— Después de salir teniendo a mi padre enojado, creo que es obvio que tampoco está de acuerdo — me dijo Hansel.
— Los míos ni siquiera confían en ti — le dije.
— Déjame hablar con ellos — me tomó ambas manos —. Haré que confíen en mí.
— ¿Estás seguro? — dije no muy convencida.
— Lo estoy
— Entonces… yo hablaré con tu padre — dije con una seguridad que no sé de dónde saqué.
— ¿Y si te hace daño? — me miró con preocupación.
— Estaré bien — dije despreocupada —. Solo necesito hablar con él.
— De acuerdo — me dijo no muy convencido.
Al siguiente día fui al palacio para hablar con el rey, Hansel me acompañó hasta llegar al salón del trono, por lo que fue fácil entrar en comparación de que lo hubiera hecho sola. Entré al salón del trono y pude escuchar al rey con un tono de indignación decir:
— ¡Hasta que por fin te dignas a venir Hansel!
— Disculpe alteza, pero no soy él — hice una reverencia — Soy Hoshie Waild, provengo de una familia de comerciantes, y soy la novia de su hijo, el príncipe Hansel.
— Ah sí, ya sé quién eres — dijo con un rostro de decepción —. Eres hija de eso inútiles.
— Le pido que respete mi familia — levanté la voz.
— ¿Sabes con quién estás hablando? — me miró molesto.
— Por supuesto que lo sé.
— Entonces sabes que puedes morir por la falta de respeto que acabas de cometer.
— Sí lo sé, pero no porque sea rey significa que todos tengamos que soportar sus berrinches.
Cubrí mi boca con una mano y pensé, «de seguro me decapitará ahora mismo». Y estaba casi segura de que así sería, pues en ese momento el rey estalló en colera y arrojó su copa de vino al suelo.
— ¡MOCOSA INGREÍDA QUE TE HAS CREÍDO! — me miró con furia y luego sonrió de forma descarada — Entonces es eso, ¿Cuánto quieres por dejar a mi hijo?
— ¿Perdón? — lo miré desconcertada.
— Sí, dime lo que quieres, soy el rey, puedo darte riqueza, un estatus noble… lo que quieras.
— ¿Lo que quiera? — arqué una ceja.
— Por supuesto — sonrió enormemente —. Sólo tienes que dejar a mi hijo y te concederé cualquier cosa.
— No se ofenda por lo que diré majestad — lo miré directo a los ojos —. Pero, ¿no le parece que es hipócrita?
En ese momento, vi como la gran sonrisa que tenía en su rostro se desvanecía, y ahora esa gran sonrisa cambiaba por una expresión terriblemente seria, y me dijo:
— ¿Hipócrita? ¡¿sabes que estás diciendo mocosa!?
— Sí, tan segura como lo estoy de que si no me callo ahora mismo me mandará a la orca.
— Veo que no eres tan estúpida — sonrió de lado — ¿pero cómo osas llamarme hipócrita?
— Pues… promete darme todo lo que yo quiera, pero lo cierto es que no lo hará.
— ¿Pues qué deseas que no pueda dártelo? — me miró con una expresión seria.
— Su hijo — respondí al instante —. Lo amo, y es lo que más quiero.
— Y… ¿no hay otra cosa que desees?
— No.
— ¡¿Nada!? — me miró sorprendido.
— Nada, o acaso… ¿usted cambiaría a la persona que más ama por unas cuantas monedas o por un titulo que en algún tiempo caducará?
— Nunca — respondió de inmediato —. Ni aunque mi vida dependiera de ello.
— Yo pienso lo mismo, y no voy a cambiar de opinión.
— ¿Y si te obligara a elegir? ¿qué escogerías de todo lo que te ofrezco?
— Si ese fuera el caso… escogería un título de la nobleza.
— Entonces si te interesa la riqueza — sonrió el rey.
— Es buena, pero puedes perderla. Yo escogería el título de la nobleza, porque de esa manera no abría ningún impedimento para poder estar con Hansel.
— ¿Con que es así? — dijo con una expresión seria — Bueno, entonces veamos cuanto dura — sonrió de lado.
Después de eso salí del palacio, y estando afuera sentí un alivio enorme, pues estaba segura de que moriría ahí mismo. Decidí volver a casa y vi a Hansel salir de ella, entré y mis padres no dijeron ni una sola palabra, ni siquiera me quisieron decir que sucedió, siempre evitaban hablar del tema.
Al siguiente día hablé con Hansel, me contó cuando llegó a mi casa fue recibido por mi madre creyendo que era yo.
— Disculpe majestad, creí que era mi hija Hoshie — dijo mientras hacía una reverencia.
— Sí, lo imagine, y quiero hablar sobre ella con usted.
— Pase, mi esposo está adentro.
— Gracias — Hansel sonrió y entró a mi casa.
Mi padre lo miró con una expresión seria, Hansel hizo una reverencia y dijo:
— Mi nombre es Hansel Moonacre, y como ha de saber, soy el príncipe y futuro rey de este reino.
— Ya lo sé — dijo con una expresión seria —. No es necesario que haga todo esto.
— Quiero hacerlo — dijo dejando de hacer la reverencia — Sé que no confían en mí, Hoshie me lo ha contado…
— Lo supuse — dijo sin cambiar de expresión.
— Ella es alguien a quien amo.
— Seguro — dijo mi padre sin creerle.
— Lo es, y es por eso que estoy aquí para pedirle permiso, más bien, su bendición — miró a mi madre y luego prosiguió viendo a mi padre — Sé que ella es muy importante para ustedes, tanto como lo es para mí, por eso le ruego que acepte que pueda estar con Hoshie.
Eso fue lo único que supe, estoy segura de que hubo más cosas de por medio, pero Hansel no quiso contarme, y mis padres tampoco lo hicieron. Mis padres nuca quisieron decirme el porqué de ese cambio de postura tan radical, y Hansel no mencionó nada más que eso.
“¿Tú crees en las vidas pasadas?” la mujer justo enfrente de mí me lo decía con esa mirada que te hace saber que pronto comenzará una historia. “Vamos a empezar desde mucho tiempo atrás…” lo decía como una cuenta cuentos.
Me pregunto si su historia será tan real como ese anillo de matrimonio que lleva en el dedo o será una fantasía como aquel hilo del destino que te une mágicamente a esa persona.
Como sea, mostraré esta historia al mundo tal y como aquella mujer me la contó en un café. No lo sé, quizás sea e igual que ella estés esperando a alguien en tu próxima vida. Eso es lo que hace Hoshie, aquella mujer que alguna vez contó la historia.
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