El sol se esconde lentamente y se lleva su luz con él, bañando los árboles y la chatarra del deshuesador con un tinte naranja. Observando al chico en el suelo, no puedo evitar sentir un poco de lastima. Es tan joven, y, aun así, su mirada mientras intentaba clavar uno de sus cuchillos en el hombro de Melpómene…
—¿Qué fue eso que se decían?— pregunto a Melpómene, ella no aparta la mirada de Ken.
—Ah… era japones… Mi papa me enseño un poco.
—…Oh, ¿y que le dijiste?
—Que era el fénix.
—Pero… el fénix soy yo
—No – tú eras… cierto…
Me agacho para observar al chico. —Debemos llamar a la policía o algo— digo, y comienzo a desatar la chaqueta de Mel de mi pierna para entregársela. La piel se ha rasgado. —Lo siento, la estire un poco.
Extiendo la mano para que Mel tome su chaqueta, pero ella solo la mira confundida. —¿Por qué la tomaste?— pregunta. La pregunta me confunde un poco, pero igual contesto. —Cuando la rescaten… no puede haber pruebas— Melpómene me mira atentamente, su expresión la pinta muy desorientada. —La chica…— comienza a decir, sus ojos se van al suelo. —Está viva— le respondo, e inmediatamente Mel me voltea a ver, sorprendida. —¿Qué? No, el… ella
—Mel— digo para llamar su atención, ella deja de hablar al instante. —La revise, estaba completamente sana… Por un segundo pensé que la sangre era tuya o de él, pero…
Melpómene da un paso hacia atrás y se deja caer sobre el pasto. Pasamos los siguientes segundos en total silencio. Escucho que respira agitadamente. Quiero calmarla, asegurarle que todo ha salido bien, pero no sé cómo. Me siento a un lado de ella, pero no volteo a verla. Primero, necesito calmarme yo. Cruzo mis piernas y decido soltar todo el aire de mis pulmones. —Estaba aterrado— digo en voz alta, me gana el alivio y comienzo a reírme.
—Pero sabía que estabas ahí afuera, no podía dejarte… y tu… fuiste toda una heroína.
Los respiros de Mel se tranquilizan. Parece que eso la ha ayudado. Sus ojos dejan de sacudir. Tomando el celular de Blue fuera de mi bolsillo, decido llamar a la policía para terminar con esto.
—Hola, ¿emergencias?... quisiera reportar un incidente… he escuchado varios gritos y sonidos altos, provenientes del bosque al este de Azul… por el deshuesadero.
…
Cuando se escuchan los primeros automóviles acercándose, Mel y yo nos escabullimos hacia donde el taxista nos dejó inicialmente. Dejamos a Ken esposado contra el esqueleto de un auto con una barra de metal que Mel doblo. La chica quedo recostada dentro del automóvil azul. Parece que Kristen tenía razón, Ken no era una buena persona.
—¿Esto nos depara?
—¿De qué hablas?
—Ha sido un horrible encuentro tras otro… especialmente para ti… esta maldición ha terminado afectándote a ti también…
Cuando la volteo a ver, Mel está al borde del llanto. Sus ojos se han inflamado, se han vuelto más grandes, y rojos. Volteo al suelo mientras caminamos. Mel suena su nariz un par de veces. De nuevo, no sé qué decir.
—Lo siento, Sam… Yo –
—No es una maldición
Mientras miro a Mel, intento sonreír.
—…Pero…
—Para esa chica no lo fue.
Finalmente, Mel se detiene y me regresa la mirada.
—No lo ha sido para ella… o para quienes hubieran sido víctimas de Hernández… Ni para Kristen, que te conoció…
Me dejo llevar un poco y pongo mis manos sobre los hombros de Mel. Incluso en la oscuridad, con una fría ventisca empujándonos, su cuerpo emana calor.
—Salvamos a alguien – Salvamos gente… Esa visión nos permitió hacerlo… y con tus poderes, Melpómene, quizá podremos salvar a más.
Mi sonrisa se ha tornado genuina. Los ojos de Melpómene se vuelven más grandes. Quitando mis brazos de ella, Mel se voltea para limpiarse las lágrimas que no salieron de sus ojos.
—No estoy completamente lista para esto, Sam…
Volteando de vuelta a verme, Mel suena su nariz de nuevo.
—Yo tampoco lo estoy.
—¿Me seguirás ayudando? ...
—…Si… ¡claro!
…
Kenneth Reed, 16 años.
También conocido como la sensación de internet “KenChan”, o como los medios le llamaron después del incidente: “El Asesino de YouTube”. Famoso por sus videoblogs, sketches, criticas de cine, y videos de baile, KenChan consiguió una enorme cantidad de seguidores en apenas meses, gracias a su carisma innato y su inclinación a seguir de cerca las tendencias actuales.
Nacido en Niigata, Japón, se mudó a Azul a los diez años, donde grabo todos sus videos. Sus amigos lo describían como alguien confiado, carismático y gracioso. Sus parejas hablaban de buena manera de él, aunque existían rumores de que había sido alguien posesivo y con tendencias violentas.
Oficialmente, Kenneth solo fue declarado culpable de intento de homicidio, aunque él ha declarado posteriormente que mató a dos personas más. Ninguna de estas declaraciones se pudo comprobar. A dos semanas de su captura, sus videos han sido eliminados de YouTube, sus cuentas suspendidas, y se le ha mandado a una correccional juvenil, miles de kilómetros lejos de Azul. La noticia de su arresto ha comenzado a desvanecer…
La vida regresa a la normalidad. Lo he dicho en varias ocasiones, pero me he dado cuenta de que es un simple engaño. Nada puede volver a la normalidad después de lo que hemos vivido. Melpómene y yo seguimos trabajando en la tienda, ella sigue estudiando, yo comienzo a pensar más allá de las cosas. ¿Qué sigue? Quizá estudiar de nuevo, entrar a algún curso, ¿conseguir otro trabajo? Eso no lo creo, estoy muy contento aquí. Además, aún tengo que ayudar a Melpómene de muchas maneras. Se lo prometí.
Eventualmente, la otra persona entra por la puerta de vez en cuando. Kristen. Ya que somos tres ahora, metidos en esto. Para bien o para mal, hay gente malvada en las calles de Azul, y hay gente indefensa que necesita ayuda. Las visiones nos lo revelan. Melpómene tiene que practicar sus poderes, aprender a dominarlos. He llegado a pensar, si desea deshacerse de su maldición ¿Qué más que volverla una bendición? No necesariamente para ella, sino para los habitantes de esta ciudad, a quienes los persiguen demonios.
Suenan las campanas de la entrada. —Sam, Mel— nos dice Kristen, y nos acercamos para escuchar la nueva visión que ha tenido.
Comments (0)
See all