— Supongo que así termina… — mi dijo sin dejar de mirar hacia la ventana.
Ella miraba a través de la ventana la calle, o al menos eso creí. Quedé tan inmerso en su historia que apenas dejó de hablar noté como una lágrima bajaba por su mejilla.
Una sola lágrima, miré sus ojos por medio del reflejo que se alcanzaba a notar en el vidrio, quizá esa única lágrima fueron diez o tal vez más. No puedo asegurarlo, pero era notorio que había pasado más de una.
Ambos callamos, ella miraba por la ventana y yo la veía a ella en silencio, era un silencio largo. Hoshie no quería hablar, y yo tampoco podía hacerlo. El café en donde nos encontrábamos ya estaba vacío, por lo que el silencio era aún más grande, y se sentía más largo. Ella entonces lo notó.
— Disculpa — me dijo mientras se limpiaba las lágrimas con la manga de su suéter tejido color marrón claro.
— Descuida — le sonreí amablemente.
El silencio vino de nuevo después, ninguno abrió la boca después de eso. Estuvimos en silencio al menos unos minutos hasta que ella se logró tranquilizar, dejó de mirar a través del vidrio de la cafetería y me volvió a mirar.
— En gran parte… esa sería la historia detrás de mi pintura.
— ¿En gran parte? ¿no hay más?
Pregunté como si esperara una segunda parte de la historia. Y era lo que quería, que acabara así era… me hacía sentir que la historia estaba incompleta
— Si te refieres a qué pasó después… — dijo un poco reacia a continuar —. No sé mucho en realidad, pero te contaré.
— Por favor — le respondí.
— Mis padres habían escapado un poco antes de la invasión, pudieron vivir bien por muchos años a pesar de que mi padre quedó mal herido de una pierna — volvió a mirar a la ventana —. Layla perdió al bebé que estaba esperando… — hizo una pausa y prosiguió —. Huyó junto a su esposo igual que mis padres, pudieron tener un segundo hijo, y al parecer…. Su hijo se volvió un rey muy importante en la historia de ese reino — volvió a quedarse en silencio y luego suspiró — Hansel murió poco después que yo, una flecha le atravesó el corazón — suspiró de forma pesada —. Y como era de esperarse el rey fue capturado y ejecutado — se quedó nuevamente en silencio.
— ¿Entonces es todo?
— Lo es.
— No hay alguna otra cosa no hay más… — dije tratando de indagar un poco.
Sentía la historia incompleta, aunque ya me había dicho su final, sentí que faltaba algo más, o al menos quería convencerme de que fuera así. Hoshie me miró con sorpresa, supongo que no lo esperaba, y me dijo:
— ¿Esperas algo más?
— Sí — respondía al instante —. ¿No puedes decirme que esto es el final? — le dije como si mi vida dependiera de ello —. Necesito saber más — le dije como si estuviera seguro de que esto no terminaba.
— ¿Más? — me miró aún más sorprendida.
— Sí
— ¿Pero que más quieres saber?
— La segunda parte — le aseguré.
— ¿Segunda parte? — soltó una risita.
— La hay ¿si la hay? — dudé por un segundo.
Hoshie volvió a soltar una risita, pero esta vez, una sonrisa permaneció en su rostro.
— Podemos llamarla así, ¿si eso quieres?
— ¿Qué me contarás entonces?
— Te contaré la otra cara de la moneda, o en este caso… la otra cara de ese cuadro — volvió esa expresión de ser la mejor contadora de historias a su rostro —. Quieres un buen final ¿no es así?
— Lo quiero — asentí.
— Entonces bien, si no queda de otra… — Dijo tomando un sorbo a su café que ya se encontraba frío.
“¿Tú crees en las vidas pasadas?” la mujer justo enfrente de mí me lo decía con esa mirada que te hace saber que pronto comenzará una historia. “Vamos a empezar desde mucho tiempo atrás…” lo decía como una cuenta cuentos.
Me pregunto si su historia será tan real como ese anillo de matrimonio que lleva en el dedo o será una fantasía como aquel hilo del destino que te une mágicamente a esa persona.
Como sea, mostraré esta historia al mundo tal y como aquella mujer me la contó en un café. No lo sé, quizás sea e igual que ella estés esperando a alguien en tu próxima vida. Eso es lo que hace Hoshie, aquella mujer que alguna vez contó la historia.
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