Me dijo con una sonrisa tan enorme que no pude decirle que no. Sé que fue mi idea en primer lugar, pero tenía esa sonrisa que sentía que no me podía negar, era una sonrisa diferente, se sentía diferente.
Fue por una sonrisa que cualquier cobardía mía se desapareció, y fue por una sonrisa que terminé yendo a un parque de diversiones. Aunque también, de alguna manera, era para cumplir su “capricho”, que podía asegurar que era más mío que de él.
Por cualquiera de los dos, terminamos en un parque de atracciones, que, sin saber cómo, el día que en ese momento estaba soleado se nubló. Parecía que iba a llover, de repente se puso airoso y nublado, o más bien, nubes de lluvia sobre nosotros.
No nos importó, de todas formas, nuestra prioridad era saber que hacer primero, pues no teníamos ni la más mínima idea de que hacer primero.
— No creo que nos dé tiempo de subir a todos los juegos — dije viendo el lugar.
— Yo tampoco creo, pero hay que tratar que sean la mayoría — dijo mientras miraba el lugar.
— ¿Entonces por cuál empezamos? — le miré.
— No sé — respondió aun viendo todo el lugar — ¿Tu cuál quieres? — me miró.
— Yo tampoco sé — miré la montaña rusa que se veía aun lejana —. Quizá si nos vamos adentrando encontremos alguno llamativo, tanto como la montaña rusa que aún se ve lejos.
— ¿Quieres ir a esa? — me miró con una sonrisa.
— Naturalmente — respondí —. Pero hay otros a los que me gustaría ir primero, pero aún no me decido cual.
— Lo sabrás en el camino — me tomó de la mano y empezó a adentrarse.
Yo solo lo seguí sin hacer ningún ruido. Si bien, solo pasaron unos cuantos minutos, en realidad ni siquiera nos habíamos subido a algún juego cuando empezó a llover.
La lluvia se hizo más intensa conforme caminábamos esta era más intensa, por lo que empezamos a caminar con prisa. Hansel ya no tomaba mi mano, pero estaba junto a mí, seguíamos caminado con prisa, para no mojarnos más de lo que ya estábamos.
Apresuré mi paso y me resbalé en un charco, no sé de qué manera caí, pero aparte de que terminé más mojada de lo que ya estaba, no me podía parar, me dolía al intentarlo.
— ¿Qué pasó? — me miró Hansel.
— Creo que me torcí el tobillo, no me puedo levantar — respondí aun intentado pararme.
— Te cargo.
Cuando lo escuché abrí mis ojos enormemente debido a la sorpresa, lo miré y se había agachado para que me subiera a su espalda. Me sorprendió tanto que no reaccioné de inmediato.
— ¿Te duele mucho? — preguntó debido a que no respondía.
— No es para tanto.
— ¿Segura? — me miró no muy convencido.
— Sí — dije haciendo una mueca al no poderme parar.
— Mejor te llevo — insistió —. Puedes volver a caerte o lastimarte aún más.
Cuando el me miró sentí como si sus ojos me mostraran preocupación, tal vez… No, estoy pensando demasiado, ni siquiera tenía que pensar algo así, solo es porque estoy lastimada. Decidí no darle muchas vueltas y acepté.
Después de ello me llevó en su espalda todo el camino, sentía como si el corazón se me saliera del pecho, no sabía ni porqué, pero me sentía nerviosa, pero al mismo tiempo sentía una calidez. Era una sensación extraña.
Aunque ya estábamos prácticamente empapados por la lluvia nos detuvimos en un lugar par refugiarnos de la lluvia. Creo que era un kiosco, estaba lleno de gente esperando a que la lluvia se calmara un poco para irse, justo como nosotros, solo veían la lluvia caer hasta calmarse.
— Bájame — le dije a Hansel.
El solo negó con la cabeza, mientras miraba la lluvia. Yo, de igual manera, me quedé en silencio y seguí mirando la lluvia caer, e inconscientemente me aferré un poco más a él.
Fue un largo silencio, solo podía escuchar a mi corazón latir como loco por esta situación. Sentía nervios, me sentía feliz, quería soltarlo y a la vez no, un mar de emociones estaba sobre mi en ese momento… quería besarlo.
¿Quería besarlo? No sé porque pensé en eso, o tal vez sí, quizá estoy empezando a sentir algo por él. Dicen que sientes mariposas en el estomago cuando eso sucede, pero yo sentí una oleada de emociones más que mariposas, sentí tantas cosas…
De seguro me equivoco, creo que he sentido algo como esto desde el primer momento en el que me crucé con él. Esta sensación, ¿realmente es pronto para hablar de amor?, porque en estos momentos creo que es la más apropiada, o es la única cosa que se me viene a la cabeza en cuanto lo pienso.
Tal vez al principio solo sentí curiosidad al ver sus ojos azules, esa expresividad que me mostraban aun sin decir algo. Tal vez es la comodidad que siento ante la calma de su personalidad, no, no es eso. ¿Admiración quizá?, no realmente no es ninguna de esas cosas.
Amor, probablemente. Finjo no estar segura, pero mientras más escucho los latidos de mi corazón, mientras más veo la lluvia caer frente a mí, mientras más me aferro a él con todas mis fuerzas, mientras más ignoro mis pensamientos más viene a mi cabeza esto.
Me he enamorado de este hombre en esta tarde lluviosa, estoy segura de ello. Bueno… quizá siempre estuve enamorada, desde él principio, solo fingía no saberlo, solo fingía no darme cuenta que para este momento ya estaba profundamente enamorada.
“¿Tú crees en las vidas pasadas?” la mujer justo enfrente de mí me lo decía con esa mirada que te hace saber que pronto comenzará una historia. “Vamos a empezar desde mucho tiempo atrás…” lo decía como una cuenta cuentos.
Me pregunto si su historia será tan real como ese anillo de matrimonio que lleva en el dedo o será una fantasía como aquel hilo del destino que te une mágicamente a esa persona.
Como sea, mostraré esta historia al mundo tal y como aquella mujer me la contó en un café. No lo sé, quizás sea e igual que ella estés esperando a alguien en tu próxima vida. Eso es lo que hace Hoshie, aquella mujer que alguna vez contó la historia.
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