Todas estas grietas. Estos trayectos en mi piel por donde fluye el carmesí. Creo que estoy en un sueño de amor. Digo, ¿Qué? No poder ser. Disculpen mi atrevimiento. Me he saltado las presentaciones. Que tonto, Jaja, les ruego me disculpen. Bien, de nuevo. Donde debe comenzar la historia siempre. Con su personaje principal.
Regresemos a la oscuridad donde comienza todo.
Me llamo Kasel, o más bien así es como todos me llaman. Fue el nombre que invente, aunque yo ya no lo pronuncio hoy en día. Fue algo que se me ocurrió en el calor del momento. Kasel, debo de haberlo escuchado en la televisión. Tal vez lo leí en una novela. En fin, ese es el nombre con el que me conocerán. Mi historia es la siguiente: Creo que estoy en un sueño de amor. Si, como la canción. Verán, yo nací sin amor. Nací en casa metálica con ruedas, muy lejos de aquí. Mi padre… no era aquel señor al que mi mama le daba todo su amor. Y desde muy pequeño me di cuenta de que mi mama le daba todo su amor porque el señor no tenía ni una sola pizca. ¿Qué es amor? ¿Por qué hablo tanto de él? Oh, es porque mi mama tenía mucho para regalar. Je.
Ella era una mujer hermosa ¡amorosa! Y me daba amor con sus labios, con sus palabras, con sus dedos, con sus senos. Con su leche. Me dio tanto amor, y yo no le pude regresar nadita. Mi mama quedo despojada de amor, lo había dado todo. Pero cuando ella era quien me ofrecía su líquido, el otro hombre intentaba quitarlo a la fuerza. Y… nunca llenaba, siempre quería más. Ya no recuerdo mucho a mi mama, solo como una silueta que me alcanza mientras corro de mis pesadillas. Ella me salva, me despierta del mundo oscuro. Pero se perfectamente, que no quedo nada reconocible de ella, cuando el hombre sin amor decidió arrancarlo directamente de su corazón. a golpes, por la lucha. Tomo todo el amor que le quedaba, las pequeñas gotas. Y las exprimió sobre su lenga. ¿y entonces? Tomo su cuerpecito, agrietado, marchitado, exprimido, y lo enterró en la tierra… quizá creyó que ella crecería en un hermoso árbol que le daría amor por siempre. Porque lo necesitaba, oh, de eso estoy seguro. Si que lo necesitaba…
Imagino que, por lo mismo, no fui útil para él. El amor que producía yo aun no era maduro, no era delicioso como el de mama. El hombre sin amor me tomo y me dejo en la calle. Probablemente fue a buscar a otra mujer, a otra fruta que exprimir. Estoy muy seguro de que lo hizo, nunca lo volví a ver.
Eventualmente, una pareja me encontró. Si, lo recuerdo perfectamente. Tenía muchísima hambre, necesitaba mucho amor. Pero ellos no querían mascotas… me mandaron a la perrera. Y con los otros perros crecí. Dócil, mansito, haciendo trucos y moviendo la cola. Oh, no lo negare, los días en el orfanato eran pacíficos, si, no nos pedían absolutamente nada. Sin embargo, mi pancita se retorcía sin control cada noche. Quería amor, lo necesitaba. Mama, necesitaba muchísimo amor.
Quise tomarlo de las niñas, pero ellas eran egoístas con su amor. Luego intente probar el de los chicos, algunos me permitieron, sentía amor por primera vez en años. Pero la señora, que era una niña también, me prohibió seguir haciéndolo. Y me aparto de los otros niños. Lo entendí, las niñas, como mama, solo le dan su amor a una sola persona. Se guardan. ¿entonces porque se lo dio al hombre sin amor también? Es porque mami era muy… ¡bondadosa! ¡muy amorosa!
No pude con las estúpidas reglas de esa señora y el orfanato. Así que me fui, muy muy lejos. No a Azul, llegue a otro lugar primero. A uno en medio de la nada, donde la gente hablaba chistoso. Y probé mis dotes como artista. En el orfanato, mis amigos decían que pintaba bonito. Así que comencé a hacerlo, en las calles de ese lugar pequeño a mitad de la nada, en sus paredes. Algunas personas lo apreciaron, otros no tanto. Me golpearon, unos hombres grandes, sin amor como el que se llevó a mama. Sentí mucha ira.
Fue extraño, fue muy misterioso. Cuando abrí los ojos y los vi bien, repentinamente sentí muchísimas ganas de hacer lo que el hombre sin amor le había hecho a mama. Fue muy loco, se los aseguro. Quería su amor, entonces ¿Por qué quería su amor? ¡eso era! ¡era mejor que ellos! ¡ellos me golpearon, intentaron tomar a la fuerza mi amor! ¡yo me quedaría con todo! ¡todo!
Ese sería el primer día que conocí el verdadero amor. No el blanco cristalino que fluye como cascada tras tentarlo a salir al jardín. Sino el verdadero, el que está dentro de nosotros. que sabe más delicioso. El amor de color rojo brillante carmesí, que se pega a todo. El mundo es muy egoísta, concluí. Porque a donde fuera que fuera, era un crimen comer de ese néctar precioso. Lo entendí, somos egoístas. Y los humanos quieren todo ese delicioso amor para ellos. Así que ya no obedezco. Soy un héroe, comeré de ese amor como debo, me lo comeré todo.
He corrido mucho, he vivido mucho. He comido mucho. Llegue aquí. El viento me condujo. Y Azul es un paraíso. Si, es chiquito, en comparación. Si, se ve sin chiste al principio. Pero aprendí a amarlo. Porque la gente tiene mucho amor, y a diferencia de otros lugares… aquí no me hacen nada. ¡es increíble! He comido amor sin parar. Ahora no me puedo despegar de sus parques ni sus veredas. También he hecho muchos buenos amigos, algunos de ellos también comen amor, que me quieren y me respetan. Salgo con ellos, me divierto. E incluso tengo una novia. La hermosa Luzbeth. Mama estaría orgullosa.
Por las mañanas me despierto y limpio un poco el lugar. Conseguí esta casa ¡gratis! Solía venir un señor a decirme que me tenía que salir y que nada, y por poco estuve a punto de quitarle su amor. Pero mis amigos ayudaron. Se lo llevaron a platicar un día, y luego ya no volvió a molestar. Ni siquiera volvió, ¡lo convencieron muy bien! Luego de limpiar, me pongo ropa, desayuno lo que encuentre. Luzbeth duerme conmigo. ella vivía con sus papas, pero dice que constantemente se intentaban quitar el amor. Le convencí de que pasaría lo mismo que con mi mama, y ella se mudó aquí. Son muy feliz viviendo con alguien más. Vemos la televisión, a veces vamos al cine, paseamos mucho. Mis amigos llegan ocasionalmente, le piden a Luzbeth que les de su amor. Pero es del cristalino, del que ya he llenado. A mí no me interesa eso, supongo que ellos aun no maduran de esa fase. Luzbeth y ellos se van a otro cuarto. Niños, ya lo superaran algún día.
Por el momento estoy ahorrando, quiero ir a ver el árbol de mama. Estoy seguro de que creció, no quiero creer que su amor murió con ella. Trabajo arduamente, tomo unas monedas de la gente que pasa frente a la casa. Es una ciudad muy servicial, cuando no me dan monedas, las tomo a la fuerza, y un poquito de su amor. La gente no dice nada después de que les quito el amor. Es extraño, que mueran cuando se les termina la sangre. Hacia muchísimo tiempo que no veía algo así.
Solía salir a pasear solo, con un juguete de mis amigos. Un cañoncito plateado. Pero me ponía algo extraño. Olvidaba mucho de lo que hacía. Creo que es porque actuaba diferente. Solo con mis amigos puedo actuar como normalmente soy. Con el resto tengo que aparentar ser “normal”.
Y esa es la historia de Kasel. Aun me parece muy curioso que los demonios hayan desaparecido de este mundo. Me caían bien, comían amor, como yo. Muchas cosas han cambiado desde el día que nací. Luego de trabajar todo el día, regreso a casa y duermo con Luzbeth. No sé porque ensucian tanto la cama. Tanto por el amor que desean, para que lo tiren al suelo. Juro que si no superan esa fase pronto…
—¿Ka?— es como me dice Luzbeth. Cuando la volteo a ver, me enamoro más. Su cabello es brillante, es dorado y muy suavecito. Sus ojos son grandes. Siempre tiene maquillaje puesto. Sus dientes son un poquito chuecos, uno de estos días se los arreglare, y ella tiene pinturas sobre todo su cuerpo. Me prometió que iría a hacerme uno de esos “tatuajes” pero ha estado muy ocupada jugando con los chicos. Quiero un pájaro, o algo así, algo que se vea genial. Comienzo a dormir y lo veo de nuevo.
¿Mama? Siempre me sigues en los sueños, me tomas de la mano. Si tan solo pudiera probar tu amor aquí. Ya aprendí que hay un amor más delicioso, quizá con el tiempo también me hubieras dado del tuyo. La oscuridad me consume. Me da alivio. ¿Dónde estoy? ¿Por qué no hay alguien persiguiéndome esta vez? Claro, cuando no aparecen los monstruos, aparecen las estúpidas personas a molestarme.
Me he dado cuenta de que los rostros que veo son de aquellos quienes me prestaron su amor. Tal vez… ¿estamos conectados? ¿de alguna manera? Les seré sincero, he pensado por mucho tiempo en eso. En el rio de la inmortalidad. Así se me ocurrió llamarle. Y nace con una pregunta.
Señores y señoras, damas y caballeros. El amor es genial, y me ha nutrido tanto. Además, me ha conectado a todas estas personas. Así que, qué tal si… si… ¿un enorme rio de amor fluyera por las calles? Yo creo que sería increíble, que abriría las puertas de los dos mundos. Si, es muy fantasioso, estoy soñando mucho. Soy un soñador. Y la verdad, no me sorprendería si todo fuera falso. Nadie puede vivir tan feliz como yo, estoy en un sueño de amor.
Amor, amor, amor, ja
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