La pequeña Elizabeth, de cuatro años, paseaba por todos los salones de su casa con una mini bicicleta rosada estilo Bratz. Llevaba un vestido de flores y una corona de flores en la cabeza. Su pelo negro rizado le llegaba hasta la cintura. Sus ojos verdes brillaban de felicidad.
Mientras Elizabeth pedaleaba, los sirvientes que vivían en la casa la esquivaban asustados. Algunos de ellos incluso gritaban.
Elizabeth no entendía por qué ellos se asustaban de ella. Ella solo quería jugar con ellos.
De repente, Elizabeth chocó con un vampiro que estaba leyendo un libro. El vampiro se cayó al suelo y el libro se le cayó de las manos.
Elizabeth se detuvo y se bajó de la bicicleta. Se acercó al vampiro y le preguntó:
"¿Te duele?"
"No, no me duele" dijo el vampiro.
"Lo siento" dijo Elizabeth. "No quise golpearte. Solo quería jugar contigo".
"¿Jugar?" preguntó el vampiro. ¿Cómo se juega?
"Así" dijo Elizabeth. "Vamos a perseguirnos".
Elizabeth empezó a pedalear de nuevo. El vampiro se levantó del suelo y empezó a perseguirla.
Elizabeth y el vampiro jugaron durante horas. Se divirtieron mucho.
Al final del día, Elizabeth estaba cansada. Se despidió del vampiro y se fue a dormir.
El vampiro se quedó mirando a Elizabeth mientras se alejaba. Sonrió.
"Es una niña muy especial" pensó el vampiro.
El sol se estaba poniendo cuando el coche de los padres de Andy llegó a la casa de Elizabeth. Andy, un niño de cinco años con el pelo negro rizado y los ojos verdes, salió del coche con cara de disgusto.
"¡No quiero estar aquí!" gritó Andy. "¡Quiero volver a casa!"
Los padres de Andy lo ignoraron y lo llevaron a la puerta de la casa.
"Aquí está tu prima Elizabeth" -dijo la madre de Andy. "Ya verás como te lo pasas bien con ella".
Elizabeth, que estaba jugando en el jardín, escuchó la voz de sus padres y se acercó a la puerta.
"¿Quién es ese?" preguntó Elizabeth.
"Es tu primo Andy" dijo la madre de Elizabeth. "Va a quedarse con nosotros unos días".
Andy vio a Elizabeth y se quedó mirándola. Elizabeth llevaba un vestido negro y una corona de flores en la cabeza. Su pelo negro rizado le llegaba hasta la cintura. Sus ojos verdes brillaban de felicidad.
"¿De verdad es mi prima?" preguntó Andy.
"Sí" dijo la madre de Elizabeth. "Es tu prima Elizabeth".
Andy se acercó a Elizabeth y le extendió la mano.
"Hola" dijo Andy. "Me llamo Andy".
"Hola, Andy" dijo Elizabeth. "Yo soy Elizabeth".
Los padres de Andy se despidieron y se marcharon.
"¿Quieres jugar conmigo?" preguntó Elizabeth.
"No sé" dijo Andy. "No me apetece mucho".
"Vamos, te va a gustar" dijo Elizabeth.
Elizabeth llevó a Andy al jardín. Empezaron a jugar a las muñecas, pero Andy no se divirtió mucho.
"Esto es aburrido" dijo Andy. "Yo quiero jugar a algo más divertido".
"¿A qué quieres jugar?" preguntó Isabel.
"No sé", dijo Andy. "A algo que sea emocionante".
"¿Qué te parece si jugamos a policías y ladrones?" propuso Isabel.
"¡Eso sí que es emocionante!" dijo Andy.
Federico y Lucinda estaban sentados en el porche de su casa, disfrutando de una copa de vino. Era una noche tranquila y estrellada.
De repente, escucharon un ruido en la calle. Se levantaron y miraron por la ventana.
Un coche se detuvo frente a la casa de Elizabeth. Los padres de Andy salieron del coche y ayudaron a su hijo a bajar.
Federico y Lucinda se miraron.
"¿Quién será ese niño?" –preguntó Federico.
"No lo sé", dijo Lucinda. "Pero parece que va a quedarse con Elizabeth".
Federico y Lucinda se sentaron de nuevo. Seguían mirando por la ventana.
Vieron a los padres de Andy despedirse y marcharse.
"Ha sido un día divertido", dijo Andy. "Gracias por invitarme a jugar".
"De nada", dijo Elizabeth. "Siempre es divertido jugar contigo".
Andy se fue a la cama con una sonrisa en la cara. Había encontrado una nueva amiga.
Federico y Lucinda siguieron observando a Elizabeth y Andy desde la ventana.
Son muy monos dijo Lucinda.
"Sí", dijo Federico. "Es una pena que no podamos jugar con ellos".
"¿Por qué no?" —preguntó Lucinda.
"Porque somos vampiros", dijo Federico. "Podemos comerlos por accidente".
Lucinda sospechó.
"Es una pena", dijo. "Me gustaría jugar con ellos". Federico le dio un beso a Lucinda.
"No importa", dijo. "Siempre tendremos a nosotros mismos".
Lucinda sonriendo "Sí" dijo. "Siempre tendremos a nosotros mismos".
La pequeña Elizabeth disfruta jugando en su casa con su bicicleta rosada. Choca accidentalmente con un vampiro, pero en lugar de asustarse, lo invita a jugar y pasan un buen rato juntos. Cuando llega su primo Andy, inicialmente no está interesado en jugar, pero Elizabeth lo convence y terminan divirtiéndose juntos. Mientras Federico y Lucinda los observan desde su porche, lamentan no poder unirse al juego debido a su condición de vampiros, pero encuentran consuelo en su amor mutuo mientras disfrutan de la inocencia y la amistad de los niños.
Seis años después de la muerte de Elizabeth, Federico y Lucinda han aprendido a perdonarse mutuamente y a superar sus tragedias pasadas. Un día, mientras están sentados en un banco del parque, ven a una niña pequeña que se parece mucho a Elizabeth. Federico se siente conmovido por el encuentro y cree que la pequeña Elizabeth es la reencarnación de su amada.
La pequeña Elizabeth entra en sus vidas y las transforma para siempre.
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