Hoy comparto mi vulnerabilidad contigo; No soy una mujer virtuosa, sigo conociendo a Dios, la vida de verdad me agarro de calle. Me asusta no ser bonita, o no ser lo que esta persona pidió. No soy perfecta, ni una super mujer. Al mismo tiempo, tengo ganas de conocerlo y estoy emocionada de tener la oportunidad de amar a alguien más, es algo que yo pensé que no podría volver a tener.
Perdonarme a mi misma por todas las desiciones que tome y las cosas que me hice fue muy dificil, me asusta que todo esto sean imaginaciones mias. Yo deje de amarme hasta llegar a un punto donde Dios tuvo que preguntarme, si quería irme con él o quedarme, porque ni siquiera me di cuenta de lo cansada que estaba porque no me valoraba. Pero sigo aquí, porque lo que más me importa es cumplir las promesas que Dios tiene, porque conocer a Dios es un regalo que hay que compartir y ahora puedo descansar en él.
Rezó por aquel que rezó por mi cuando no conocía de Dios también hay algo que te quiero decir:
"Gracias por rezar por mi"
Ahora soy yo quien reza por ti cada día. Espero un día poder darte las gracias en persona.
Padre Celestial:
Agradezco la oportunidad que me brindaste al conocerte y deseo de todo corazón cumplir con el propósito que me has encomendado, pido por todos aquellos que tienen hambre de ti y aún no han ido en tu búsqueda, para que tengan esa oportunidad y la tomen con sed de ti.
En nombre de Jesús.
Amén
¡Hola! Mi nombre es Katherine Freund, soy del 6 de Julio de 1994.
Este es mi testimonio; DIOS ES REAL.
Pensé que la mejor manera de contarlo sería atreves de un cuento y confieso: no sé qué pasa la mayor parte de las veces, sin embargo, confío en Dios. Humillarme por él o que me llamen loca por él no me molesta. Me duele. Pero es un bajo precio a comparación de la gracia y amor que nos brinda.
Pido, amar como él y que mi amor sea tan grande como el de él. Voy tomada de su mano bajo esta segunda oportunidad de vida que me ha brindado, bajo la promesa que me hizo de aclararme que sucedió.
Deseo de todo corazón que te acerques a Jesús, la única razón por la que me animo a compartir lo que me pasó, es porque DIOS quiere conocerte. No tengo duda de que realmente te ama. Él te está esperando con brazos abiertos.