Narra Robert: — año 1983.

Tenía solo 8 años, aquella tarde de primavera, cuando caminaba por los pasillos de primaria buscando que hacer. Caminar sin rumbo por los pasillos será mi pasión porque me hacía sentir grande, quizás como el director ya no me acuerdo, eso ya fue hace varios años. Caminaba normalmente en huelgas de un pasillo a otro, de curso en curso, viendo que podía hacer. Cada vez que lo hacía descubría cosas nuevas de ese lugar y, aunque en sí no eran muchas veces, eran interesantes. 

Me acuerdo aún de ese día que empecé a caminar sin rumbo hasta que me encontré con esta puerta enorme de madera, con un letrero que decía bienvenidos. Yo solo seguí caminando hasta entrar a ella.

Un frío me azoto junto a un olor a papel seco. Grandes columnas de estantes con libros me dieron la bienvenida y así fue como llegue a la biblioteca.

Al ser verdad no me interesaba mucho ese lugar, simplemente los evitaba, ya que en a ellos tiempos, en los programas de TV, los hacían ver como lugares aburridos, silenciosos y poco interesantes. Por lo tanto, no me apasionaba mucho la idea de estar ahí, pero cuando estaba a punto de devolverme, vi como una señora Mallorca salía de ese lugar con una caja llena de objetos, en ese mismo instante la seguí solo para dar con la salida e irme y al momento de salir vi cómo está ponía esta caja al suelo. Al ponerla un instinto de curiosidad me invadió.

Robert: ¿que es esto?

Empecé a ver la caja y lentamente comenzó a sumisa en ella. Cosas comenzaron a aparecer, ¡cosas interesantes e increíbles, como posters sobre coñetes y el espacio! ¡Juguetes y figuras de astronautas y planetas! Y res vista sobre aventuras espaciales y todo lo relacionado. Mi emoción no la podía contener y al parecer la señora mayor lo notó.

Anciana: veo que te gusta mucho lo que hay en esa caja.

Robert: si todo esto es increíble e interesante. ¿De que es todo esto?

Anciana: todo eso ya lleva varios años, fue de la vez que nuestro país logró ir al espacio.

Robert: ir al espacio? — dije con asombro mientras prestaba atención a cada palabra que decía la anciana de la biblioteca.

Anciana: sí, hace unos años, logramos hacer que un hombre pise la luna y por eso teníamos todo esto para conmemorarlos. Pero ya que paso, ya no lo necesitamos, ¿te gustaría quedártelo?

Robert: en serio— con un gran asombro y entusiasmo.

 

Anciana: si te lo puedes llevar— decía con una sonrisa.

Robert: ¡GRACIAS!

Anciana: no hay de qué.

Y así fue como ese día, al llegar a mi casa comencé a decorar toda mi habitación, con los posters, las minifiguras y cuando terminé, empecé a leer y ojear las revistas. ¡Eran increíbles! Hacía de todo tipo de temas para ver y leer, como las aventuras, los datos del espacio, juegos y así una gran lista.

Fueron pasando los años y fui crecían, empecé a dejar cosas atrás, pero por alguna razón, el espacio no, de hecho, creció.

Año: 1990

Tenía 15 años en esos tiempos y ese día estaba en una clase del psicólogo, de esas típicas clases que por alguna razón la gente aprovechaba para jugar, hablar, salirse a los pasillos y para unos pocos, prestar atención, como yo.

Psicólogo: ¿bueno chico, como sabrán, en unos cuantos años más ustedes tendrán que ser algo de grandes y por eso es importante saber que serán a partir de ahora y por eso les hago la pregunta, que serán ustedes de grandes?

En ese momento todos dijeron que quieren ser, y unos decían: ¡me gustaría ser policía! Y otros: mmmh creo que seré contador. Yo ya me estaba preparando para decir lo mío.

Robert: ¡a mí me gustaría ser astronauta!

En ese momento todos se quedaron en silencio y mientras yo ya savia que algo malo hi a pasar.

Monika: ¿porque quieres ser eso si ya no hay razón?

James: ¡sí! ¿Y además no es como si fueses el más listo y sabes lo difícil que es eso?

Harry: nunca escuche una idea tan patética y rara sabes.

Comencé a ver mi alrededor y todo empezó a sentirse confuso, de repente un golpe de realidad me chocó y me hizo darme de muchas cosas, sentí como si una burbuja que me contenía uniera estallado y muchos pensamientos comenzaron a rodearme. ¿Pero que paso, y todas estas personas que La mayoría tan siquiera las conozco en todos estos años de escuela? Y porque el psicólogo no hace nada, todos se burlan, y por qué? ¿Por qué lo hacen?

En ese momento agarre mis cosas, agarre mi mochila y salí corriendo del salón.

Monika: alguien sabe a dónde fue?

Comencé a correr sin rumbo por el pasillo, doblaba por partes y seguía corriendo, así seguí por un gran rato, sin rumbo, sin destino, sin razón de… pero después de un rato, me encontré ahí, una puerta de madera grande con un letrero de bienvenido algo viejo y sin remodelar, y entre.

Un olor a papel seco volvió a inundarme y un aire frío me golpeó la cara. Comencé a caminar lentamente por el lugar y a su vez perderme en los pasillos. Secciones de humanidades, biología, matemáticas, lenguas y enciclopedias y sociales. Al llegar a esta sección comencé a husmear por las repisas y ver lo que se me aparecía, hasta que algo me chocó, era un libro grueso, muy grueso, y con letras en grandes colores azules intensos “guía de astronauta para dummies” lo fui arrastrando lentamente y lo agarré, era pesado, pero mis ganas eran más y luego me dirigí hacia el lobby, pero no había nadie. Vi hacia los 2 lados y luego… me fui con el libro.

Al llegar a mi casa me dirigí por el pasillo hacia mi cuarto, me senté en mi escritorio y comencé a leer. Capítulo por capítulo, lección por lección, dato por dato, y así fui descubriendo más y más cosas sobre el espacio y los astronautas. Cuando menos me di cuenta ya era el 93 y ya tenía 18 años, la edad de los impuestos, la soledad y vejez y, sobre todo, la edad donde debes ser alguien una vez por todas en este mundo, para “aportarle” cosas nuevas a las nuevas generaciones que ahora se la pasan pegados a la pantalla con consolas de videojuegos repitiendo una y otra vez el mismo nivel.

esos son los años donde uno ya sabe lo que quiere ser. y yo ya estaba decidido de lo que quiero ser

esa noche estaba cenando, junto a mi padre y mi madre, la típica cena familiar. el momento indicado para hablarles de mi gran noticia.

Robert: oye papa, sé que puede ser muy oportuno, pero tengo algo que decirte.

padre de Robert: ¿subiendo una ceja— que porfía entera a una academia y estudiaras?

Robert: sí y no. y es que le envía un correo a la agencia espacial y tendrás mis primeras pruebas para ver si me eligen y ser un astronauta

padre de Robert: ¿se queda en silencio por un rato— es una broma?

Robert: no, y mira estos folletos del proceso y de con función— decía con mucho entusiasmo 

padre de Robert: ¿sabes lo difícil que es todo esto, los gastos económicos y lo exigentes que son? — dijo con un tono más serio.

Robert: bueno, sí, pero ya yo cubrí los costos con mis ahorros y además de eso me entré lo suficiente corriendo todos los días y, además-

padre de Robert: no es eso, es que terminaras como un fracasado de ahí.

un gran silencio se sintió y en eso mi mamá vino a interrumpirnos.

madre de Robert: ya sí, cariño, pero esta es su sueño, no ves que desde muy pequeño le han gustado estas cosas y siempre de un aficionado al espacio, déjalo ser.

padre de Robert: ¡¿dejarlo ser?! Peor si lo dejo ser terminará haciendo el ridículo ahí.

siguieron discutiendo mi mamá y mi papá acerca de la situación, mientras estaba yo al otro lado viendo como esto no Ayegui a ningún lado.

Robert: ¡sabes algo papa! No me importa lo que digas, pero sé que estoy decidido en algo, y eso es ser astronauta y lo quieras o no, no diré que no!

me dirigí furioso a mi habitación super furioso. 

al día siguiente estaba con una alerta y una mochila.

madre de Robert: a dónde vas con todo eso.

Robert: me voy a cumplir un sueño. te voy a extrañar

padre de Robert: ya te dije que no te dejaré ir allá

Robert: lo lamento papa, pero ya soy mayor, puedo tomar mis decisiones y decidir que quiero ser.

madre de Robert: te extrañaré mucho, cuídate y prométeme hablarme por teléfono, aunque sea una vez a la semana.

Robert: lo haré, lo prometo.

 

padre de Robert: de mí para no esperes nada, porque ya sabes lo que te dije, y luego no regreses llorando de allá diciendo que no lo pudiste lograr.

Robert: de todos modos, para qué necesitó hablarte, si solo has demostrado tu poco interés en mi pasión, a este punto ya no te pido apoyo, porque ya no lo necesito, solo te pido, comprensión.

padre de Robert: ¿si eso es tanto lo que quieres? Pues está bien, tienes todo mi apoyo, para que te vayas de aquí y no regreses llorando.

Robert: está bien, si eso es todo lo que quieres— en ese momento me diligencia la puerta con mis cosas y salí de la casa.

Mientras me iba alejando, me volteé y vi como estaba mi mamá en la ventana con lágrimas haciendo un gesto de despedida. yo solo le hice una sonrisa de que todo estaría bien y le repetí el gesto, para después voltearme y seguir me alejando. luego de eso pasó lo típico que pasa, ir a la parada de autobuses local y subirme a la que me corresponde.

aunque muchas veces prefiero no llorar y aguantarme las lágrimas, ya que el “llorar es para chicas” esta vez mientras el autobús se alejaba, no fue así. me ha pase llorando todo el camino por un gran tiempo. Preguntándome por un ¿por qué? Que nunca llegaría.

el día llego y ya no era tiempo para llorar, ea tiempo para ser u astronauta, empezaron con preguntas y análisis de sangre y ADN, luego de un tiempo me dieron luz verde para iniciar con las verdaderas pruebas. pruebas muy difíciles, pero que pude completar, pruebas de fuerza, resistencia y manejo de control fueron las que me dieron. pero poco a poco las completé.

si pudiera describirlas con una palabra sería “estrés” pero eso no fue suficiente para detenerme. y llego el gran día

Secretaría: señor Robert, aquí tiene sus resultados.

 Yo solo el agarre, la tensión en mi cuerpo se aumentaba hasta que apareció la parte de sí la aceptación o no.

Pero… no fui aceptado.

Secretaría: lo lamentamos, señor Robert, pero sus notas pasadas de la secundaria pudieron influyeron en esto, lo lamentamos.

Robert: está bien, muchas gracias

Me dirigí hacia la salida y una sensación de frío molestoso comenzó a rodear mi cuerpo, todo comenzó a nublarse, todo se detuvo y se puso más lento. Camine hacia la salida de la estación y antes de salir me voltee y vi un gran mural del espacio con las estrellas y Saturno con unas palabras que decían “bienvenido”. Al salir finalmente una ráfaga de viento chocó con mis pies y hojas comenzaron a rodearme.

 Fui a la estación de bus del lugar y mientras esperaba el bus vi por última vez la hoja y lágrimas comenzaron a caer sobre ella.

Robert: ¿por qué?

¿Por qué?