Sentía un fuerte frío en la piel, me costaba trabajo respirar y era incapaz de abrir los ojos. A lo lejos escuchaba una voz gritar mi nombre, quise responderle, sin embargo, mi boca no se abrió en lo más mínimo.
No supe cuánto tiempo paso, antes de que finalmente pudiera abrir mis ojos. Sin fuerzas para levantarme, me tome un momento para observar el lugar donde me encontraba, al no reconocer aquella habitación, el miedo comenzó a crecer en mí. Con las pocas fuerzas que logré reunir, me puse de pie y comencé a buscar la salida.
Me abrí camino a tropezones, tumbando varios objetos en mi camino, haciendo tanto ruido que mi miedo aumentaba ante la idea de que algo malo me pasara si me encontraban. Al cabo de un rato me encontraba tirado en el suelo, recargado en la pared, a pocos pasos de la entrada del cuarto donde estaba tratando de recobrar el aliento.
Poco después escucho una puerta abrirse cerca de mí, trato de ponerme de pie para salir corriendo, pero solo conseguí caer en el mismo lugar. Los pasos se escuchaban cada vez más cerca y yo simplemente me puse en posición fetal temblando lleno de terror.
Abrazando mis piernas y lleno de pánico no me di cuenta de que alguien estaba a mi lado. Solo fue hasta que una mano se poso en mi hombro que me percate de su presencia. Inmediatamente comencé a gritar, lanzando manotazos al aire, intentando alejar a quien quiera que estuviera ahí. “Raúl, tranquilo, todo esta bien” en medio de mi frenesí, alcance a reconocer la voz de quien dijo aquellas palabras; bajé las manos y dirigí la mirada al origen de aquella voz. Entonces lo confirme, era Aarón quien estaba ahí.
Con cuidado Aarón me apoyo a regresar a su habitación, en el camino me percate del desastre que había causado durante mi ataque de miedo. Una vez acomodado entre las almohadas, Aarón salió momentáneamente de su habitación, regresando con un vaso de agua que me entrego antes de sentarse en una silla aun lado de su cama. Tome unos cuantos sorbos del agua antes de abrir la boca “Lamento las molestias que te cause” fue lo único que atine a decir, antes de volver a sumirnos en un incómodo silencio.
“El Dr. White te llamo” dijo el rubio después de un rato. Mis ojos se abrieron grandes y mi garganta se cerró, impidiéndome emitir sonido alguno. Me imagino que Aarón vio el terror en mi rostro y continuo “Lamento haber contestado sin tu permiso, pero al ver que era un médico pensé que sería importante. Le comenté sobre cómo te había visto caminar como un zombi por el parque y de que caíste en el agua.” Menciono mientras baja la mirada a sus manos, tratando de pensar sus siguientes palabras “Me pidió…” comenzó y paro titubeante, pasando una mano por sus rizos y desviando la mirada a la pared detrás de él. “Más bien, le propuse…” volvió a parar en seco antes de terminar de hablar. Fue entonces que mordió su labio inferior y fijo su mirada en mi rostro; su cara estaba teñida de preocupación, lo cual me puso ansioso y grite “Ya escupe lo que tienes que decir”.
“Le propuse que podría quedarme contigo un tiempo para asegurarme de que no volviera a pasar algo como lo de hoy” soltó bruscamente. Incapaz de procesar lo que había dicho, me quede viéndolo fijamente en silencio. Paso un momento antes de que pudiera atinar a decir algo “¿De que hablaron exactamente que te llevo a proponer semejante barbarie?” solté en un tono bajo y un tanto amenazante.
Aarón se sorprendió momentáneamente, bajo nuevamente la mirada, sacudió su cabello y soltó un suspiro lleno de frustración antes de responder. “No mucho, en cuanto contesté la llamada dije mi nombre, deteniéndolo de decir cualquier asunto delicado. Le mencioné de donde te conocía, el asunto del parque y el hecho de que te traje a mi casa ya que no sabía que más hacer. Después de oírme me dijo de algunas cosas que podrían ayudar a evitar que te enfermaras por estar en el agua fría y colgó.”
Lo mire con severidad, sabiendo que nada de lo que menciono llevaría a sugerir que se quedaría conmigo, y menos después de la última interacción que él y yo tuvimos. Notando la desconfianza que crecía en mí, continúo diciendo “Puede, que mencionara de paso, algo, sobre tu madre, su funeral, y el como te pudo haber causado un shock tan grave que te hiciera ponerte en peligro inconscientemente; y lo preocupado que estaba por no poder mantener un ojo en ti debido a su trabajo, y lo bueno que sería que tuvieras a alguien a tu lado en este momento tan difícil. Y pues, como que me ofrecí a pasar una semana contigo para mantenerlo informado de tu estado”.
Simplemente abrí la boca incrédula ante sus palabras. Le regresé el vaso que me había dado, me senté a la orilla del colcho, estirando un poco mi cuerpo, para asegurarme de que estaba en condición de moverme. “¿Dónde está mi ropa y celular?” fue lo único que dije mientras me ponía de pie. “En el cuarto de lavado” dijo el rubio algo confundido mientras señalaba a una pequeña habitación no muy lejos. Inmediatamente fui ahí, tome mi ropa y me cambie.
No fue si no hasta que me vio buscar la salida que Aarón se puso de pie. “No te puedes ir sin mi” dijo mientras tomaba una mochila y la llenaba con unas cuantas prendas de ropa. “Puedo y lo hare” dije mientras abría la puerta y salía rápidamente de su apartamento.
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