Me dispuse a leerlo, abrí la primera página; en ella se leía "primero de septiembre".
Con esa frase comenzaba la historia de la persona a la que he admirado por años y también era el inicio para entender todo lo que había pasado con nuestro mundo.
Quizás sonaba estúpido pensar que le estaba dando tanto valor a un diario, pero la vida humana actual era un infierno. Creo que morir era mejor que terminar siendo la mascota de un drafniano o siendo un sujeto para experimentación.
Así que conocer la vida que alguna vez tuvimos tenía un valor demasiado grande que no te puedes imaginar. Poder leerlo, sé que sería prácticamente como haberlo vivido.
Este diario me ayudaría a comprender muchas cosas o quizás no lo haría.
Pero al menos sabría todo el chisme y como soy demasiado chismoso, me importaba más que cualquier secreto de la Nasa.
Proseguí con mi lectura, que de ahora en adelante sería como si estuviera hablando de mi propia historia.
Igualmente tendría que ir alternando entre los diarios de los demás para que la historia no vaya quedando con huecos, asi que cuando cambie de diario te lo hare saber.
- Si tú también tienes curiosidad sobre esto, te invito a que leamos juntos, quizás acompañados entendamos un poco mejor todo esto y estemos más calientitos.
★Helfbram ha extendido su mano hacia ti, tú la has tomado. Él te ha sonreído gentilmente★
- Un último detallito antes de comenzar, te describiré a Archivaldo, ya que vamos a manosear su diario y leerlo. Asi que por lo menos debemos conocer la apariencia que es dueña de este libro, ¿no lo crees?
★Te has acercado a Helfbram con curiosidad★
- Hasta este momento, a pesar de admirarlo tanto, incluso para mí su apariencia es un misterio.
Sonreí, estaba emocionado de saber cómo era el verdadero rostro de la persona que tanto había buscado y sobre todo, el pilar de búsqueda de mi mentor; el cual había pasado a ser mío.
Agarré una de las fotos quemadas que había en la cajita, observando rápidamente. Decían en el cuartel que Archivaldo tenía el pelo naranjoso con unos toques rojizos y cafés.
- Creo que es este.
Miré con mucho detenimiento la foto que tenía en la mano. En la foto que saqué se podían apreciar un montón de personas, que quizás con el tiempo vayamos descubriendo quienes son.
Parece que era de una fiesta, porque todos tenían gorritos de fiestas y un sujeto estaba embarrado de pastel, él cual se estaba riendo a carcajadas, otro tipo estaba comiendo papas como un desquiciado, otro estaba en el fondo abrazando dos conejos bastante regordetes.
Por último, el que pienso que es Archivaldo se encontraba al lado del hombre que tenía la cara embarrada de pastel. Él estaba siendo abrazado por dos personas; una chica de cabello verde que lo abrazaba por el pecho y un chico de cabello grisáceo que lo abrazaba por la espalda.
Sus mejillas estaban rojas, asi que pienso que le daba un poco de vergüenza la situación.
- No me gusta mucho esta foto, hay demasiadas personas y me estresa un poco. Mejor busquemos otra.
Guardé la foto en la cajita. Revolví un poco y encontré una donde estaba él solo.
Era una foto un poco extraña, pero no importaba, porque todos sus rasgos se podían apreciar con bastante detalle.
Archivaldo era un chico de tez clara. Tenía tres lunares en cada mejilla. Sus ojos eran de color aceituna.
Su cabello era naranja claro con unos ligeros toques cafés y rojizos, era rizado y corto. Además, tenía unos pequeños mechones color morado, principalmente en los cabellos que tenía al lado de sus mejillas, porque todo su demás cabello era de su color natural.
Parece que era delgado, aunque no lo puedo saber muy bien porque solo se ve su torso.
Se ve que utilizaba brackets, ya que en la semisonrisa que está haciendo se le ven un poco los dientes y se notan los metales cuadraditos que te ponen cuando usas esas cosas. Por último, le puedo decir que tiene unos piercings de bolita color verde fosforescente debajo del labio.
- Vaya, parece que el dibujo que alguna vez hiciste de Archivaldo, no estaba del todo errado, maestro.
Sonreí estúpidamente al recordar el dibujo que mi mentor me había enseñado.
Logan vivió toda una vida buscando estos diarios, pero jamás pudo encontrarlos.
Se la pasaba dibujando y dibujando como habría sido Archivaldo y aunque ninguno de sus dibujos se parecía al que estaba viendo ahora, puedo decir que se acercó demasiado.
Algunas pequeñas lágrimas rodaron por mis mejillas, pues la nostalgia me invadió.
- Este momento me hubiese gustado compartirlo con usted, mentor. Pero me alegra saber que al menos no estoy solo.
★Helfbram te ha mirado y te ha sonreído cálidamente★
Me sequé rápidamente las lágrimas y guardé la foto.
- Ahora que ya conocemos como es Archivaldo, comencemos con el chismecito.
Me acosté en el pasto y abrí el diario en la primera página.
- Lástima que no tengamos palomitas. Bueno una vez más pido disculpas por manosear su diario Don Archivaldo, pero todos queremos conocer la verdad. Asi que, ¡a darle!
★Helfbram ha dado unos golpecitos al pasto para que te sientes a su lado★

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