– ¿Pretendías comerte todo el arbusto?, parece que no tienes
sentido común, ¿Quién rayos come frutos al azar en el bosque?, ¿Cómo es que
sigues vivo? – Espetó Kassius.
– ¿Tienes algo con que vendar?
– ¿Estás escuchando?
– Sé un poco de plantas, así que sé que no era venenoso. No soy tan idiota.
– No lo son pero si hubieras comido más de tres de esas bayas podrías haber
caído en coma.
– ¿Las conoces?, ¿Ya te ocurrió?, es un buen dato. – La libreta fue sacada
rápidamente para comenzar a trazar y escribir.
– . . . ¿Siempre eres tan cínico y sarcástico?
En ocasiones, aunque ahora mismo no lo estaba siendo, de verdad es un buen
dato. – Se veía bastante concentrado
mientras deslizaba el lápiz en la libreta.
– . . . Son Verbums.
– ¿Tienen nombre?, ¿Eres residente del lugar o algún tipo de investigador?
– No, no y algo por el estilo.
– Entonces tú le nombraste.
– ¿Qué tiene-
– Esta horrible.
. . . – Kassius respiro profundo.
– Pero de igual forma, ¿Qué más sabes de ello?
– ¿Tomas investigaciones ajenas?
– No soy investigador, soy ilustrador, trabajo con ustedes, pero no de la misma
manera, además, ¿Sirve de algo guardarte información ahora?, estamos en medio
de la nada y lo mejor será cooperar.
– ¿Estamos?
– ¿Ahora vas a decirme que iras por tu lado?, no apareciste mágicamente en el
momento que caí, lo más seguro es que llevas un rato observando, eso es
espeluznante aunque también puedo entender porque no te acercaste antes.
La paciencia de Kassius estaba muriendo lentamente. Leif por su parte, aunque
se mostraba tranquilo, entre el dolor anterior de presionar su
herida y el esguince en el pie, apenas lo soportaba, de hecho, el
brazo comenzaba a gotear sangre.
– ¿Estás bien?
. . . ¿Te parece que estoy bien? – Leif lo miro con escepticismo como si se
hubieran burlado de él.
– Pude dejarte caer.
– Perdiste la oportunidad.
– ¿Pretendías bajar y beber agua?, primero las bayas, ¿Y luego intoxicarte por
beber cosas al azar?, no duraras ni la semana.
– Como dije, no soy estúpido, puede que no diera una buena imagen pero se
algunas cosas. Lo de ahora es por mi pésima condición física además de que si
cierto sujeto no hubiera aparecido como fantasma del bosque, no habría
resbalado para empezar. Mi plan no era encontrar agua.
– ¿Entonces personas?, no encontraras nada por allá.
– ¿Ya has recorrido esta ruta?
–Algo por el estilo.
– ¿Cuánto tiempo llevas despierto?
– ¿Qué hay de ti?, seguramente unas horas. – Burlo Kassius.
– ¿No debería ser lo mismo para ti?,
¿Entonces qué?, ¿Una semana?
– . . . . Creo que esto lo explica.
– ¿A qué te refieres?
Kassius ofreció su mano. Leif no parecía comprender.
– Bienvenido. – Se expresó de manera solemne.
¿Qué- – Una botella de agua junto a un paquete de vendajes emergieron de una
pequeña mochila que llevaba consigo Kassius. El contenido fue arrojado hacia
Leif.
– Limpia bien la herida. Aférrate bien a esa libreta, seguro querrás escribir
unas cuantas cosas más tarde. Ah y no comas más de tres de esas bayas, hablo
enserio.
. . . – Por el momento quizás sería
prudente callar y ver que tenía por mostrarle esta persona. La incomodidad
regreso.
Entonces. . . ¿Sí son venenosas? – El
brazo de Leif fue vendado manera temporal. Por suerte el corte no era profundo, tardaría en sanar pero no era grave siempre y cuando se
mantuviera limpia la herida. En tanto al esguince, apenas era soportable.
Puedes consumirlas, de hecho. – Kassius arrojo tres bayas para Leif.
Cómelo, así podremos avanzar y no tardar cien años, no pienso cargarte.
No hubo oposición, las consumió de una sola, sin embargo. . .
“¡DEJAME
EN PAZ!”
“Eso es asqueroso”
“¿Quizás un aumento estaría bien?”
Leif busco en todas direcciones pero nuevamente no encontró a nadie más que
ellos dos por la zona. Observo con disgusto a Kassius.
– ¿Ahora qué?
– ¿Para ti está bien ofrecer alucinógenos?
– ¿Qué?
No, nada. – Comenzó a cuestionarse qué tipo de investigador seria esta persona,
seguramente era alguien integridad cuestionable.
. . . Era más sencillo abandonarte allá atrás, así que de pronto no me observes
como si fuera cuestionable. Tu pie ya no duele tanto, ¿Verdad?
. . . – Ahora que lo mencionaba, el dolor realmente parecía ser más tolerable.
– Dan mucha energía y también son buenos analgésicos. Si las hierves y le
agregas un poco de alcohol puedes hacer un buen ungüento, pero ni se te ocurra
consumirlo. Puedes volver a comer otras 3 bayas cada 10 minutos, no debe haber
problema.
– . . . No, ya enserio, ¿Cuánto tiempo llevas aquí?
– Camina.
No hubo quejas, pero Leif tampoco se encontraba del mejor humor. Kassius no
debería llevar mucho tiempo aquí pero aun con ello parecía reconocer bien la
ruta, no, de hecho, se veía familiarizado pero el problema era…
Que en realidad a él también se le hacía familiar el lugar mientras más
avanzaban.
Llegados a cierta zona, la oscuridad aparentaba ser menos espesa pero la temperatura
se sentía más caliente. Con la oportunidad de tener mejor visibilidad, cosas
que parecían desencajar por completo saltaron a la vista.
“¿Una cafetería?”
Un pequeño local en ruinas se encontraba oculto entre la maleza y musgo del
lugar, no solo eso.
Botellas de vidrio, carteles, más autos, incluso una que otra “Casa” comenzaba
a aparecer.
Leif paro para apreciar la cafetería sin ninguna emoción en particular; frente
a él, por fin encontraría un zapato. Era demasiado grande pero era mejor que ir
descalzo.
– Oye. – Leif llamo.
– ¿Si? – Kassius correspondió.
– Diez.
– ¿?
– No, olvídalo.
Sí, no era tonto. Sabía que todo este ecosistema no se podía conformar de un día
para otro, sabía que esto no podía conformarse mágicamente de la nada y aun así.
. .
– ¿Cien? – Volvió a insistir.
– ¿De pronto que-
– Conozco esta cafetería.
¿Cómo no reconocerla?, iba seguido por petición de Erling, estaba harto por
tener que adivinar qué tipo de café quería beber y alguna cosa con que acompañarlo,
si no le gustaba, simplemente lo dejaba y él debía tomarlo en su lugar.
– Kassius.
– Solo ve al punto.
– ¿Te gusta el café?
– . . . Amargo.
– Yo prefiero el té o bebidas más dulces. Pero lo amargo no está mal. – Leif
parecía meditar algo. – Kassius
– ¿Estas en un momento de crisis y por eso te dio por ser una repetidora?
– Puede que sí pero solo quería mencionarte que algo acaba de cagarte en la
ropa.
– ¡¿Pero que- maldita sea- – Rápidamente reviso su hombro.
– Mínimo cien años, no, incluso más, tu eres una especie de científico, ¿No?,
no sé en que área te especialices pero debes saber una que otra cosa, así que
dime tu teoría. – Leif espero por su respuesta.
– . . . Siendo optimistas doscientos.
Doscientos. . . – Leif reflexiono, algo parecía estarle picando en las manos.
– Está bien, ya lo vi, ¿Puedes decirme cuanto tiempo llevas realmente
despierto?
– Dos años.
– ¿Solo eres tú?
– ¿No sabes otra cosa que hacer preguntas?
– ¿Y tú no?, ¿No se supone que vives de hacértelas?
– . . .
– Esto es jodido.
– Lo es.
– . . . Sí, no vendría mal.
Comments (0)
See all