La mejor manera de conseguir atrapar a cualquier abusador es ir en silencio. ¿Pero que pasaba si llegaban tarde y Luly se encontraba solo y abandonado? Tenían que gritar su nombre para que Luly supiera que lo estaban buscando. El profesor Shin decidió ir en silencio. Con el corazón latiendo a mil, entró en cada aula, revisó alguna pista pero estaba muy lejos. Entonces vio en el suelo las pisadas y fue directo al último piso. Cuando ya había llegado se dio con un susto enorme al escuchar el agonizante grito de Luly.
Mientras tanto. Las maquinaria estaban trabajando con toda normalidad cuando Remil llegó al primer piso. Él al darse cuenta que unos metros al frente estaba la construcción, entendió que este era el lugar. Corrió alborotado buscando, maldiciendo el no haber arreglado sus asuntos y cargar este lío a otro. A diferencia del profesor, Remil sí gritaba cuando entraba a los salones. Cansado llegó al último piso, las gotas de sudor caían por su rostro.
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