Finalmente los habían dejado atrás, los sonidos de combate y pelea se habían acabado. Aun así ellos se habían desviado demasiado de su camino y ahora solo el dios Ra sabría en donde se encontraban. Largando un suspiro de molestia, Agath se dio vuelta, dispuesta a ver como se encontraba Alexandros. Por fortuna aun se encontraba en el carro, pero su postura indicaba que unos metros más y se habría caído en pleno desierto, siendo dejado atrás a su suerte. El corazón de Agath dio un pequeño vuelco al pensar eso debido a que Alexandros si le caía bien, quizás no como el amante que ella esperaba que fuera, pero sí como un buen compañero de viaje con el cual poder contar. Acercándose a donde estaba él, tomó su espalda y, con mucho cuidado, lo puso de nuevo sobre el carro. Aun se encontraba inconsciente debido al dolor, pero sus heridas se veían un poco mejor. Los moretones que rodeaban su cintura eran lo único visible, en todo lo demás aun se veía igual de intacto y atractivo de siempre.
- Tuviste suerte jovencito- susurró Agath, agachándose a darle un pequeño beso en su mejilla- pero la próxima vez podríamos no ser tan afortunados. Je, yo pensaba que iba a ser la escolta de un mensajero y terminé convirtiéndome en la niñera de un muchachito inexperto
Aquello estaba otra vez delante de ella, molestándola, burlándose y bailando de manera burlesca al saberse invisible y aun así encontrarse enfrente de sus narices. Alexandros ocultaba algo, pero aun no podía verlo. En todo caso muchas cosas si le estaban siendo claras. Mientras tomaba la rienda del caballo, Agath comenzó a caminar mientras trataba de conectar las piezas de aquel complicado rompecabezas. Alexandros era un novato en todo sentido de la palabra, posiblemente aquella era su primera gran misión fuera de los palacios y fuera de su nación. Era alguien que había sido entrenado para la pelea antes que para la estrategia, su modo de actuar daba a entender que había sido criado en los palacios antes que en la plebe y que era alguien muy cercano a la realeza, posiblemente amigo del príncipe o…
No, no creía que aquello fuese posible porque era una estupidez el solo considerarlo, aunque teniendo en cuenta que Alexandros no era el muchacho más brillante del equipo, entonces… aquella idea solo era una conjetura sin sentido porque era estúpido el pensar que encontrándose en gran peligro, él quisiera hacer dicha ruta suicida. Alexandros no podía ser el príncipe que ella debía rescatar ¿Cierto?
Fuese cual fuese la verdad, no lo sabría hasta no haber llegado a su destino, destino que se veía muy lejos en ese momento, porque en ese momento se encontraban perdidos y sin posibilidades de encontrar el camino a tiempo.
La caminata nocturna no duró mucho porque a los pocos minutos Ra apareció en el horizonte, iluminando su camino y trayendo consigo el terrible calor que los castigaría durante todo el condenado día. Alexandros comenzó a gemir mientras se incorporaba.
- Huh, ¿Qué… qué fue lo que pasó?- preguntó mientras se movía hacia un costado del carro
- No te muevas- le pidió Agath subiéndose al carro mientras le daba orden al caballo de continuar- aun te encuentras muy malherido, ayer fuiste atacado dos veces ¿Recuerdas?
- ¡Agath!- exclamó Alexandros recordando los eventos ocurridos- ¡Por Zeus!, ¡¿Te encuentras bien?!
- Mejor que tú, eso seguro- asintió Agath con una sonrisa divertida- ahora mantente calmado y quieto, que todavía estas convaleciente
- ¿En dónde estamos?- le preguntó Alexandros, mostrándose preocupado al ver el enorme desierto que los rodeaba
- Eso también me gustaría saber- le contestó con pesar Agath- mucho me temo que estamos perdidos
- ¡¿Qué?!- exclamó Alexandros sorprendido y asustado
- Pero no te preocupes- lo tranquilizó Agath- si hay algo que puedo hacer, en este tipo de circunstancias, es saber guiarme
- ¿Y cómo lo haremos?- señalándole el enorme halcón que sobrevolaba el cielo, Agath le respondió
- Siguiendo a Ra- sujetando las riendas del caballo, añadió- la razón por la que nos perdimos es porque dimos vueltas constantes en lugar de concentrarnos en un solo lugar. Posiblemente no lleguemos a donde esperamos, pero estoy segura que llegaremos a un lugar en donde haya agua, comida y una cama donde descansar- estirándose, añadió- algo que necesito con urgencia, estoy muerta de cansancio
- Lo dices como si fuese un paseo- le contestó Alexandros sorprendido
- ¿Y qué acaso no lo era?- sonrió Agath moviendo con fuerzas las riendas, emprendiendo camino hacia el horizonte
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