Se escuchaban los murmullos por los pasillos de los alumnos y los casilleros cerrándose de golpe si ponías atención, pero claro a quienes hay que prestarles atención en este momento es aquel par de chicos cerca de los pasillos quienes estaban teniendo una conversación.
—Como te decía, hay un nuevo empleado en la cafetería en la que estoy trabajando. Quería que lo conocieras –Le sonríe por un momento mientras agarra sus cosas para la siguiente clase.
—¿Por qué me importaría quien trabaja o no en tu lugar de trabajo? Ni siquiera he ido ni una sola vez allí desde hace unas semanas –Dice desinteresado y luego suspira con cansancio.
— ¿No has dormido bien últimamente? –Lo mira preocupado.
—Algo asi, a veces me despierto en medio de la noche y se me dificulta volver a conciliar el sueño después –Bosteza de nuevo para luego mirarlo pensativo– ¿Sabes que pienso?
—Vamos amigo, sabes muy bien que nunca se lo que tienes en la cabeza – Ríe un poco bajo para no llamar la atención a su alrededor.
Lo mira entrecerrando los ojos.
—Voy a ir a tu trabajo hoy, tengo muchas ganas de tomar café hoy o cualquier cosa, da igual la verdad mientras sea rico.
—Oh, bien. De paso te presentare al nuevo empleado – Sonríe.
Suena la campana.
—Bien – Agarra sus libros y cierra su casillero – Vamos, seguro el afeminado llego antes.
Agustín lo mira de forma negativa.
—Ya te dije que no le digas asi, podrías ser más amable, ¿Sabes? Algún día podrías herir a alguien y luego arrepentirte y precisamente podría ser el día en el que se te escape decirle asi a Julián.
—Como sea, ni siquiera somos amigos…– Recuerda cuando estuvieron juntos– ‘Si, no lo somos’– Piensa– Solo lo soporto porque es tu amigo – Sacude su cabeza intentando borrar esos recuerdos.
Agustín lo mira de forma rara.
—‘¿Por qué se mueve asi? No importa, cuando vea al nuevo empleado se va a sorprender’– Camina junto a Raphael para entrar al salón.
Mas tarde ese día.
Raphael entra al local y busca asiento.
—Hola, ¿En qué le podría ayudar? –Se acerca para tomar su orden.
—Hola, quiero…– Se queda viéndolo unos segundos.
—Oh, hola Raphael –Sus mejillas empiezan a calentarse –¿Q-que quieres ordenar? –Habla de forma tímida Julián.
—‘¿Qué me sucede?’ – Frunce el ceño un segundo y luego se recompone– Ah, sí. Un café simple y media lunas, por favor.
—Claro, ya te lo entrego…– Se da la vuelta chocando distraídamente con otro empleado, se disculpa y luego mira de vuelta a Raphael quedando congelado, pero se recompone rápidamente y se aleja para cumplir con la orden.
Raphael esperaba pacientemente mientras le mandaba mensajes a su amigo. Unos minutos después Agustín le traía su orden mientras sonreía.
—Aquí tienes –Le deja su orden en la mesa – ¿Por qué luces decepcionado? – Dice al ver la mueca de su amigo.
Raphael sacude la cabeza despejando su mente.
—Pensé que me lo traería Julián –Se sincero sin pensar en sus palabras.
—Oh, no –Oculta su risa –El decidió que era mejor atender el mostrador.
—Oh. ¿Por qué tanto misterio para decirme que el chico trabajaba aquí? No lo entiendo – Frunce el ceño.
—Ah, nada. Solo pense que seria divertido si venias y lo descubrías por ti mismo.
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