"Mi Rey, su hija ha estado desaparecida durante más de tres días", interrumpe una criada mientras el Rey se preparaba para fumar marihuana.
"No es problema mío", responde el Rey con frialdad.
Pero la criada insiste: "Su Majestad, ella es la princesa del reino y su seguridad es su responsabilidad".
"Y yo he dicho, que me da igual"
El Rey no parecía preocupado por la seguridad de su hija, lo que dejaba a la criada aún más desconcertada. Ella había trabajado en el palacio durante muchos años y sabía que el Rey amaba a su hija, pero algo en su comportamiento reciente la hacía sentir incómoda. ¿Qué podría haber sucedido para que cambiara de esta manera?
Elizabeth se encontraba muy enferma y tosía en el barco, visiblemente afectada por la fiebre y el clima húmedo.
Lejos de preocuparse por su estado, Nicholas le recordó su advertencia de no comer algo en particular, con un tono que daba la impresión de que no le importaba la condición de la chica.
Elizabeth tosía incontrolablemente, tratando de aferrarse a la mano del vampiro en busca de ayuda.
El vampiro la mira con una expresión de desprecio, pero al ver la mirada suplicante de Elizabeth, finalmente cede y le sostiene la mano con cuidado.
"Lo siento, debería haber sido más cuidadoso en lo que te dije que comieras." Dice el Nicholas con una voz suave y compasiva.
Nicholas la ayuda a acostarse en su cama y le trae una taza de té caliente. Elizabeth se siente mejor después de beberlo y comienza a respirar con más facilidad.
"Te dije que eres una princesa, estos viajes no son para ti"
"Gracias" susurra Elizabeth, mientras cierra los ojos y se duerme.
La criada decidió tomar el asunto en sus propias manos y comenzó a buscar a la princesa por su cuenta. Después de preguntar a todos los sirvientes del palacio, finalmente encontró una pista en el establo. Uno de los caballos había sido sacado esa noche y sospechó que la princesa había sido secuestrada.
La criada informó al Rey de sus sospechas y, aunque inicialmente se negó a tomar medidas, la gravedad de la situación pronto se hizo evidente. El Rey ordenó que se reunieran todos los soldados disponibles para buscar a su hija desaparecida.
"No lo entiendo Elizabeth, ¿por que odias tu vida de princesa y reino? tienes todo. Nicholas le pregunta sin comprender.
Elizabeth suspira y responde: "No se trata de lo que tengo, se trata de lo que no tengo. Soy prisionera de mi posición, no puedo elegir mi propio camino. Todo lo que hago es para mantener la imagen del reino y de mi familia. No puedo casarme por amor, no puedo tener amigos verdaderos, todo está limitado por mi posición. No es una vida que yo haya elegido, es una vida que se me impuso". El vampiro asiente con comprensión, sabiendo que también ha luchado contra las limitaciones de su propia existencia. "Entonces, ¿Qué quieres hacer?" pregunta el vampiro. Elizabeth lo mira con determinación y responde: "Quiero tomar el control de mi propia vida, incluso si eso significa renunciar a mi posición como princesa". Nicholas sonríe con orgullo.

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