Mis ojos se abrieron como platos al escuchar esa última respuesta, mi cerebro no podía seguir el ritmo de la información, miles de preguntas comenzaron a explotar dentro de mí, pero era incapaz de proferir sonido alguno. El medico me miraba fijamente, esperando que dijera o hiciera algo, pero era incapaz de hacer algo.
Supongo que el Sr White sintió lástima, porque salió brevemente de la habitación para regresar con dos tazas de café caliente y unas rebanadas de píe de manzana. Sin decir nada, coloco todo en la mesita frente a mí, y luego se paro junto a la ventana.
Tarde un poco en lograr que mi cuerpo me hiciera caso, pero una vez que mi mano me respondió, comencé a comer. Una vez terminé, le di un trago a mi café. “¿Te encuentras mejor?” pregunto el medico con mucha cautela. “Si, muchas gracias por tu preocupación” el asinto ante mis palabras y miro fuera. Me tome un poco más de tiempo para ordenar mis ideas antes de volver a abrir la boca.
“Podría contarme sobre ese guardapelo y su relación con usted y mi madre” dije con algo de miedo a ser rechazado e incapaz de apartar la mirada de las sabanas que me cubrían. Al no recibir respuesta alcé la mirada y la dirigí a la ventana, el Sr White me observaba con notable preocupación en sus ojos. Nos quedamos ahí, con la mirada fija en el otro, completamente en silencio, esperando por ver lo que sucedería.
El medico fue quien aparto la mirada primero, fijándola en la taza de café que tenia en sus manos. Permaneció de esa forma por lo que considere una eternidad, luego le dio un largo trago, parecía que esperaba que le diera el valor que le faltaba. Una vez acabo con la bebida dejo la taza en la orilla de la ventana. Después de ponerse cómodo, regreso su mirada a mí, escaneándome, casi asegurándose de que seria capaz de soportar lo que estaba por decir. Tragué saliva y mostré el rostro más confiado que pude en ese momento. Una leve sonrisa se mostro en sus labios antes de comenzar.
“Vengo de una familia, originaria de un país muy lejano, conocida por su gran riqueza y corazón desbordante” su mirada paso de alegre a dura en cuanto termino esa primera frase. “Cualquiera creería que todos nos apreciaban y agradecían nuestra amabilidad, pero no era así” la ira había crecido en su voz poco a poco, hasta explotar con sus siguientes palabras. “En la misma ciudad existía una familia numerosa, pero con muchas carencias, a quienes mi familia ayudaba con mucho cariño cada día. Al grado que les ofrecieron un espacio para vivir. Inicialmente las cosas parecían salidas de un cuento de hadas, todo lleno de armonía y amor, sin embargo, poco a poco, las cosas fueron cambiando. Comenzó con la desaparición de algunos objetos, algunos accidentes menores e incluso la aparición de algunos animales muertos en las habitaciones.” El Sr White, dio una pausa, trago saliva e inhalo profundamente.
“Algunos vecinos trataron de abrirle los ojos a mi padres y abuelos, con respecto a lo que estaba pasando, pero todo era en vano, ellos estaban cegados y se reusaban a ver la verdad. De esta forma todo fue empeorando, al grado que todos los negocios de los que erán dueños, terminaron en manos de otros. Preocupados por lo que les esperaba si las cosas seguían de esta forma, habían decidido en irse a otro país donde pudieran iniciar de nuevo, para darme un buen futuro.” La voz del medico se entrecorto levemente, provocando que se tomara una pausa para recobrar la compostura.
“Lentamente comenzaron los planes, los criados se fueron reduciendo uno a uno hasta que solo quedo mi nana, quien nos acompañaría; después los muebles y adornos esparcidos por las habitaciones, fueron remplazadas por cajas. Una semana antes de irnos, se realizó una reunión en la cual le informaron a aquella familia que nos iríamos, antes de dejar que mis padres terminarán de hablar, ellos se pararon y salieron sin decir palabra. Paso una semana sin que supiéramos nada de ellos, lo que preocupo a mi madre y abuela, ya que no sabían a donde llevar el dinero, muebles y las llaves del apartamento que les querían dar, para que dejaran de pasar problemas” una risa llena de ira salió del Sr White después de decir aquello.
“La noche antes de nuestro viaje, fui incapaz de dormir debido a la emoción que sentía por ir, por lo que mi nana y yo estábamos teniendo una pequeña acampada en una arbolada cercana, cuando todo sucedió. Estábamos escondidos, viendo a una familia de mapaches cuando notamos a lo lejos unas sombras extrañas acercarse a la casa. Siendo un pequeño de casi 5 años, la curiosidad me hizo abrir la boca y preguntar de un grito por el extraño. Gracias a los rápidos movimientos de mi nana, mi boca quedo sellada, y nuestro escondite permaneció oculto. Acostados en el suelo y rodeados de hojas, ambos vimos como poco a poco sacaron a mi familia de sus camas, arrojándolos en el suelo como si fueran basura. Los gritos recriminatorios comenzaron, y los rostros de mis parientes se llenaron de confusión, trataron de explicarse, pero cada que trataban de hablar, les golpeaban. Los minutos transcurrieron, y aquello se repitió varias veces, hasta que ninguno de mis familiares fue capaz de moverse. Entonces dieron inicio al fuego, y lentamente cada una de las sombras fue alejándose, solo una que do en pie, viendo el cuerpo inerte de mi madre. La vi tomando el cabello de mi madre para alzar su cabeza para decirle algo en voz baja y luego escupirle, antes de tomar el guardapolvo de la familia de su cuello. Las lagrimas brotaban a borbotones de mis ojos y el llanto era tan fuerte que mi nana era incapaz de mantenerlo bajo, por lo que aquella única persona logro escuchar brevemente mi dolor, giro su rostro para buscar la fuente del ruido, y la vi, era Teresa Sosa. El descubrimiento me paralizo, a mi corta edad no comprendía, el porqué, una familia a la que tanto ayudamos, nos haría eso. No entendía, como los Sosa, tu familia, nos habían hecho eso”.

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