“¿Qué es lo que quieres hacer?” Las palabras del director hacían eco en mi mente cuando sentí a Julián tocarme el hombro y suavemente me ayudaba a ponerme de pie. Salimos de la oficina del director con paso suave. Julián me llevo hasta el estacionamiento de la universidad y me indico que subiera a su automóvil. “Me indicarías tu dirección, por favor” dijo Julián una vez se acomodo en el asiento del piloto. Yo simplemente me quede viendo a la nada sin responder. Escuché a Julián suspirar “Vamos a cenar” dijo firme mente y yo asentí con la cabeza.
Pase un largo rato viendo por la ventana hasta que Julián me saco de mis pensamientos al abrir la puerta en que estaba recargado. “Baja, la comida se enfriará” dijo Julián al tiempo que caminaba lejos de mí. Adormilado me quito el cinturón de seguridad y bajo del coche dejando que el aire golpe mi piel. Alzo mi mano para cubrir mis ojos y buscar a Julián. Después de unos segundos de búsqueda, lo veo sentado en las escaleras de un quiosco. Camino hasta el y sin decir nada, hace un espacio para mi en las escaleras al tiempo que me entrega una bolsa.
Estuvimos comiendo en silencio un largo rato, dejando que el aire se llevara parte del peso que sentía en mis hombros; y una vez estuve calmado, la voz de Julián llego a mis oídos. “Me alegra que estes más calmado, vayamos a tu casa”. Asentí levemente y antes de pararme dije “Gracias, por darme algo de tiempo” Julián sonrió y me ayudo a ponerme de pie. Caminamos de regreso al coche hablando de la comida que habíamos cenado, mi mente se sentía más ligera.
“¿Qué crees que debo hacer?” pregunte sin apartar la mirada del camino. “Nada de lo que diga será de ayuda, solo tu sabes lo que has vivido y como te sientes por ello” dijo Julián firmemente y con amabilidad. “Aun así, creo que lo mejor sería que no hicieras nada. No digo que actúes como si las cosas no hubieran pasado, simplemente creo que no vale la pena que gastes tu tiempo en ellos” menciono Julián antes de dedicarme una incómoda pero cálida sonrisa.
Una vez llegamos a mi domicilio, le agradecí a Julián y entre a mi hogar una vez lo vi desaparecer en el camino. Me deje caer en la cama totalmente agotado y sin ganas de cambiarme la ropa. Miro de reojo el reloj y suelto un largo suspiro al ver que estoy a pocas horas de volver a clases. Giro para ver el techo y me pongo a pensar en todo lo que a sucedido en tan pocos días y si lograre seguir adelante pese a todo. Sumido en mis pensamientos, poco a poco el cansancio se apodero de mi y caí en un profundo sueño.
Mi cuerpo se siente pesado, la lluvia cubre mi cuerpo por completo. Me levanto lentamente del suelo y siento como me punza un costado, bajo la mirada para ver y noto la sangre manchando mi ropa. Antes de entender lo que esta pasando, escucho unos gritos, gritos desgarradores de una mujer. Camio en dirección a los gritos, viendo una figura femenina bañada en sangre gritando desgarradoramente mientras se posaba sobre el cuerpo inerte de u hombre. La mujer me nota y comienza a moverse en mi dirección.
Raúl soltó un grito y despertó de un golpe, bañado en su sudor volteo a ver su reloj. Ya era hora de sus clases, pero en lugar de apresurarse, Raúl tomo su rostro entre sus manos y sollozo durante unos minutos. Después de cambiarse, fue a la cocina, se preparó un sándwich y se sentó a la mesa; aun tratando de procesar las emociones que trajo a flote aquel sueño. Por lo que cuando tocaron a su puerta, el miedo se apodero de él. Raúl parecía sumirse en un abismo. *“Abre la puerta” le susurre al oído.*
Esas palabras me sacaron de mis pensamientos, no sabia quién pudo haberlas dicho, pero me ayudaron a recobrar el control de mis acciones. Me pare de la silla y camine a la puerta. Respiré hondo y abrí. Mi corazón acelerado se calmo cuando vi al empleado de paquetería, tomé el paquete que me extendía y le agradecí antes de entrar.
Volví al comedor dejando el paquete en la mesa para ver el remitente, pero al ver el nombre de mi madre, tomé mi mochila y salí corriendo. Pase todo el camino a la universidad pensando en aquel paquete y reviviendo el sueño que había tenido, a tal grado que olvide por completo la pregunta que me hizo el director, y solo fui capaz de pensar en ella nuevamente cuando vi a Aarón bajar de su motocicleta en el estacionamiento. Me quede parado como una estatua incapaz de hacer movimiento alguno cuando el se giro y quedo frente a mí. Sentí un nudo en la garganta y antes de que pudiera proferir sonido alguno Julián apareció.
“El director pidió hablar contigo antes de tus clases, me sorprendí al no verte en tu salón por lo que salí a buscarte, me alegro de haberte encontrado, parece que te caerás en cualquier momento” dijo Julián con preocupación en su voz. “Lo lamento, no e tenido la mejor mañana” dije con desgano. El secretario asintió con la cabeza para después acompañarme hasta la oficina del director.
“Raúl, me alegra que llegaras, toma asiento” dijo rápidamente el Sr Cortez cuando entre a su oficina acompañado de Julián. Al poco rato ya estaba sentado en una de las sillas de la oficina con una taza de café y unos bocadillos. “Veo que no estas en el mejor estado, y lamento tener que hacer esto, pero me gustaría saber cuál es tu respuesta a la pregunta que te hice el día de ayer” dijo suavemente el director. Por unos segundos me quede viendo a la taza que estaba entre mis manos, sin saber con seguridad que responder, recordé lo que me había dicho Julián la noche anterior y dije “Me gustaría que diera su permiso para que mi carrera sea en línea en lugar de presencial”.
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