Garnet y Amatista llegaron a la entrada del palacio. Las guardianas empujaban a las Perlas con sus varas. Pero no era suficiente con las dos.
— ¡Abrieron las puertas! ¡No podemos contenerlas! ¡Entrarán al palacio! —exclamó una guardiana.
— ¡Es inútil! ¡Debemos usar el desestabilizador de gemas! —exclamó la segunda guardiana.
— ¡No las lastimen! ¡Solo lo empeorarán! —respondió Garnet.
Garnet se posó en medio. Volvió enorme sus manos estiró los brazos para usarlos de barricada. Las Perlas empujaban y algunas empezaron a saltar por encima.
— ¡Déjenos pasar opresoras! —gritó una Perla en el aire que quería atacar a Garnet.
— ¡No hables así de mi amiga! —respondió Amatista sacando su látigo. Atrapó a la Perla con él y la llevó de regreso con las otras.
— ¡Te cubriré las espaldas! —respondió Amatista.
Otras Perlas comenzaron a empujar contra Garnet y pasar por encima también. Amatista las seguía devolviendo.
— ¡No sé por cuanto tiempo podré mantenerlo! —exclamó Garnet.
En ese momento otras gemas saltaron dentro junto a Amatista. Eran las Amatista soldado que conocieron.
— ¡Son ustedes! —exclamó alegre Amatista.
— ¡Convencí a la capitana de ayudarlas aquí! —respondió Amatista 7CJ — ¡Activen los muros de contención!
Colocaron unos dispositivos en el suelo que se abrieron y expandieron en muros. Garnet recuperó su forma original y saltó dentro.
— Agradecemos su ayuda —dijo Garnet —Hay que evitar que crucen dentro el tiempo suficiente. Solo queda esperar a que Perla regrese con la Perla Negra.
— ¿Cuanto tiempo tomará? —preguntó Amatista 7CJ.
—No lo sé —respondió Garnet
— ¡¿Qué?! ¡¿No lo sabes y dejas todo en manos de una Perla?! —preguntó Amatista 7CJ.
—Es más que una Perla —respondió Garnet. Dió un salto y atrapó una Perla en aire, devolviendola con un giro. Luego aterrizó — ¡Es una Cristal Gem!
Las Amatistas ayudaron a devolver a las Perlas que cruzaban haciendo lo mismo.
Mientras tanto. En el fondo del planeta madre. Perla continuaba cayendo, hasta que llegó al abismo. Era un páramo enorme. Con formaciones gigantescas de piedra llenas inyectores abandonados y huecos de gemas. La guardería del planeta madre.
Perla caía muy rápido. Vió que debajo había una estalagmita gigante gritó. Reacciona rápidamente y saca su espada para sujetarse a una columna enterrandola con todas sus fuerzas. Poco a poco disminuye la velocidad hasta que se detiene. Al abrir los ojos se da cuenta de que llegó a la punta de la columna.
—Hmph —se dijo Perla y bajó a la gran estalagmita.
—Ahora. ¿Dónde puede haber ido? —se preguntó Perla. Observó el paramo gris y oscuro a su alrededor. Hasta que notó unas marcas debajo que eran de la espada de Perla Negra. Quien hizo lo mismo para aterrizar. Perla bajó siguiendo las marcas.
Más al fondo. Perla Negra llega al suelo y guarda su espada. Se toma un respiro. Pero en ese instante escucha llegar a alguien. Mira hacia arriba y ve a Perla, quien también ya la encontró mientras se desliza por la roca.
—No —dijo Perla Negra. Huye al instante.
Perla aterriza de pie y persigue a Perla Negra. Corren tras ella a través de una enorme fosa.
— ¡Detente ahora! —exclamó Perla.
Perla Negra pasó sobre unos enormes escombros. Pero Perla los sube con facilidad y continúa siguiendola.
— ¡Déjame en paz! —exclamó Perla Negra. Disparó con su lanza a unas columnas que estaban arriba para cerrar el paso. Perla continuó corriendo, y cuando las rocas iban a aplastarla se deslizó de rodillas en el suelo, esquivando las rocas a centímetros suyo. Perla Negra se enoja. Ve un vacío al frente y da un enorme salto. Aterriza rodando en el suelo lleno de polvo y escombro. La orilla del suelo se rompió. Perla da un salto también. Antes de llegar a la orilla ve a Perla Negra sin capucha otra vez. Ambas se intercambian miradas, y Perla cae antes de tocar la orilla.
— ¡No! —exclamó Perla Negra al ver que una Perla cae y no puede salvarla. Pero Perla clava su espada en la tierra para detenerse. Ella escala usando su espada para sujetarse hasta llegar arriba. Llega cubierta de polvo y se percata de que Perla Negra se fue. Había perdido el rastro. Pero no creyó que estuviese lejos porque era un lugar cerrado lleno de huecos y escombros donde pudo haberse ocultado. Guardó su espada y caminó.
— ¡Está bien! —exclamó Perla exahusta — ¡Dejaré de seguirte! ¡Llegué a mi límite!
Se detuvo en una gran roca donde se sentó.
—Ahora me quedaré aquí atrapada en este lugar. Sola —dijo Perla —Debes de haber pasado mucho tiempo sola aquí. Aterrada y enojada por lo que te hicieron. Hubo un tiempo en que estuvimos así en la tierra. Teníamos miedo y queríamos estar solas.
Perla sentía la tierra del suelo con su mano.
—Pero cuando Diamante… —continuó Perla —cuando se volvió Rose Cuarzo, conoció a los humanos, vió lo similares que éramos. Y entendimos que nuestro equipo caería si seguíamos con el rencor que nos teniamos y el que nos dejó el planeta madre hace siglos. Solía estar resentida con mucha gente. Y casi lo hacía de nuevo al no conocerte mejor. Alguien una vez nos dijo: “Si las costillas de cerdo fueran perfectas, no existirían los perros calientes”. Se llama Steven. Gasp. A él le encantaría conocerte. Gracias a él, nos volvimos un mejor equipo. Nos volvimos una familia y luchamos por proteger la tierra. Umm… lo que quiero decir, es que talvez el planeta madre nos hizo demasiado daño y sea imperdonable. Pero lo que importa es que el odio no nos defina. Que la compasión nos puede ayudar a hacer cualquier cosa. Hasta perdonar a quienes nos dañaron. Aún si ellas no lo hacen, nosotras seremos libres desde el interior.
Perla Negra se encontraba sentada justo detrás de la roca donde también Perla estaba sentada. Perla se levantó y fue a donde Perla Negra, sorprendiendola. No tenía problema si ella quería defenderse. Perla Negra se puso de pie, mostrando los dientes, respirando fuerte y sus manos temblorosas. Pero Perla se percato de que no era por ira. Le quitó con cuidado la capucha. Perla Negra estaba llorando a mares.
—Yo… no quería que cayeras —dijo Perla Negra llorando.
—Está bien. No te culpo —respondió Perla despreocupada, y con su pulgar limpió una mancha en la cara de Perla Negra.
— ¿Realmente crees que puedan resolver todo así? —preguntó Perla Negra limpiándose las lágrimas de la cara.
—Te apoyaremos. A tí y a las demás gemas. Pero solo así —respondió Perla.
—Con el desastre que hice, no sé que pensaran las demás gemas de mí —dijo Perla Negra dudosa. Entonces Perla la abraza firmemente. Sorprendiendola por un segundo.
—Pues yo creo que eres genial —dijo Perla. Perla Negra no entendía lo que hacía.
— ¿Qué es esto? —preguntó Perla Negra mientras se ruborizaba y comenzaba a sentir un calor.
—Es algo que aprendí en la tierra. Se llama abrazo —respondió Perla.
Perla Negra hizo lo mismo y lentamente abrazó a Perla.
—Gasp. Se siente bien —dijo Perla Negra. Estuvieron así unos segundos. Finalmente se soltaron.
—Ahora. Tenemos que volver arriba. Hay que detener a las Perlas en el palacio —dijo Perla. Perla Negra miró hacia arriba y dijo —Conozco el camino.
En el palacio, Garnet, Amatista y las soldados continúan parando a las Perlas.
— ¡¿Cuánto más seguiremos así?! —preguntó una Amatista soldado
— ¡Todo lo que puedan! —respondió Amatista 7CJ.
— ¡Esto es todo lo que podemos! —dijo una Amatista soldado que sostenía dos Perlas.
“¡Alto!” Se escuchó a lo lejos. Perla y Perla Negra llegaron al palacio aterrizando en la entrada.
— ¡Compañeras Perla! ¡Escuchenme! —exclamó Perla Negra descubriéndose — ¡El conflicto ha terminado! Quería que uniéramos fuerzas para luchar contra la tiranía del planeta madre. Pero me enfoqué más en mi odio, y acabé por compartir mi rencor con todas ustedes y solo empeoré. Debemos dejar la destrucción. Ahora las gemas de Diamante Rosa no son solo compañeras. Son nuestras amigas. ¡Gracias a su compasión nos ayudarán a ser libres!
Las Perlas aclamaron su discurso y celebraron. Unas se abrazaban, y otras lloraban de la emoción.
—Lo logramos. Todo gracias a tí —dijo Perla Negra.
—Te prometo que lo resolvemos —respondió Perla.
—Estoy orgullosa de tí, Perla —dijo Garnet —Buen trabajo a todas.
—No fue nada —dijo Amatista 7CJ.
En ese momento apareció corriendo Connie de entre la multitud, y sube hacia el palacio.
— ¡Chicas! —exclamó Connie angustiada.
— ¡Connie! ¿Qué sucede? ¿Y dónde está Steven? —preguntó Perla.
— ¡Está con las Diamante! ¡Lo atraparon! —respondió Connie.
Steven se encontraba con las Diamante dentro del gran palacio de Blanco. Las tres Diamante estaban juntas. Pero Amarillo y Azul eran totalmente grises y se encontraban inmóviles en la misma pose que Diamante Blanco.
—Muy bien… —dijo Blanco mientras controlaba a Amarillo y Azul — ¿De qué querías hablar Rosa. O debería llamarte… ¿Rose Cuarzo?
Fin.
Gracias por leer.
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