Desearía que fuera igual de fácil para mí, que me dejaras de importar en una hora, y en un día no fueras nada. Que la raíz que yace al centro de mi pecho aferrada al corazón desaparezca junto a la ramificación debajo de mi piel donde ahora te encuentras adueñado de cada sentido.
Porque no me gusta más la humedad en el rostro, las crisis en lugar de sueños y el desaliento de los porqués junto al sentimiento de insuficiencia.
Desearía que te fueras de mi al siguiente amanecer, y despedirme de ti junto a las malas noches, que esta fuera la última que te lloro, que me dueles y me rompes el corazón.
Desearía que nunca vuelvas a aparecer frente a mi con dulces mentiras que solo remueven sentimientos creados por ti en mi de los cuales no tomaste responsabilidad, y empujaste a un lado sin reparo, sin consideración a los efectos colaterales en la facilidad de tu propia forma.
Desearía saltar la incapacidad de odio, y realmente odiarte, sería más fácil si pudiera estar llena de resentimiento en lugar de amor, de esa forma no dolerías, no te extrañaría y en tu paso por mi no habría consecuencias.
Desearía haber conocido tu intención al inicio de la historia, desearía... pero los deseos jamás se cumplen.
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