Lili, con una sonrisa en su rostro, exclamó: "¡Qué aire tan fresco tenemos en este lugar!" Inhala profundamente, llenando sus pulmones con la brisa fresca y limpia. "Parece que este lugar es divertido", añadió, mirando a su alrededor con ojos brillantes.
Mientras tanto, en el gremio de Hellblazer, un soldado irrumpió en la sala del maestro con una expresión de pánico. "¡MAESTRO!", gritó, haciendo eco en las paredes de piedra.
Claudio, el maestro del gremio, levantó la vista de sus documentos y preguntó con calma: "¿Qué sucede?"
El soldado tragó saliva antes de responder: "¡SE ACABA DE ESCAPAR LILITH!"
Claudio sintió un sobresalto de inquietud y zozobra en su interior. Con timidez, inquirió sobre cómo Lilith logró fugarse y hacia dónde se dirigía ahora.
El soldado relató con celeridad que durante su travesía por la línea del frente de Sheffield, Lilith de repente comenzó a hablar sobre el hallazgo de algo de gran interés. Sin previo aviso, emprendió una voraz matanza y desmembración de todos los soldados y guardias.
Claudio frunció el ceño. "Demonios, no puede ser. Si eran cadenas especiales para cazar demonios... No te preocupes, voy a ir personalmente a encargarme de esto. Atiendan a los heridos y vengan al gremio. Les mandaré magos para que tengan seguridad."
El soldado asintió, agradeciendo al maestro. "Gracias, maestro. Y tenga cuidado con Lilith."
Claudio se volvió hacia sus compañeros de gremio. "Chicos, vámonos lo más rápido posible. Invoquen a las bestias mágicas y Prepara las pociones. El resto, vaya a la frontera de Sheffield y apoyen a los soldados".
Todos, al escuchar la voz de su maestro, se pusieron en acción. Claudio los lideró, dirigiéndose a máxima velocidad hacia Sheffield.
"Oh, queridos Dioses, por favor guíen mi camino para poder llegar a tiempo", murmuró Claudio mientras se adentraban en la ciudad de Sheffield, donde los designios del destino comenzaban a tomar forma.
El estado de paz en el que vivían pronto se desvanecería, y Devian descubriría la auténtica esencia de la existencia.
Devian, con ojos llenos de inocencia, preguntó: "Mami, ¿cuándo vuelve el abuelo?"
Verónica, con una sonrisa dulce, respondió: "Ven para acá, mi niño. Tu abuelo estará aquí en unos días."
Devian, con determinación en su voz, declaró: "Sabes, mami, cuando sea grande seré tan fuerte como papá y el abuelo. Así seré famoso y ganaré mucho dinero para darte todo."
Verónica, con orgullo en sus ojos, afirmó: "Sé que lo conseguirás, mi pequeño héroe."
Devian, con un brillo de esperanza, añadió: "Compraré una casa cerca del gremio y podremos estar junto al abuelo. Seremos una familia."
Verónica, con un suspiro de contento, respondió: "Eso suena a una buena vida."
Sin embargo, antes de que pudieran continuar su charla, un gran estruendo seguido de un temblor interrumpió su tranquilidad. Verónica, con rapidez, llevó a Devian a esconderse debajo de la mesa para garantizar su seguridad. Proyectiles ígneos descendían del firmamento, y cuando el sosiego regresó, salieron en busca de respuestas. La visión de la desolación y las llamas sumergió a Verónica en una aureola de inquietud y consternación.
Lilibeth, con una sonrisa maliciosa, exclamó: "Vaya, vaya, mira lo que encontré."
Verónica, con miedo, reconoció esa voz y se volteó. Lilibeth, con una risa burlona, saludó: "Hola, Verónica. Oh, Devian, cómo has crecido."
Verónica, con determinación, respondió: "Lilibeth, si estás aquí para quitarme a otra persona más, no la tendrás tan fácil."
Lilibeth, con una risa cruel, replicó: "Jajajajajjajaja, fue un hombre tan patético que dio su vida para protegerlos y mira, al final el destino nos unió. Qué irónico."
Con una velocidad sobrenatural, Lilibeth levantó a Verónica y la lanzó contra la pared una y otra vez hasta dejarla inconsciente. Devian, con lágrimas en los ojos, suplicó: "Mami, por favor despierta."
Lilibeth, con una sonrisa sádica, respondió: "Eso es inútil, niño."
Devian, con valentía, se puso frente al cuerpo de su madre y desafió: "No te acerques más, bruja."
Lilibeth, con una risa malévola, exclamó: "Esa expresión es tan excitante. Ese odio, dame más. Haré que esto sea más divertido. ¡MAGIA PROHIBIDA, LA MALDICIÓN!"
Devian, con un grito de dolor, exclamó: "AAAAAAHHHHHHHH, mi cuerpo me arde. ¿Por qué me duele todo?"
Después de esos sufrimientos, marcas de cadenas aparecieron por todo su cuerpo. Los gritos de dolor de su hijo despertaron a Verónica.
Verónica, con preocupación, preguntó: "Devi, ¿qué te sucede, cariño?"
Lilibeth, con una sonrisa triunfante, respondió: "Al fin despertaste, princesa."
Verónica, con furia, exigió: "¿Qué le hiciste a mi hijo?"
Lilibeth, con indiferencia, respondió: "Nada, solo jugábamos."
Verónica, con determinación, desafió: "No te le acerques. ¡MAGIA DE AGUA, GRACIA DEL AGUA!"
Lilibeth, con desdén, respondió: "Eso es todo, Verónica. Qué decepcionante."
Con un solo golpe, Lilibeth desvió el ataque y, antes de que pudieran reaccionar, atravesó el cuerpo de Verónica con dos espadas.
Verónica, con un jadeo, murmuró: "Mi amor por ti siempre vivirá en mi corazón, aunque nuestras vidas sean arrebatadas. Escucha estas palabras, mi querido hijo, y recuerda que eres fuerte y capaz. Sigue adelante, cumple tus sueños y nunca dejes que la oscuridad te consuma. Siempre estaré contigo, guiándote desde el más allá. Te amo, y mi amor será eternamente tu protección."
Antes de que pudiera hacer o decir algo más, Lilibeth usó su magia e incineró a Verónica.
Devian, al ver la escena frente a él, cayó de rodillas en estado de shock. Lili, con una sonrisa cruel, exclamó: "Era un estorbo, ahora sí eres mío, Devi."
Lili, con intención de acercarse a Devian, extendió su mano hacia su hombro. Sin embargo, al hacer contacto, su brazo desapareció. Sorprendida, retrocedió y exclamó: "¿Qué acaba de pasar? ¿Qué diablos hiciste?"
En lugar de responder, Devian se dejó absorber por el odio y la rabia, desatando su furia contra Lili sin piedad alguna. Al percatarse de lo peligroso que se había vuelto todo, Lili tomó la decisión de escapar. Sin embargo, al salir, se encontró rodeada por numerosos ciudadanos y magos.
Un mago, con una expresión de acusación, preguntó: "¿Fuiste tú la que causó todo esto?"
Una fuerte erupción de energía hizo añicos el techo de la vivienda al instante. La sorpresa y el miedo se apoderaron de los presentes al presenciar semejante demostración de magia y poder. En un abrir y cerrar de ojos, la energía se convirtió en siete demonios que adoptaron la forma de cadenas, envolviendo y atando su cuerpo.
El mago, con una expresión de horror, exclamó: "Es un hijo del demonio, mátenlo."
Los magos atacaron al mismo tiempo. Devian, con una voz llena de furia, ordenó: "Silencio, estorbos. Herasu."
Al pronunciar esta palabra, tanto los magos como las magias lanzadas desaparecieron en cuestión de segundos. Todos quedaron asombrados por lo sucedido, mientras Lili aprovechó para escapar.
Devian, con una voz llena de determinación, declaró: "Mataste a mis padres para tenerme y ahora me tienes miedo. Si crees que te dejaré escapar, estás mal. Incluso si tengo que destruir la ciudad entera, lo haré."
Después de estas palabras, Devian liberó la furia que tenía y empezó a destruir todo a su alrededor. Claudio, con una voz llena de autoridad, ordenó: "Talismán de sellado."
Después de tocar el sello, el poder de Devian fue sellado poco a poco. Claudio, con una voz llena de seriedad, anunció: "Escuchen, gente de Sheffield, de ahora en adelante esto es del gremio. Como maestro del gremio Hellblazer, me haré cargo de este caso, así que despejen la zona."
Todos, al escuchar esto, sintieron un alivio y se alejaron del lugar. Mientras todos dejaban el lugar, la magia de Devian regresó a su normalidad y recuperó la cordura.
Claudio, con una expresión de preocupación, preguntó: "¿Qué pasó aquí, muchacho? ¿Dónde aprendiste esa magia y dónde está Verónica?"
Devian, con una voz llena de tristeza, respondió: "Apareció esa bruja de Lilibeth, me lanzó una magia rara y en cuanto a mi madre, fue asesinada por ella."
Claudio, con una expresión de incredulidad, exclamó: "¿Qué acabas de decir? Gabriel, Cloud, quédense con él un momento."
Gabriel, con una expresión de preocupación, respondió: "Okey, maestro."
Cloud, con una voz llena de preocupación, advirtió: "Maestro, no es buena idea lo que va a hacer."
Claudio, con una expresión de determinación, declaró: "Quiero ver con mis propios ojos el cadáver de mi niña, sino nunca lo creeré."
Devian, con una voz llena de tristeza, advirtió: "Abuelo, yo lo vi y no le recomiendo entrar."
A pesar de la advertencia, Claudio lo ignoró y decidió entrar. Al ver el cadáver de su hija quemado y cortado, desde el interior solo se escucharon los gritos de dolor y lamento de Claudio.
Claudio, con una voz llena de tristeza, entregó a Devian el corazón de su madre, diciendo: "Devian, ten, es el corazón de tu madre. Como su hijo, debes darle una muerte digna."
Devian, con una voz llena de determinación, prometió: "Madre, lo siento por no ser lo suficientemente fuerte para protegerte. Juro que me haré muy fuerte y vengaré tu muerte. Así, tu misión acabará para que puedas descansar. Te amo, madre. Herasu.
Mientras la casa era reducida a polvo y arrastrada por el viento, los recuerdos de Devian y su madre pasaban por su cabeza como una primavera en el reino helado.
Claudio, con una voz llena de determinación, declaró: "Vamos, Devi. Te llevaremos al gremio y allí veremos cuál es tu elemento y sobre esa magia rara."
Devian, con una voz llena de resolución, respondió: —Okey, abuelo.
Tras esas palabras, todos se dirigieron velozmente hacia el Gremio. Al llegar, todos se preguntaron por qué Devi se presentaba solo y con un semblante serio. Sin embargo, nadie se atrevió a hacerle ningún comentario. Simplemente le ofrecieron descanso y se comprometieron a trabajar duro al día siguiente. A partir de esa mañana, comenzaron todas las pruebas necesarias para entender su maldición y su magia. Tras varios días de trabajo, lograron comprender su naturaleza.
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