La rapidez de sus movimientos dejó sorprendida a Agath, sin embargo pudo esquivar el movimiento de aquella monstruosidad de un solo salto, aun así convenía no estarse quieta con esa bestia debido a que su rapidez era demasiado grande y en un momento de fatal descuido, aquella Cobra podía devorarla de un solo bocado. Blandiendo con fuerza su espada, Agath pudo hacerle un corte a la cola de aquella enorme criatura, quien largó un fuerte Siseo y se volvió a abalanzar sobre ella con sus fauces abiertas. Dando otro grácil y ágil salto, Agath pudo esquivar una vez más a la Cobra del Desierto quien no parecía estar tan molesta por ello sino, más bien, bastante divertida.
- Bien, bien- reía aquella Cobra de manera maliciosa- veo que hago bien en no subestimarte mi estimada Doncella Del Desierto, eres una buena contrincante, SSS, pero esto aun no termina
Viéndola con una ira asesina, la Cobra comenzó a hacer un sonido raro que Agath no tardó en descubrir de qué se trataba y se puso a cubierto detrás del resto del equipaje cuanto antes. Largando un fuerte escupitajo de color verde, la Cobra empezó a tirar su veneno acido a todas partes, cayendo en la arena, desintegrando una parte de ella al hacerlo. Tal y como Agath temía, una de las cantimploras fue destruida por el mortal veneno que largaba un corrosivo humo al caer en su destino. Tomando la lanza del carro, Agath se la tiró a la Cobra, pudiendo ensartársela en su ojo derecho, obligándolo a largar un fuerte rugido de ira que le dio la oportunidad de correr hacia donde estaba su cuello con intenciones de cortárselo de un solo movimiento. Sin embargo fue golpeada por la cola de aquella enorme serpiente lanzándola hacia un costado.
Dentro del campamento, Alexandros fue recobrando la conciencia de manera lenta y dolorosa. Logrando levantarse, sintiendo pocos espasmos dolorosos al hacerlo, miró a su alrededor, encontrando la tienda vacía al hacerlo.
- ¿Agath?- preguntó en voz alta dirigiéndose a donde estaba la salida de su pequeña carpa- ¿Agath, dónde estás?
Antes de que pudiera recibir una respuesta, vio como una enorme cola de serpiente de color negro apareció a su costado y lo atrapó, apretándolo de la cintura provocando que se desmayara otra vez debido al dolor.
- Bueno, bueno. Miren lo que tenemos aquí- rió la Cobra con malicia sujetando con fuerzas a Alexandros, enseñándoselo a Agath con una perversa gracia- si no es tu compañero de viaje, realmente me sorprende que una Doncella Del Nilo tenga que hacer de niñera de este imbécil, pero ¿Quién soy yo para juzgarte?- mirándola con una furiosa ira mientras la imagen tensa y preocupada de Agath se reflejaba en sus ojos escarlatas, aquella Cobra le dijo- ahora, mi estimada Doncella, deberás de elegir, tu amigo o tu vida. Prometo dejar vivir a uno de los dos, pero esa será tu decisión. Oh, y te aconsejo que lo hagas pronto porque dentro de poco mis demás hermanas vendrán por los restos
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