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Mi insólito matrimonio es un disparate del universo como sospechaba

La esposa. La verdad detrás del casamiento (segunda parte). La visita de la Familia. (PARTE 3)

La esposa. La verdad detrás del casamiento (segunda parte). La visita de la Familia. (PARTE 3)

Jan 09, 2024

-          ¡Danna! ¿A qué hora vendrás? ¡Tenemos visitas!

-          ¿Visitas? – Contesté a la oración con punto y coma de ella. Serán los vecinos supuse. No me importa mucho. Solo estarían unos momentos.

¿O no? ¿se quedan a cenar? Gaia es muy servicial, y seguro lo recibió. Espero no haya preparado esas comidas con sesos de animal exótico, o una ensalada con algas del océano pacifico. – ¿Estará el gato del vecino? Pensarían que somos una familia de chiflados.

Si pudiera describir el emplazamiento, me referiría a un antro en la cual el marido es un deprimente espécimen que analiza el ambiente, incluidas las personas que se desarrollan en ese ecosistema, y la mujer que sonríe a la vida llena de satisfacciones insanas como pautas de la sociedad; costumbres


 

importantes que se embarcan en la normal situación ¡Diablos! ¡¡¡Qué locura!!!

¡No quiero ni imaginar!

 

-          Imaginar es necesario para una novela – Gregory Se me vino a la mente sus palabras.

Somos una maldita novela ligera.

 

Ya estoy en casa, y el camino me mostraba unos gatos ronroneando, y un transeúnte yendo a su casa. Está en la misma situación en la que estoy.

-          Buenas noches – Me saluda el desconocido

-          Buenas noches – No le prestó atención.

-          La noches esta como volar a las estrellas – Continúo hablando. Lo observé sin ninguna palabra que pudiese acompañar a su oración medida de metáforas.

Consentí lo mencionado, y me dispuse a proseguí mi camino.

 

Las escaleras estaban como siempre allí: hechas del metal oxidado, al subir cada una las luces de las ventanas de los vecinos, denotaban que cada uno estaba ocupado.

Saqué las llaves de mi bolsillo y abrí la puerta.

 

-          ¡¡Bienvenido Danna!!

-          ¡Bienvenido hijo! – Mi madre. -

-          ¡Hijo! - Me saluda mi padre con un vaso de cerveza negra en su mano.

-          ¡¡Hermanito!! – Mi hermana tediosa. –

-          Ahh..ehh.ahh – Me tomé la cabeza con la mano izquierda dejando caer mi bolso – ¡Vaya sorpree..saa! – Vacilé en un conjunto de oscilaciones que se confundían entre palabras. –

-          ¡Tiene mucho que explicar hijo! – Manifestó mi madre.


 

 

 

 

-          ¿Y bien? ¿Tienes algo que decir? – Se cruza de brazos mi padre

-          Pensaba contarles todo a su debido tiempo.

-         ¡Hijo! – Sonríe mi madre- No sabía que tenías una novia tan bella y servicial.

-          ¡Ahh! – Se sonroja Gaia. No diga eso.

-         Y la casa la tienes muy bien ambientada hermanito – la niña lo primero que hace es ver el equipo musical – ¿Se puede adaptar móvil?

-          Por supuesto, incluso la amplificación es muy dinámica

-            ¡Wow! ¡Gracias cuñada!

-          Ayy! Me es raro que me llamen así. ¡Ja! ¡Ja! Dime Gaia – Se ríe

-          Dalo por hecho.

-          ¡Es fabulosa!

-          ¿Qué cosa? Están maravillados con ella – Me dije a mi mismo

 

Sistine, mi hermana tiene la capacidad como mi madre de llevarse bien con el universo entero. Pronto mi padre expondrá sus aficiones de arqueología y astronomía.

-          ¡Cariño! – le digo con una risita irónica – ¿Tienes un momento?

-          Claro – Sonríe como siempre

 

Fuimos a la cocina, e inmediatamente comencé mi cuestionario no sin antes recibir de ella la adulación.

-          ¡Ahora entiendo cómo eres! – Se burla – ¡¡¡Eres adorable!!!

-         Si, si, gracias por el cumplido ¿Qué les mencionaste? – dije con arrogancia y luego pregunté con un poco de preocupación

-          ¡La verdad! – Responde sin descaro. -

-          ¿Ehhhhh? ¿Le dijiste que nos casamos sin conocernos?


 

-          Júpiter. Debes ser un poco más inteligente –responde como si fuera un tonto – Claro que no les confesé ello. -

-          Dijiste la verdad. -

-          ¿Si la verdad del matrimonio, no como fue, y el por qué?

-          ¿Y entonces?

-          Nos conocimos en la universidad. Soy estudiante de antropología. Trabajo en una dependencia cultural. O sea una biblioteca dos días a la semana los otros tres en la casa. Hablo cuarenta y cuatro idiomas. Mis hobbis aparte de la electrónica, también es la astronomía y la historia. Soy sociable amo el chocolate y el verano. Algunas cosas son mentiras, y otras no. -

-          ¿¿¿¿???? - Es buena para mentir me dije, aunque cuarenta y cuatro idiomas es una locura ¡Momento! ¿No será verdad? ¡¡Naa!! - Pero bueno es infalible para mentir, no sabía que tan bien – ¡Oye! Mi padre es astrónomo aficionado. Cuidado con ello

-          Ya hemos hablado

-          ¡Ahora comprendo! – Los nervios disminuían, aunque algunos cabos quedaran sueltos.

-          Mejor regresemos. Y llevamos la cena.

-          ¡Detente! ¿Qué preparaste? ¿Espero no hayas cocinado al gato del vecino?

-          ¡¡Eyyy!! No digas esa blasfemia. La comida es arroz de guarnición con carne asada ¡¡¡¡y no de gato!!!! ¿cómo se puede pasar por la cabeza comerse a un mie..? ¡Va olvídalo!

-          ¡No te oí! ¿Qué has dicho?

-          ¡¡Nada!! ¡¡Vamos al living!!

-          ¡¡Ayy!! – Se ven hermosos los dos. – Gaia, ¿Qué tal se porta Júpiter? – Mi madre es un detective que le encanta recopilar toda la información posible. Mi hermanita seguía enfocada en todos los artilugios


 

electrónicos. Obviamente es un gamer sin estribos. A Gaia le pareció acorde la ocasión para luego disputarse algunas partidas de dobles. Mi Sistine es bastante decidida a la hora de triunfar y extrovertida. Claramente me enoée con ella.

-          Sistine! No es hora para juegos. ¡¡Cenemos…!!

-          ¡Gaia! Es un nombre adecuado – Confesó mi padre – Recuerdo que Júpiter vino al mundo. Y nos pareció un gran acto. El pequeño era redondo

-          ¿Ey? No hace falta que me avergüences – Me enfadé – Es solo un nombre.

-          ¿Un nombre? Yo no diría eso. Nunca te percataste, de esa mancha que tiene debajo de la tetilla izquierda

-          ¿Eh?

-         Es un redondel justo donde está el corazón – Aclaro mi madre y asintió mi padre –

-         Igual que el planeta Júpiter. Para la astronomía que aún no ha llegado a investigar es un enigma

-          ¡Wow! Eso si es interesante ¿Por qué nunca cuentas estas cosas Danna?

-          Mi hermanito es muy cerrado mentalmente.

-          ¡gracias! Te debo una – Dije resignado.

-          No seas así hermanito ¡Je! ¡Je!- se ríe – Gaia, dile algo, seguro ha tenido sus malos humores como cuando duerme reducidas horas y todo lo irrita.

-          ¿Se irrita? ¡ja! ¡Ja! ¿Qué más? - Pregunta con intriga. -

-          ¡Oigan! No soy una broma viviente.

-          Ahí lo tienes don humor especial. Odia perder, es orgulloso, boca sucia, y le encanta ir al refrigerador a la media noche– Se burla ella, y se acerca al oído de Gaia - Pero es excelente a la hora de escuchar. Y lo quiero. – Expresa, y Gaia se alegra.


 

-          Iré a preparar café – me ofrecí antes de seguir escuchando a Sistine

-          Júpiter es un secreto hoy en día. Y esa mancha que invoca en su piel justo donde las constelaciones se unen al corazón es una gran tormenta. Nunca sabremos que hay allí. Nuestro hijo supongo que es eso un misterio – ambos asintieron, no podía oírlos pero sabía a qué se referían.

-          Todos en alguna forma lo somos – Expresó Gaia – agachó la cabeza mirando la mesa un reflejo de ella que lucía desde el vidrio que la cubría.

-          ¿Y tú nombre?

-          ¿Mi nombre?

-          El planeta tierra en griego. -

-          Pues no sabría decirle – Dudó Gaia.

-          Ya veo – Dijo asintiendo von la mirada en mi madre. – Júpiter protege a la tierra de innumerables ataques. Recibe a todo meteoro que o sea quiera lastimarla. Es por ello que gracias a sus ondas gravitacionales los atrae. Como si les metiera una trampa y luego los enfrenta solo. No me extraña que nuestro hijo sea quien te haya salvado. Gaia no sabía que decir su mirada fue hacía mi persona. Estaba en esa duda entre Sonreír como lo hace siempre, o lamentarse por lo que resultó. Su admiración generó que por primera vez sintiese su corazón latir. Solo yo podía escucharlo. Claro que nunca se lo comenté.

-          Gaia es importante para Júpiter – Expresó mi madre – El uno, no puede estar sin el otro. No soy una experta como mi marido, pero eso no quiere decir que los sentimientos solo sean una mera metáfora de dos planetas que se aman. Sino de una hermosa casualidad de dos que están destinados a encontrarse y hacerse unos.

Todos guardaron silencio, en cuanto traía los cafés. Al servirnos mi padre me pidió ver el cuarto.

Era mejor tener una plática de mujeres por un lado y hombres por el otro.

 

-          ¿Así que Júpiter te salvó la vida?


 

-          Si, fue acto de valor. No me percaté. Estaba en medio de la calle, cuando la luz iluminó en un segundo. Luego sentí el golpe y cuando desperté Júpiter estaba a mi lado – Gaia entretenía a mi madre y Sistine. Era muy elocuente con sus palabras. Como si la admiración los perfumara como presente para ellas. Con mi padre fuimos a la recamara al concluir la comida. Había preparado café para todos.

-          Júpiter ¿y cómo estas con el trabajo?

-          ¿El trabajo? Algunos cambios. Me asignaron una sala con artefactos y documentación que está siendo en análisis.

-          ¡Mmm! ¿Necesitan analizar hoy en día?

-          No encuentran registros pertenecientes a ello. Incluso las investigaciones se retrasaron. No suele suceder.

-          ¿Tiene algún documento o fotos? – Preguntó mi padre – me genera curiosidad.

Enseguida tomé mi móvil y le mostré la que corresponde a la estatuilla. La observó detenidamente. Luego le dio zoom a la fotografía. Meditó por si mismo.

-          ¡Hijo! ¿Realmente no se qué es esto? Habría que dar un análisis amplio. Pruebas de carbono para datar el tiempo. El material.

-          Parece arcilla el material

-          No lo es. La arcilla tiene una pigmentación diferente. Tampoco corresponde a una figura que se haya visto en ningún continente. Podría ser de algún recóndito lugar del sur de Asia. Tal vez la isla de Borneo. O de África septentrional. Es muy ambigua. Aunque….

-          ¿Aunque?

-          No, solo es mi imaginación – Mi padre sacó de su bolsillo el celular y luego me pidió que le transfiera las imágenes.

-          ¡Gaia! – dijo mi madre


 

-          ¿Si?

-          ¿Quiero preguntarte? Aunque ya lo haya hecho ¿El matrimonio, realmente fue una necesidad? – Ella pregunto en cuanto tomaba un sorbo de café y mi hermana esta sería sin exprimir en sí una sola palabra. Ella se sintió extraña y se encogió de hombros sincerándose en su tesitura normal de dar una explicación clara.

-          El matrimonio para mí, es la prueba de amor. Es el comienzo de éste camino de los dos. Claro que puede que no sea fácil.

-          Si estas dispuesta a todo, lo comprendo. Es lo que Júpiter necesita, alguien que le tome la mano y lo lleve a volar. – Confeso mi madre

-          Es parte de soñar – Dijo mi hermana. Gaia uso la treta de mentir, aunque estaba arrepentida de ello. En su lugar hubiera realizado el mismo artilugio.

-          Bueno espero pronto puedan hacer una boda por iglesia y una fiesta.

-          ¡¡Adelante!!, ¡¡Por favor!! – Se emociona mi Sistine.

-         Si, lo tenemos pensado para un poco más adelante cuando nos estabilicemos.

-         Lo harán y tu podrás tomar el ramo – Se burla mi madre de Sistine. Ella no dice nada enojada.

-          No quiero hombres por el momento

-          ¡Ja! ¡Ja todo llega en su momento – Se ríe Gaia.

La velada fue interesante y fuimos acompañarlos siendo de noche a la calle subsiguiente donde estaba estacionado el automóvil. Un viejo Chevrolet de cuatro puertas.

-          ¡Adiós!, ¡Cuídense! – Saluda Gaia.

-          ¡Adiós! – Saludan todos dentro del carro.

-          Hijo luego te diré lo que investigué Asentí, mientras Gaia sin preguntar me miraba.


 

Fue inevitable. Me carcomía la cabeza desde mi trabajo hasta la universidad todos los días. Todos esos días regresando y sabiendo que era una mentira. Y mis padres tranquilos como si nada, ocurriese. En principio podía llevarlo bien, pero luego comencé a Experimentar la molestia. Ella era mi mujer ideal, y una compañera hermosa, pero no existía amor entre ambos. Ello conllevaba a que muchas situaciones se produjesen. Roses y malos entendidos. Tenía que hablar sobre ello. Puede que en principio no me molestase a pesar del corto tiempo. O eso creo pues las nociones básicas del movimiento de la tierra me estaban pareciendo extrañas. Hasta el punto de no discernir lo que sucedía conmigo. No obstante era hora de poder hablar con ella sobre el asunto. Aunque era un tanto inútil. Ella ganaba. Tenía un arma letal. Un virus con su nombre implantado en mi corazón. Por más que decidiese cortar la mentira siempre regresaba a ella con afirmación ¡¡Maldita sea está enamorado!!

-          Gaia, quisiera hablarte un momento ahora que se han ido mis padres y mi hermana. Es sobre nuestro matrimonio. No es que no tenga claro lo que hemos pactado.

-          ¿No estás satisfecho?

-         No, al contrario. Te portas de una manera esplendida y disfruto tu compañía. Quisiera…

-         No es posible… lo siento Júpiter..Quizás, sería mejor concluir con todo esto. Te arrastré hasta aquí sin pensar en tus sentimientos.

-          Entiendo. Y se tu situación ¿Supongo que cuesta ser querido no?

-         No es ello. Querer se arma de muchas otras palabras que nacen del corazón.

Al mirarla me di cuenta que no podía lograr más que sentarme a esperar que un día terminase. Por lo menos quería que mi dignidad estuviese intacta y no sufriera. Pero no podía dar por terminado todo. Algo no me lo permitía.

-          Si quieres…..


 

-         No. Olvídate de eso….No puedo dejarte en la situación en la que te encuentras.

-          Tampoco puedo ser egoísta y pensar en mí.

-          Las reglas me las has dicho de antemano y yo no supe jugar éste juego.

-          Tal vez ambos no lo supimos – Dijo ella en su interior.

 

Permanecimos en silencio. Hasta que decidí quebrar ese tempano.

 

-          Continuemos hasta que por lo menos puedas hablar con tus padres.

-          ¿Y tú?

-         ¿Yo? No te preocupes. He guardado tantos sentimientos que se pierden para siempre. Elijo ello.

-          Eres una buena persona ¿Por qué?

-          Solo hago lo que debería hacer ¿Hace falta que te lo diga?

 



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