cambio, Sen utilizaba un corto vestido blanco con flores bordadas.
—¿Está bien que lo hagamos aquí? ¿No vamos a romper nada? —preguntó Peck.
Sen caminó adelantándose a Peck.
—Nunca dejaría que le pase algo a este lugar.
Sen levantó el brazo y chasqueó los dedos, chispas celestes destellaron y una onda expansiva surgió. Fue inofensiva, pero por instinto Peck se protegió con los brazos.
Un domo fue edificado, abarcaba todo el jardín y al menos la mitad del gran árbol que había allí. Las paredes del domo eran translúcidas, con la típica luz celeste que generaba la magia de Sen.
—Este hechizo recibió el nombre de Sub-Mundo. Requiere enormes cantidades de maná.
Durante su explicación, Peck dio vueltas en círculos investigando el domo con la mirada.
—Lo grandioso de este hechizo es que yo puedo hacer lo que sea.
—¿Lo que sea?
—Lo que sea.
Una mano se apoyó en el hombro de Peck. Cuando volteó, Sen estaba a sus espaldas. Debido a la sorpresa se alejó de un salto y cayó al suelo.
Había dos Sen.
—¿Eso también es por el domo?
Sen dejó ir una pequeña risa antes de contestarle.
—No, puedo hacerlo independiente del domo. Solo que aquí dentro puedo hacerlo donde sea. ¿Sabes? Me gusta enviar una copia mía a trabajar cuando yo no quiero, lo que es todo el tiempo. —Una sonrisa de satisfacción apareció en su rostro cuando dijo eso—. Bueno, ponte de pie. Te daré tu primera lección.
—Eso no me da mucha confianza…
Peck se levantó, aun así.
—Tranquilo, no haré nada muy duro. Primero tienes que saber que la magia es todopoderosa. La magia puede hacerlo todo, el dividirla en tipos es algo que las personas hicieron para estudiarla mejor. No está atada a las leyes de los humanos.
—¿No hay límites?
—El único límite es el cuerpo. Mucho uso del maná puede terminar en un abuso del cuerpo, terminarías colapsando. ¿Sabes? Por más fuerte que sea nuestra magia el cuerpo siempre tiene sus límites. Existe un entrenamiento que consiste en fluir conscientemente tu maná por encima de tu cuerpo para acostumbrarlo a la experiencia.
—¿Eso es lo que haremos hoy?
La copia de Sen se movió frente a Peck para encararlo.
—Hoy vas a entrenar conmigo, vamos a pelear amistosamente.
—¡¿A pelear?! ¡Pero no podría ganarte!
—No se trata de ganar, solamente es para aprender sobre tu modo de pelear.
—Pero… tengo otro problema…
—¿Cuál es?
—¿Cómo te llamo? Si Sen es Sen, y tú eres su copia… pero podrían confundirse si yo digo un nombre…
—Eso no es tan importante—respondió la copia—. Creo…
—¿Puedo decirte ‘Zen’?
—Eh…
—¡Lo permitiré! —dijo Sen a la distancia.
Entonces, ‘Zen’ tomó su distancia y se resignó a eso. Aunque era una copia de Sen, su actitud era ligeramente distinta.
—De cualquier manera, hoy tu desafío será intentar tocarme una sola vez. ¿Entendido?
‘Zen’ extendió el brazo hacia Peck y lo señaló con el dedo. Peck tocó ese dedo.
—¿Ya gané? —preguntó él.
—¡No! No recurras a tecnicismos cuando ni siquiera hemos comenzado.
Zen parecía molesta.
—¿Puedo decir que gané si no sé qué significa ‘tecnicismo’?
En lo que Zen y Peck tenían diversión, Sen observaba seriamente el progreso de todo. A una distancia apropiada, ella posaba con los brazos cruzados y pensó:
¿Cómo pelea esta versión de ti, Peck?
—Oye, Peck—Sen lo llamó.
—¿Qué pasa?
—Cuando hagas magia no olvides visualizar al completo lo que quieres hacer. Desde que el maná circula por tu cuerpo hasta materializarse, piensa en todo momento sobre eso. Cuando lo domines, lo harás instintivamente.
—¿Sentir el maná?
—Percibir el maná es como sentir un hormigueo en tu nuca, cuando fluye por ti esa sensación se transmite por tu cuerpo.
—¡Oh! ¡Entiendo, gracias!
—Y una cosa más.
—¿Qué es?
—Peck, no quiero que olvides esto: hay quienes necesitan de ciertas palabras clave para hacer magia, a eso le llaman encantamientos. Cuando dominas lo suficiente la magia puedes hacerlo sin usar palabras, solo tus pensamientos. Tú ya puedes hacerlo sin hablar, eso es impresionante. Cuando vayas a comenzar tu duelo con… ‘Zen’ quiero que tengas en mente lo que acabo de decir.
—¿Eh? Bueno… ¡está bien!
Con eso Sen intentó que Peck reconociera un poco más su propio esfuerzo.
***
Por los siguientes dos meses Sen educó a Peck. Le enseñaba a leer, a escribir y también sobre magia. Ayudó a Peck a meditar y ser consciente de su maná para poder controlarlo. Los ataques de Peck se volvieron más fuertes, pero el Sub-Mundo de Sen contenía los daños y el jardín permanecía intacto.
Cada noche ocurría el mismo fenómeno: Peck teniendo una pesadilla, Sen asistiéndolo para calmarse, y ella teniendo que sanar las heridas que ella sufría en el proceso. A la par de eso, Sen estudiaba la condición de Peck, sabía que algo andaba mal y quería darle una solución.
Debido a eso, Sen solo dormía una hora al día.
Eventualmente, Sen colapsó.
Visitar la cueva no ayudó a su malestar físico, necesitaba dormir.
Asignaron un día de descanso en el que dormiría durante el día para reponer fuerzas. Ella dijo a Peck que mientras tanto podía leer ya que él mejoró mucho sus habilidades de lectura.
El cuarto de Sen tenía una puerta escondida la cual conectaba a una biblioteca personal llena de estantes con libros, era bastante amplia. Sen dejó tres libros sobre una pequeña mesa para que Peck leyera.
No obstante, Peck se sintió atraído por un libro en particular en uno de los estantes. De hecho, es correcto decir que se sintió llamado por el libro. Un libro que Sen dijo que no podía leer, la misma Sen que ya no lo estaba vigilando.
No, no debo hacerlo. Se lo prometí.
Peck dio la espalda al libro y se alejó. Repentinamente sintió que algo había en sus manos: era el libro. Pero él se había marchado sin tomarlo, eso era un hecho. ¿Qué hacía entonces sosteniéndolo?
El título de dicho libro era:
HELL’S GATE.
---
¡El siguiente capítulo llega el Lunes!
Comments (3)
See all