CAPÍTULO 2

CUANDO TODO COMENZO

"Todas las mañanas somos despertados por una voz, ¿será el viento, será un espíritu, será solamente un recuerdo? Sin importar quien sea, es mejor no seguirla, pues al final de ese lugar a donde te llevará hay un abismo sin fin."

INVENTARIO INICIAL DEL CAPITULO

(ARCHIE)

✦ UNIFORME ESCOLAR

No es mas que un simple uniforme escolar que Archie utiliza para ir a la escuela, si no se lo pone no lo dejan pasar. Es demasiado costoso asi que no se debe dañar.

✦ LENTES MORADOS SIN ESPEJUELOS

Son unos lentes morados de plástico que no tienen espejos, Lucia se los compró a Archie para que luciera lindo.

✦ ARETES DE CORAZÓN

Son unos pequeños aretes rosas en forma de corazón y que tienen algunos pequeños lunares morados. Son un tesoro, no deben ocurrirle nada o Archie moriría.

✦ MOCHILA

Una simple mochila color morada claro con el estampado de la cara de "Dezz el destripador de mundos". 

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Planeta Terraire

1 de septiembre de 2022 

Departamento de Archivaldo

06:00 am

Entonces volvemos a ese fatídico día en el que todo cambió; el 1 de septiembre. Pero te contaré todo lo que me sucedió desde temprano en la mañana.

Luego de escuchar el sonido de un claxon, sentí como unos toques eléctricos recorrieron todo mi cuerpo lentamente.

- ¡Ahhh! ¡Ahhh!

Grité asustado. Desperté demasiado agitado, el corazón me latía a mil por hora. No sabía si lo que había soñado era un recuerdo o simplemente eso; un sueño.

Pero en ese momento mi mente no estaba como para averiguarlo. Miré el reloj y me espanté al darme cuenta de que solo faltaban 40 minutos para entrar a la universidad.

Quizás para ti parezca mucho tiempo, pero para mí eran una miseria, pues esos 40 minutos son los que me tardo en bajar la maldita escalera infernal, asi que ya te imaginarás. Normalmente me tardo 1 hora y 30 minutos para llegar a la escuela y eso cuando me apuro como un rayo, pero cuando me voy haciendo menso todo el camino, me llego a tardar 2 horas.

Sí, asi que prácticamente solo tenía un segundo para cambiarme y correr hacia la jaula de los ratones o podía batir mi récord corriendo a la velocidad de la luz y llegar desintegrado al salón. Aunque no creo que el profesor Bernabé le quisiera dar clases a una bola de órganos desparramados por el suelo.

Me di una bofetada para dejar de estar pensando en tonterías y me levanté, pero mi pierna se enredó en la cobija y caí al suelo fuertemente pegándome tremendo golpe en la barbilla.

- ¡Ughhh! ¡Genial!

Yacía tirado en el suelo junto a mi dignidad. De tanto coraje que tenía, ni siquiera me sobé el golpe, solo corrí hacia mi baño mientras cojeaba un poco.

Me dispuse a lavarme los dientes, pero me di cuenta de que la pasta no salía por más que la apretaba.

Entonces en un acto de desespero, la aprete tan fuerte que salió disparada hacia el espejo que tenía frente a mí.

- ¡Ahhhhh! Soy un tarado.

Golpee mi frente.

- Está bien, Archie. Tranquilo.

Agarré un poco de pasta del espejo y me lavé los dientes. Miré el desastre que había quedado en el, pero me resigné a que despues lo limpiaría.

Regresé a mi habitación y me coloqué el uniforme y los zapatos. Al menos el uniforme era lindo, bueno que se esperaba de una universidad de paga. Hoy me tocaba uniforme normal, pues no teníamos deportes ese día.

El pantalón era gris, la camisa de manga larga era color morado claro con unas franjas blancas y rosas en el cuello de la misma.

Los hombres utilizábamos una corbata morada fuerte y un chaleco gris al igual que el pantalón. Aunque la mayoría del tiempo solo traíamos la camisa de manga corta, pues hacia demasiado calor como para traer todas esas cosas encima.

Antes de ir hacia la cocina a prepararme algo, tomé de mi cajón mis preciados aretitos en forma de corazón. Podía olvidarme de cualquier cosa, incluso de tomarme mis pastillas del día, pero esos aretes eran algo que tenía que ponerme siempre.

Tenían el mismo valor que el sombrero de Luffyn, las katanas de Zoron o de la ropa deshilachada de Pierrot, asi que te imaginarás la importancia de estos.

Igualmente, arriba del mueblecito de mi habitación pude ver los lentecillos que me había comprado Lucia el fin de semana, asi que me los puse también. No los había querido usar porque eran demasiado llamativos y si los tipos de la escuela me veían usándolos de seguro se burlarían de mí.

Pero ya no importaba, ese día me había levantado justamente para ser el hazmerreír de la cuadra y del planeta entero, asi que daba lo mismo.

Como ya no me daba tiempo para preparar algo balanceado para el desayuno, fue donde se me ocurrió la magnífica idea de hacerme una maldita chocolatada.

Haciendo una recapitulación de ese día, tal parece que mi día ya había iniciado siendo una mierda sin necesidad de hacerme la dichosa chocolatada.

Definitivamente eso empeoro mi día, eso sí lo puedo afirmar.

Me preparé esa cosa del infierno y me la tomé lo más rápido que pude, y para no ir tan vacío del estómago me comí un cupcake que me había traído del trabajo el día anterior.

Agarré mi mochila, me cercioré de cerrar correctamente la puerta de mi departamento y despues de ello, corrí como si una horda de zombis y asesinos estuvieran detrás de mí.

- ¡Buenos días, Joven Archivaldo!

Teresa alzó su mano para saludarme.

- Buenos días, señorita Teresa.

Correspondí realizando el mismo gesto.

- ¿Otra vez llegando tarde?

Teresa me miró con una pequeña sonrisita burlona.

- Por supuesto que no, es que son los demás que se levantan muy temprano.

Reí tontamente.

- ¡Ja! ¡Ja! ¡Ja! Ciertamente. – Teresa soltó una gran carcajada.

Teresa era la policía del edificio, se encargaba de la seguridad de este mugroso y deteriorado cuchitril. Además de que obviamente evitaba que extraños pudieran entrar al lugar.

- ¡Bueno lamento no quedarme a platicar un rato más, pero debo irme! ¡Chao!

Volé cual chancla lanzada por madre mexicana.

Teresa pensó: "Vaya parece que hoy si lleva prisa. Bueno, aunque no es nada nuevo, cada cierto tiempo, el joven Archivaldo se levanta tan tarde que sería bueno tener un aparato teletransportador para que el pobre llegara a tiempo."

Llegué al barandal y miré hacia abajo. Me empecé a cuestionar: ¿Si me lanzo desde aquí, podría sobrevivir?

Pensándolo seriamente, creo que podría soportar algunos cuantos huesos rotos, pero no un reporte por impuntualidad en mi preciado y hermoso currículo escolar.

Aunque abandoné la idea rápidamente, porque aunque pudiera aguantar el dolor por los huesos rotos, creo que no podría soportar una reprimenda de 1 mes de Ramón. Sobre todo le daría la razón de que no puedo cuidarme solo y me obligaría a volver a su casa; lo cual sería asfixiante.

Hice un calentamiento rápido para las piernas y comencé a bajar los escalones. Llegados al escalón 25, empecé a acelerar el paso. Agarré coordinación y constancia, luego bajé tan rápido como una especie de Flasch con diarrea.

En menos de 18 minutos había logrado bajar los 250 escalones de la escalera infernal.

Estaba sudando como nunca, pero un poco de olor a sobacos y desesperanza era mejor que un reporte o una ida al hospital por quebrantamiento de huesos.