Federico estaba en la tina rodeado de pétalos de rosas rojas junto a Elizabeth.

"Siempre quieres más, mi vampira" dijo Federico, mostrando sus colmillos seductores.

Elizabeth sonrió y acarició la mejilla de Federico con ternura. "No puedo evitarlo, mi amor. la sangre es mi adición", respondió ella con una mirada apasionada.

Federico asintió, comprendiendo perfectamente la necesidad de su amada. "Lo sé, mi dulce Elizabeth. Y siempre estaré aquí para satisfacer tus deseos vampíricos", aseguró él con una sonrisa seductora.

Los pétalos de rosa flotaban en la bañera, creando un ambiente romántico y sensual. Federico tomó la mano de Elizabeth y la besó con pasión. Ella cerró los ojos y suspiró, sintiendo la conexión única que compartían.

"Te amo, mi vampira" susurró Federico, acariciando suavemente el cabello de Elizabeth.

"Y yo a ti, mi amado vampiro" contestó Elizabeth, sellando su amor con un beso apasionado.

"Juntos haremos el caos", dijo Federico con una risa diabólica, provocando una sonrisa en Elizabeth. 

"Juntos haremos esto como un infierno" dijo Elizabeth con una mirada malvada.

"¿A dónde vamos?", preguntó Elizabeth con curiosidad.

"A una fiesta", respondió Federico con una sonrisa enigmática.

Elizabeth sabía que Federico siempre tenía algo divertido planeado, así que siguió caminando a su lado, emocionada por lo que les esperaba esa noche. 

"En esta fiesta, habrá humanos, ya sabes que vamos a hacer"

"Adoro, esas fiestas Federico"

Elizabeth sabía exactamente a lo que Federico se refería. 

Juntos, se dedicaban a cazar y alimentarse de humanos en las fiestas a las que asistían. Elizabeth había descubierto hacía tiempo que no podía resistir la tentación de la sangre humana.

Cuando llegaron a la fiesta, Elizabeth y Federico se mezclaron con la multitud de humanos sin llamar la atención. Pronto encontraron a sus presas y se prepararon para disfrutar de la noche. 

Las noticias llegaron a varios reinos, se trataba de una fiesta sin ningún sobreviviente.

Elizabeth y Federico estaban cazando varios animales en el bosque, mientras que algunas familias han descubierto que sus gallinas han desaparecido. "Los vampiros han atacado a todos mis animales", dijo un granjero preocupado.

"Marcas de colmillos de vampiros en nuestros animales"

Elizabeth y Federico eran muy sedientos y casi acaban con todos los animales de las granjas.

Los habitantes del reino estaban aterrados ante la noticia de que vampiros estaban atacando a los animales de las granjas y causando estragos en la zona. Algunos creían que los vampiros eran una leyenda, pero ahora no podían negar la realidad ante sus ojos. La gente empezó a tomar medidas de precaución, cerrando sus puertas y ventanas por la noche y evitando salir después del anochecer. La situación se estaba volviendo cada vez más peligrosa y era necesario encontrar una solución antes de que los vampiros atacaran a más personas y animales inocentes.

"Los humanos nos temen, por eso es que vivimos aquí", dijo Elizabeth a Federico.

Federico asintió en silencio.

La gente cuida de sus niños, de los vampiros, pero nadie sabe que, una niña salió escapo aburrida por el encierro.

Elizabeth atrae a la niña de capa roja hacia ella misma con una hipnosis y se la entregan a Federico.

"Traje la cena, Federico", dijo Elizabeth.

"Perfecto, no está nada mal", respondió él.

La tardanza de Nicholas en rescatar a la niña es evidente.

Con tristeza, Nicholas le pregunta a Elizabeth: "¿Por qué estás haciendo todo esto? Antes no eras así".

Elizabeth y Federico estallan en risas.

"Que ingenio eres Nicholas, lo hago porque soy una vampira". Elizabeth se burla de él. "Ya no soy la que conocías, ahora soy mucho mejor"

Nicholas se queda perplejo ante la respuesta de Elizabeth. Sin embargo, no puede evitar sentirse atraído por su belleza y su astucia.

Federico, el otro vampiro presente en la escena, decide intervenir. "La niña, por cierto esta deliciosa, ha calmado mi sed"

Nicholas siente un escalofrío recorrer su cuerpo al escuchar las palabras de Federico. Le preocupa la falta de empatía que algunos de ellos muestran hacia los seres humanos.

Mirando fijamente a Elizabeth, Nicholas se da cuenta de que ella también ha cambiado. Una vez fue una persona amable y compasiva, pero ahora parece disfrutar de la caza y la sangre tanto como cualquier otro vampiro. Nicholas se pregunta si este es el destino inevitable de todos los que abrazan la oscuridad.

Mientras tanto, la niña yace en paz en su tumba, ajena a las luchas y las intrigas de los vampiros que la rodean. Nicholas se pregunta si alguna vez encontrará la redención por sus pecados y si alguna vez será capaz de encontrar la paz que la niña parece haber encontrado.

"¿Recuerdas a tus ex parejas, Lucinda, Kaili y Leilani?", preguntó Nicholas a Federico.

Federico se tomó un momento para pensar en su respuesta antes de hablar. "Sí, las recuerdo", dijo finalmente. "Pero he aprendido que cada relación es diferente y que no puedo juzgar a Elizabeth por lo que otros vampiros han hecho en el pasado".

"Ellas quieren volver contigo, Federico", le comenta Nicholas. "Las tres me lo han dicho".

Federico se sorprendió al escuchar las palabras de Nicholas. "No lo creo", dijo con incredulidad. "Fue mi elección alejarme de ellas y comenzar algo nuevo con Elizabeth. No tengo intenciones de volver al pasado".

Nicholas lo miró fijamente a los ojos, tratando de encontrar la verdad detrás de sus palabras. "Entiendo", dijo finalmente. "Solo quería asegurarme de que no te estuvieras perdiendo de algo que pudiera hacerte feliz".

"¿Estás diciendo eso para que yo deje a Elizabeth y ella se quede contigo?", Federico se burla de el, causando que Nicholas se sienta avergonzado. Elizabeth se une a la risa, riendo fuerte junto con Federico. "Elizabeth, la humana, te amaba. Pero ahora que es vampira, me ama a mí porque notó a un hombre de verdad como yo".

"Lo que no comprendo es cómo, cuando era humana, era afectuosa y me amaba. Pero después casi muere en mis brazos, y no tuve más opción que convertirla en vampiro. Ahora es tenebrosa y está contigo", comentó Nicholas, sintiéndose triste y molesto al mismo tiempo.

"Deja de llorar, me das asco", le dice Federico. "Tus quejas han continuado durante años, desde que te conocí y te convertí en vampiro".

Nicholas se secó las lágrimas y se alejó de Federico, sintiendo la rabia y la tristeza mezcladas en su interior. "No necesito tu lástima", dijo con voz fría. "Puedo cuidarme solo".

Nicholas miró a Federico, viendo la sinceridad en sus ojos. Por un momento, se sintió tentado de perdonarlo y abrazarlo de nuevo, pero luego recordó las palabras ofensivas que había dicho.

Nicholas se alejó, sintiendo el peso de la soledad en su corazón.