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Singularidades

El alien novato (Parte 1 de 3)

El alien novato (Parte 1 de 3)

Feb 17, 2024

—¡Qué decepción! ¿No me podían haber asignado otro destino más interesante? —dijo con amargura Xnetrich—. En esa zona de la galaxia no hay nada que merezca la pena visitar.

Xnetrich agitó su mano de tres dedos delante de su cara y el holograma de la Vía Láctea que había estado consultando se desvaneció.

—No te quejes tanto —contestó Zladrech, quien había ejercido de supervisor de Xnetrich en la academia de pilotos—. No hace más que un par de ciclos que conseguiste tu licencia y ya tienes tu primera misión. Deberías estar orgulloso. Esto demuestra que la Agencia confía en ti y piensa que tienes un gran futuro por delante.

—Sí, pero… —Xnetrich trató de iniciar una réplica pero el supervisor le hizo un gesto con la mano para que aguardase hasta que él terminara de decir lo que quería.

—Otros pilotos novatos han tenido que esperar mucho más hasta recibir un primer encargo. Además ésta es una tarea sencilla de cumplir, un mero trámite. Sólo tienes que seguir las instrucciones que te iremos proporcionando y a la vuelta ya se te permitirá escoger destinos que resulten más de tu agrado.

—Pues si tanto confían en mis capacidades, me podían haber dado un encargo con un poco más de nivel, ¿no? Con la cantidad de sectores que quedan aún por explorar, me mandan a uno que ya tenemos de sobra catalogado y en el cual no hay ninguna especie que haya sido capaz de moverse más allá de su astropausa. Es una misión rutinaria que no aporta nada, ni a mí ni a la Agencia.

—En eso te equivocas. Por muy rutinarias que parezcan o lo sean, todas las misiones nos aportan información que merece ser analizada. Nos sirven para determinar los siguientes pasos que se han de dar respecto a cada sector. ¿Que en uno de ellos todo sigue igual que la última vez que lo visitamos? No hay que preocuparse, no se van a estar produciendo sucesos interesantes en todo momento en todos los puntos de la galaxia.

—Ya, lo sé. Pero yo preferiría estrenarme yendo a un destino en el que tuviera que hacer algo más que llegar, echar un rápido vistazo, comprobar que nada ha cambiado y marcharme. Esto es aburrido.

—Tienes toda una vida por delante para disfrutar de momentos divertidos en tus misiones. Y créeme, llegará el día en que hasta desearás que todo sean operaciones aburridas en las que nada destacable suceda. Por ahora, ésta es la tarea que la Agencia ha considerado como más adecuada para el inicio de tu prometedora carrera. Si crees que se equivocan, siempre tienes la alternativa de renunciar a ella y permitir que sea otro navegante novel quien la lleve a buen puerto.

Para Xnetrich no pasó desapercibido el tono de amenaza escondido en las palabras de Zladrech: rechazar este cometido implicaría un prematuro fin a su carrera; la Agencia perdería su confianza en él y no le asignaría ninguna misión que mereciera un poco la pena; y eso en el caso de que no prescindiera por completo de sus servicios. Por lo tanto, no era éste el momento más apropiado para dejarse llevar por su arrogancia.

—No será necesario buscar a otro piloto. —Xnetrich habló con una mansedumbre atípica en él—. No pensaba renunciar a este encargo. Sólo expresaba un deseo personal.

—Bien. Entonces, pon los motores en marcha y comencemos este viaje. No hay tiempo que perder. Cuanto antes termines este trabajo, antes podrás dedicarte a otros que se acerquen más a tus expectativas, ¿no crees?

Xnetrich asintió y se movió hacia el centro de la consola de mandos, una estructura de metal blanquecino cuya cara superior estaba llena de interfaces táctiles, letreros luminosos y proyectores holográficos de distintos tamaños. Además, incrustada en ella había dos esferas de superficie translúcida a través de la cual se intuían algunos de los mecanismos de su interior. El piloto deslizó la mano por encima de una de las interfaces y acto seguido el suelo se deformó para dar lugar a un sillón. Xnetrich tomó asiento y pulsó una combinación de botones en los reposabrazos, lo que provocó que la consola se reconfigurase para dejar los controles principales, como las esferas, al alcance de sus manos.

Con una eficiencia que sorprendió a su supervisor y con la que demostraba que siempre había sido un alumno aventajado, Xnetrich introdujo la secuencia de arranque y despegue. Poco después la nave se alejaba del anillo orbital en el que había estado atracada. Por primera vez en su vida Xnetrich iba a visitar otro sistema estelar siendo él quien estuviera a los mandos del transporte. Nunca antes se había sentido tan feliz como en ese momento en que sus manos se colocaron sobre las esferas de control, frías al tacto, y la nave reaccionó a sus órdenes.

Como era de esperar, el trayecto transcurrió sin incidentes y tres ciclos más tarde se adentraron en un sistema estelar dominado por una estrella que caía dentro de la categoría de enana amarilla. Tras comprobar una vez más que el dispositivo de camuflaje óptico estaba activado, Xnetrich maniobró para dirigirse hacia la zona interior del sistema y situó la nave en órbita estacionaria alrededor del tercer planeta más cercano a la estrella. Luego, dio las instrucciones oportunas para que los instrumentos a bordo comenzaran a realizar un escaneo estándar de dicho mundo y sus alrededores.

El proceso de escaneado iba a tardar un rato en finalizar, por lo cual el joven piloto se levantó de su sillón y se acercó hacia la pared frontal de la cabina. Ordenó a la nave que retirara una porción de la cubierta exterior para que le permitiera observar el panorama a través de una ventana en vez de hacerlo mediante una pantalla. Contempló durante unos segundos la bola dominada por el azul de los mares y océanos y el blanco de las nubes. “Tan cerca de un mundo en el que nunca he estado y no tengo permiso para bajar a su superficie, verla de cerca con mis propios ojos y tocarla con mis propias manos”, se quejó para sus adentros.

Según los escáneres fueron recabando la información requerida, parte de los datos fueron apareciendo sobreimpresos en la ventana. Además de diversas cifras y breves descripciones de lo que los instrumentos estaban captando, una nube de puntos brillantes se fue formando en torno al planeta. El número de puntos no paró de crecer hasta que tapó por completo el mundo.

—Cuánta basura, ¿verdad? —dijo Zladrech.

—Sí, demasiada —corroboró Xnetrich—. ¿Para qué necesitan tantos satélites? Es todo tan ineficiente. Éste es uno de los detalles que demuestran que todavía siguen en la prehistoria y que apenas han avanzado desde la última vez que la Agencia hizo un informe sobre ellos.

—¿En la prehistoria? ¿No crees que exageras un poco? Quizás no estén progresando al ritmo que nos gustaría pero sí que han mostrado avances en los últimos tiempos.

—Bah, son avances ridículos. Si ni siquiera han sido capaces todavía de enviar un sólo individuo a otro de los planetas del sistema.

—Los juzgas de un modo demasiado severo. Dudo que conozcas todas las circunstancias a las que se han enfrentado y no deberías compararlos con nosotros. No todas las civilizaciones pueden avanzar al mismo ritmo, hay demasiados factores que entran en juego. A nosotros nos fue bastante bien, pero no tiene por qué ser así en todos los casos.

Xnetrich apartó la vista de la ventana y dijo:

—Supongo que tienes razón. Quizás es mi decepción la que me hace hablar así. Como ya dije, quería ver algo más interesante.

Al cabo de un rato, desde la consola de mandos se emitió un aviso de que había terminado la primera fase del escaneo y el análisis preliminar de los datos obtenidos. Un aviso rutinario.

Sin embargo, a continuación se produjo otra notificación con la que Xnetrich no contaba.

—Los objetivos de la misión han sido actualizados. Por favor, revise la información disponible —dijo una voz artificial que sonaba muy apremiante.

—¿Qué? —se preguntó Xnetrich. Luego, volviéndose hacia su supervisor, continuó—. ¿Es esto normal en un primer encargo?

—A veces pasa —contestó Zladrech con bastante indiferencia.

La nueva notificación se oyó una vez más.

—¿A qué esperas para saber de qué se trata, Xnetrich? ¿No querías que el viaje fuera un poco más interesante?

Por la manera en que el supervisor se expresó, a Xnetrich le dio la sensación de que el cambio de planes no le pillaba por sorpresa y que sabía de antemano que se iba a producir.

El joven piloto se inclinó sobre la consola y pulso el botón con el que comenzar la reproducción del holograma que contenía las nuevas instrucciones. Una serie de textos acompañaban a diagramas en los que se resaltaban varios conjuntos de satélites que rodeaban al planeta. Líneas de colores conectaban estos aparatos entre sí y con la nave en la que Xnetrich y Zladrech habían viajado. Leyó las indicaciones deprisa una vez. Y las tuvo que volver a leer porque no estaba seguro de que de verdad la Agencia le estuviera pidiendo que hiciera lo que allí aparecía reseñado.

Al repasar las directrices con más detenimiento, su orgullo fue creciendo casi a la par que su incredulidad. Al final su estreno iba a ser mucho más relevante de lo que le habían dicho en un principio.

—¿Cómo? ¡¿Un Primer Contacto?!

—Eso parece —confirmó Zladrech.

—¡No me lo puedo creer! —Xnetrich comenzó a moverse por la cabina con evidentes muestras de nerviosismo—. ¿En serio me han encargado que establezca un Primer Contacto en la primera misión que hago para la Agencia?

—¿No era lo que querías? ¿Una misión que no fuera aburrida?

—Sí, sí. Pero no era esto lo que tenía en mente. Es pasar de un extremo a otro. Yo me conformaba con una situación intermedia.

—¿No presumías tanto de tus capacidades y tenías tantas ganas de demostrar tu valía? Ahora es el momento para ello. Así que, ¿estás preparado o no? —Zladrech se acercó a su alumno—. Es una gran responsabilidad y en la Agencia nadie se tomaría mal que rechazases esta misión, teniendo en cuenta que no se te había informado de su verdadero objetivo. Si te sientes abrumado, no tienes nada más que decirlo y me puedo encargar yo del resto.

Los dos corazones de Xnetrich latían a ritmos acelerados. Estaba ante la gran oportunidad de empezar su carrera por todo lo alto. Y no iba a desaprovecharla.

—¿Rechazarla? ¡Ni en broma! Sí, ¡estoy preparado!

—Genial. Sabía que no nos equivocamos contigo. Entonces, ¡adelante!

Sintiendo una enorme presión, que en parte se veía compensada por la subida de su autoestima, Xnetrich procedió a piratear los satélites de comunicaciones marcados en el plan de actuación. Tenía que asegurarse de que el mensaje que la Agencia le había encargado transmitir llegaba a todos los rincones del planeta. Acto seguido desactivó el sistema de camuflaje de la nave.

davidmg
davidmg

Creator

Poco después de conseguir su licencia para pilotar naves, Xnetrich recibe el encargo para su primera misión a otro sistema estelar. En principio se siente decepcionado por lo aburrido de dicha misión, pero al final se acabará convirtiendo en uno de los momentos más importantes de su vida.

#spanish #espanol #scifi #CienciaFiccin #relatocorto #shortstory

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