Salimos por la pared trasera del edificio utilizando el desfase de Melpómene y la acompaño a tomar un taxi. Intento no pensar mucho en lo que ha sucedido. Las cosas siguen cambiando. Caminando a mi casa, recuerdo algo – me pregunto si Kristen habrá descongelado al conserje.
…
Ha pasado semana y media, y estoy a mitad de mi turno, un miércoles. Melpómene no viene hoy, es cuando asiste casi todo el día a la escuela, y está muy cansada por la tarde como para venir. Eso me recuerda que nunca he visto lo que hace. Si estudia diseño gráfico, entonces… ¿dibuja? ¿o que se supone que se hace ahí? Debe de ser muy interesante. Me gustaba escuchar cosas interesantes en clase, aunque Rodrigo siempre tuvo razón. No todos los profesores son buenos.
Acomodo unos pequeños tambores de juguete en una canastilla. Están hechos de plástico, no producen ningún sonido, y siempre que los veo me pregunto para que los compra la gente. ¿Cómo juguetes? Por la moneda que cuestan, los clientes no pueden pedir mucho de ellos, pero… ¿un tambor de plástico? Eso es ridículo… al menos para mí. Pongo la canastilla en su lugar y volteo a los alrededores. Paso el día entero aquí, mi madre dijo que podía demandar al señor Lau por explotación, pero a decir verdad me gusta. Llego a las once y me voy poco antes de las ocho, Mel llega a la una, incluso a las dos por sus clases. La tienda solo se atiborra los fines de semana, aunque el viernes es algo difícil. Me pregunto quienes estarán aquí los sábados y domingos. He pasado y he visto a unas chicas atender. ¿Sera que el señor Lau si tiene hijas después de todo?
Caminando hacia el mostrador para buscar el cúter de la tienda, escucho las campanas de la entrada sonar. —Bienvenidos a— digo y me volteo. —…Dongxi— en la puerta esta Melpómene, cargando estuches de todos tamaños y formas alrededor de su cuerpo. Al lado de ella esta Kristen, aun con su uniforme del instituto. —¿Qué hacen aquí?— a decir verdad, me alegra un poco verla. Salgo de la tienda y tomo dos de los estuches que carga Melpómene en su brazo, son rectangulares, y grandes. Los pongo sobre el mostrador, y el señor Lau sale para ver porque no he terminado de desempacar el resto de los juguetes. —Señor Lau ¿me presta a Sam por un segundo? ¡Es importante!— dice Melpómene, y nuestro jefe accede arrebatándome el cúter de las manos. —¿Aquí es donde trabajan?
—Es sencillo, pero muy gratificante
—Kristen.
—Claro… Sam, te necesitamos
—¿Eh?
Hemos aparecido en otra visión, me cuenta Kristen. En ella el niño ahora nos observa en la televisión, antes de voltear de nuevo hacia Kristen. —Pero ahora… creo que se quién es— Parece que después de vernos dos semanas atrás, una amiga de Kristen le mostro un video donde salía un chico que Kristen reconoció como el de la visión. Dice que además le dio un episodio de ansiedad, es decir, que al ver el rostro cayó al suelo llorando, atemorizada. Aparentemente eso confirma que se trata del mismo chico, al menos para ella.
—Hay un vlogger, se llama “KenChan”— Kristen pasa su celular frente a nosotros. tiene puesto un video donde un chico baila en la calle. Parece que estuviese soltando patadas al aire. Melpómene y yo intercambiamos una mirada curiosa. —Bueno, así es como se hace llamar…— responde Kristen, avergonzada —Su nombre es real Ken Reed… y estoy super segura de fue a quien vi en mi visión…— Observo el video de nuevo, es algo embarazoso. No entiendo que se supone que debe significar.
—¿yY…? ¿piensas que es como ustedes?— le pregunto, pero Kristen solo baja la mirada. —Pienso que más bien es como… el hombre con el que se toparon un tiempo atrás. —¿Qué te hace pensar eso?
—Cuando lo reconocí, tuve la teoría de que quizá significa lo que tu dijiste… entonces escuché de esto— Kristen quita el video y pasa el dedo por la pantalla de su celular un par de veces. Mostrándonos de nuevo el celular, ahora muestra una publicación de un sitio de noticias. —Encuentran… cadáver… de estudiante que desapareció…— leo en voz alta el artículo. —La chica presentaba varias heridas hechas con un objeto punzocortante… treinta puñaladas… no hay sospechosos…
Antes de que pueda decir cualquier cosa, Kristen nos silencia. Moviendo su celular ahora nos muestra un par de imágenes. Primero, un bosque. —Es un lugar que Ken frecuenta en sus videos, lo he visto— después de eso, regresa a la noticia y presiona sobre la imagen del lugar donde encontraron a la chica. —¡Miren! ¡Es el mismo lugar!— Kristen levanta sus dedos y los separa, regresándonos nuestras voces.
Nos quedamos pensando por un momento. Es cierto que es una coincidencia, y que la chica ya había visto a otro asesino en sus visiones. Pero nosotros no podemos ver esas visiones, no sabemos si es verdad. Y parece que Melpómene piensa lo mismo que yo. Kristen nos explica que ha visto cosas extrañas con anterioridad, y que le han contado muchos datos curiosos del tal Ken Reed, que resulta vivir en Azul. Dice que es bipolar, con repentinos y documentados arranques de ira, que siempre está cambiando de moda en moda solo para tener atención, que suele salir con muchas chicas y que siempre lo dejan porque es muy raro. A pesar de eso, parece que nada lo detiene, pues lleva siendo una sensación en la internet desde un tiempo para acá. Como sea, yo no sé mucho de eso. En mi casa no tenemos para pagar el internet.
Pasamos un rato discutiéndolo, y Kristen se va a su casa. Decidimos que lo investigaremos. Pero que no estamos asegurándole que le creamos completamente. Esta vez, decido acompañar a Melpómene hasta la parada de autobús.
—¿Crees que sea cierto?— pregunto.
—Creo en la chica, en sus miedos… pero… es extraño
—¿Qué cosa?
—Estas visiones… nosotros… ¿acaso está en nuestro destino meternos en problemas?
—Bueno, por lo que dijo el otro día, deduje que eres la primera que conoce que es como ella… con habilidades…
—Pero me intento deshacer de ellas
—Pero las tienes – digo, quizá seamos su único… recurso, y las visiones lo saben…
Apenas llegamos, el autobús publico va cruzando la calle. Melpómene no tiene más reparo que correr y subirse a él antes de que se vaya.
Camino de vuelta a casa, abro la puerta e inmediatamente tomo una ducha después de ver la ropa limpia sobre el sillón de la sala. Al salir, Blue y mama se han apoderado del sillón y la televisión, y ven una telenovela. Me quedo pensando por un instante. —¿Qué traes?— pregunta Blue, y le da una mordida a un pedazo de pan. Extiendo la mano para que me dé un poco, pero solo pica una esquina y me da la porción más pequeña posible. —Oye hermanita— digo mientras me como el pan —¿Conoces a un tal Ken Reed?
—¿Ken Reed? ¿el de YouTube? Querrás decir “Ken Chan”, ¿no?
—Si, ese mero
—¿Qué tiene? Pensé que no te gustaba eso
—Eh… estoy… poniéndome a la moda— digo mientras extiendo mis manos para hacer énfasis —¿Es ese tipo gracioso?
—¿Qué si lo es? Están super cagados sus videos
—Mmm… ¿y tú crees que se ve como alguien… raro?
—Eh… si, bueno no, ¿raro en qué sentido? ¿Por qué tanto interés?
—…Nomas, pura curiosidad.
Me retiro a mi cuarto. Al lado de mi cama esta un viejo buro de madera. Abro el cajón en él y saco un pequeño celular de teclas. Es lo que siempre he tenido, mama siempre dijo que si quería uno “inteligente” tendría que comprarlo con mi dinero. Pero desde que me regresaron el dinero que había ganado en Dongxi, solo he sacado un cuanto para prestarle a mama. Prendiéndolo, decido sacar otra cosa del cajón del buro: un papel con el número de Melpómene anotado. Me lo dio el día que cenamos sushi, pero no había usado el celular. En realidad, llevo muchísimo tiempo sin usarlo, incluso desde antes de lo de Rodrigo.
En el celular, solo hay siete contactos: Ashley, Blas, Casa, Mama, Manuel, Rodrigo, y Travis. Mis amigos de la secundaria, y mi familia. Ahora recuerdo porque nunca usaba esta cosa, no tenía necesidad. Después de todo… Pero quizá ahora sea útil. Decido modificar algunas cosas. El número de mi casa ha cambiado en estos años, pero dudo que lo necesite, mama y Blue siempre cargan con sus celulares. También, dudo mucho que Manuel o Travis me quieran hablar. Todo termino ese día lluvioso. Borro sus contactos.
Al final, solo quedan Ashley, Blue, Mama, Melpómene, y Rodrigo. Mi familia, mi amiga, y… dos viejos amigos. Pongo el celular a un lado y me dejo caer sobre la cama. Que extrañas son las cosas. un día todo es… normal, común, corriente… No sé de qué otra manera decirle. Debería volver a leer, con todo este tiempo que tengo libre. Como sea, estaba diciendo… Un día todo es normal, y de pronto… las cosas desaparecen. Es real eso que dicen… nunca sabes cuándo será la última vez. Aunque Rodrigo quizá se encontró de nuevo con ella, a donde sea que va la gente cuando parte de este mundo. Las palabras de Kristen giran en mi cabeza. Si ese chico Ken es un… entonces eso significa que sigue allá afuera, haciendo sufrir a la gente.
Perdí la oportunidad de salvar a Ashley, luego a Rodrigo. Pero cuando me enfrentaron con ello, salve a Melpómene. Me estaré emocionando un poco… pero se siente como si estuviese frente a otra oportunidad. ¿necesita alguien ayuda? ¿Sera eso? Pero… ¿Cómo? No lo sé, debo investigar esto a fondo. Ahora ya me piqué, necesito saber que significa todo esto…
Me levanto de la cama y camino hacia la sala. El resto de la noche veo los videos de Ken con el celular de Blue. Así como investigo un poco más sobre lo que ha sucedido con la chica que desapareció y las pistas que nos dio Kristen. No estoy seguro, pero he decido tomar en cuenta la visión. La noche se alarga, pero no me importa. Ha pasado un largo tiempo desde que sentí que estaba siendo útil para algo real. Desde que conocí a Melpómene, todo ha comenzado a cambiar. Este sujeto, Ken, está en las visiones. Algo tiene que significar, y descubriremos que es…
Al llegar la mañana, Blue entra a mi cuarto —¡Te acabaste mi saldo, culero!— espeta. Esta enfurecida. Antes de que pueda noquearme con la cuchara de madera que tiene en la mano, le lanzo un billete desde mi cartera. —¡Toma!— y se tranquiliza como bebe con su biberón. —¡Oye! ¡Dime donde esta este lugar!— le grito antes de que se vaya, mostrándole una dirección que apunte en una hoja.
Unas horas después, Mel llega a la tienda y se pone su delantal, espero hasta que se acerque a las cajas para comentarle mi descubrimiento. —Ese tipo, Ken, firmara autógrafos el próximo sábado— mi aparición la toma por sorpresa. —¡Sam!— grita —¡Me espantaste!— la caja a un lado de ella comienza a flotar.
—¡Lo siento! ¡Lo siento! …
La caja baja lentamente a donde estaba
—Escucha, sé que lo que dijo Kristen es muy descabellado… pero… estuve investigando. Creo que deberíamos darle una oportunidad…
—¿Una oportunidad a qué?
—A su teoría, no es tan loca después de todo
Mel simplemente suspira
—¿Y que si está equivocada?
Comments (0)
See all