Ya éramos una pareja, aunque nuestros padres no tenían ni la más mínima idea, sabíamos que eso iba a ser un gran problema, pero era algo que habíamos aceptado desde que ambos decidimos aceptar mutuamente nuestro sentir. Decidimos confiar uno en el otro, era lo mejor que podíamos hacer dado el gran problema que era seguir juntos, el lazo es fuerte después de todo, solo hay que confiar.
Un par de meses bastó para que se enterara. Habían empezado a circular rumores sobre nuestra relación, esa fabulosa historia contada de boca en boca sobre el amor del príncipe heredero y una plebeya. Era incómodo oír esa misma historia por las calles, y te hace preguntar cómo viaja tan rápido la información.
Esa información llegó hasta el rey, mismo que por supuesto, investigó todo. De esa forma llegó a oídos de mis padres, y claro, la única diferencia que había era social, pues en cuanto ambos supieron, a ninguno le agradó.
Casi enseguida de que mis padres se enteraran de la noticia regresé a casa. Hansel lo había hecho de la misma manera, después de ambos acordar volver al día siguiente. Entré a la casa y vi a mi madre abrirme la puerta con una expresión seria.
— Tu padre y yo tenemos que hablar contigo.
Su mirada ya me había dicho todo, así que, solo asentí y entré rápidamente a la casa. Cuando entré, miré a mi padre sentado en el comedor, yo tragué saliva en seco y me senté justo enfrente de él. Su expresión era seria, estaba furioso, podía verlo, realmente lo estaba, fue entonces cuando dijo.
— ¿Cómo pudiste hacer esto?
— Papá yo...
— ¡NO ME INTERRUMPAS HOSHIE! — dio un golpe sobre la mesa — He dejado pasar muchas cosas, pero esto ya es demasiado.
— Padre yo…
— ¡El hijo de un rey! — me interrumpió — ¡Tenías que encapricharte con el hijo del rey! — me miró furioso.
— No estoy encaprichada — dije con un tono molesto.
— ¡He dicho que te calles! — dijo mi padre con una mirada fulminante.
Mi madre tomó el hombro de mi padre, y luego me miró fijamente, yo permanecí callada, tal y como mi padre había pedido. Mi madre suspiró y me dijo:
— Acepté el que no quisieras un matrimonio arreglado, pero esto ya es demasiado. No voy a permitir que sigas con esto.
— ¿Y por qué no?, después de todo… él es a quien amo y con quien quiero estar hasta el final — dije con un tono firme y seguro.
— ¡QUÍTATE ESAS IDEAS DE LA CABEZA! — dijo de una forma que se combinaba entra la desesperación y el enojo — ¡¿QUÉ AUN NO CAES EN CUENTA QUE ÉL ES FUTURO REY!?
— Eso ya lo sé desde hace mucho.
Mi madre me miró por un instante y soltó un suspiro pesado.
— Hija... — volvió a suspirar —. Me preocupo por ti tanto como tu padre, y me preocupa el hecho que puedas salir lastimada — se sentó junto a mi y tomo mi mano —. Si es lo que tu dices, puede que ahora se quieran, pero, ¿y después?, ¿qué me asegura que todo seguirá igual?
— Sé que Hansel no es así, también sé lo mucho que se preocupan por mí, también sé todos los riesgos que me implica el estar a su lado y no me importa. He tomado la decisión de quedarme a su lado.
Mi madre suspiró de frustración, por no decir que estaba a punto de desmayarse, mi padre se puso aún más furioso, se levantó de su asiento y sentó a mi madre en él.
— Haru… — dijo mi madre viendo a mi padre.
— Ahora no Mina — dijo mi padre sin dejar de verme — Hoshie, no me importa que tanto lo quieras, ni que tanto te haya dicho, pero he dicho que no.
— No me importa, he dicho que no voy a cambiar de opinión.
— ¡LÁRGATE! — replicó mi padre furioso.
Al instante salí de casa con la misma molestia que él. Sabía el porqué lo hacían, pero no podía aceptarlo. Fui a lugar donde Hansel y yo nos reuníamos siempre, y justo me encontré con él.
Me contó que regresó a casa y habló con su padre, o al menos intentó.
— Padre, tengo que hablar con usted — le dijo tratando de no perder la calma
— ¡Ni creas que voy a cambiar de opinión!
— Claro, olvidé que fue gracias a ti
— ¡CÓMO SE TE OCURRE HACER SEMEJANTE ESTUPIDEZ! — el rey dijo furioso — Si ibas a jugar con una plebeya, al menos hubieras sido más discreto
— Ella no es un juego, ni cualquier chica para que te refieras a ella de esa forma — dijo con firmeza y haciendo notar su molestia.
— Increíble — el rey murmuró y después rio con ironía —. Entonces haz estado rechazando durante todo este tiempo todos los compromisos… ¿solo por ella? — dijo furioso.
— Sí, porque ella es a quien amo, esa mujer que tanto aborreces merece respeto, yo la amo y quiero casarme con ella.
— ¡TE LO PROHIBO HANSEL! — gritó furioso —. Tu eres mi heredero, y no voy a permitir que te cases con una mujer cualquiera.
— Sabía que te opondrías, pero no me importa, estoy dispuesto a romper las reglas por ella.
— No te atrevas a desobedecerme, ¡¿Qué pensaría Agatha si viviera!?
— No metas a mamá en esto — dijo furioso
— Entonces te prohíbo que hagas algo como eso.
— No lo haré, planeaba hacerlo desde un principio. Así que espero que al menos respetes a Hoshie, ya que ella no es cualquier mujer.
Fueron las últimas palabras que dijo antes de salir del salón del trono. Hansel dijo que lo último que recuerda es el haber escuchado a su padre llamarlo con insistencia y estando terriblemente furioso.
“¿Tú crees en las vidas pasadas?” la mujer justo enfrente de mí me lo decía con esa mirada que te hace saber que pronto comenzará una historia. “Vamos a empezar desde mucho tiempo atrás…” lo decía como una cuenta cuentos.
Me pregunto si su historia será tan real como ese anillo de matrimonio que lleva en el dedo o será una fantasía como aquel hilo del destino que te une mágicamente a esa persona.
Como sea, mostraré esta historia al mundo tal y como aquella mujer me la contó en un café. No lo sé, quizás sea e igual que ella estés esperando a alguien en tu próxima vida. Eso es lo que hace Hoshie, aquella mujer que alguna vez contó la historia.
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