La temperatura comenzó a elevarse de golpe, el frio invernal
cedió por completo para evolucionar lentamente a un sauna.
Crack
Algo se quebró en seco. El piso no
estaba del todo roto antes pero ahora no quedaba ni un solo lugar que no
tuviera grietas.
— ¿Y ahora qué? . . . — Kassius se encontraba inseguro sobre si deberían salir
o quedarse.
— ¡El musgo! — Leif señalo.
Parecía estarse filtrando de entre las cuarteaduras.
— ¡CUBRETE LA NARIZ Y LA BOCA Y CORRE! —
Exclamo a toda prisa Kassius pero ya era tarde.
El tiempo se detuvo, algo exploto, pero nada salió volando, en su lugar el
sitio entero se llenó de polvo brillante como si alguien hubiera espolvoreado
brillantina naranja y roja. Leif quedo hipnotizado por un momento.
— DIJE CUBRETE Y CORRE. — Kassius no lo permitió. Un trozo de tela fue
embarrado de golpe en la cara de Leif antes de ser arrastrado por el cuello de
la ropa. Una vez escaparon a través de las paredes abiertas, el paso no se
detuvo o al menos así fue por unos cuantos kilómetros.
Kassius dejo de escuchar pisadas.
— NO TE DETE-
Leif apenas se encontraba de pie al recargarse sobre sus rodillas. No estaba
cansado pero la energía parecía estarse escapando de su cuerpo. Kassius regreso
a toda prisa para apoyarle.
— No te puedes dormir aquí, hazlo más tarde si quieres pero no ahora,
¿Entiendes?
— . . . Mm. . .
Leif no parecía comprender que estaba ocurriendo, su consciencia comenzaba a
abandonarle.
— Más tarde me lo vas agradecer.
El brazo que aún seguía herido fue apretado con una gran fuerza. Leif de
inmediato salto y en respuesta golpeo el de Kassius.
— ¡¿QUÉ DEMONIOS TE PASA?!
— SIGUE CORRIENDO. — Aguantando el dolor por el golpe, el cuello de Leif
nuevamente fue arrastrado.
— DEJA DE LLEVARME COMO UN COSTAL.
— ENTONCES CORRE MÁS RAPIDO. — Incluso Kassius comenzaba a sentir pesadez.
Nuevas explosiones se escuchaban increíblemente cercas, si eran espolvoreados
otra vez sería un desastre. Las pisadas eran duras, incluso saltaban por intentar apartarse y esta vez era diferente, no podían escalar los
árboles de esta zona pues la mayoría estaban atestados del mismo moho que
antes.
Leif ya se encontraba en mal estado y previamente tuvo otra persecución,
agregando el hecho de que la exposición a las esporas fue mayor a la de
Kassius, incluso aun cuando su herida se encontraba vendada, el polvo rojizo lo
recubrió por completo. Leif no pudo soportarlo y termino por caer. Kassius tuvo
que volver a parar, decidiendo si optar por dejarle atrás o volver.
— OYE, DESPIERTA. Maldición. . . — La elección de primeras fue volver.
Leif fue sacudido igual a un muñeca de trapo de arriba
abajo.
— No puedes dormirte, ¡Oye!
No hubo reacción. Las raíces ya comenzaban a escalar sobre la pierna de Leif y
las explosiones se encontraban prácticamente a unos pasos. Ya no tenía caso, estaba
dormido.
— . . . — La expresión de Kassius se arrugo.
•――――――――――――――❈――――――――――――――•
Los ojos fueron abiertos.
Un lugar tranquilo, parecía ser zona rural pero no podía verse una sola alma
por la zona.
¿Qué se encontraba haciendo con anterioridad?, por alguna razón no podía
recordarlo.
Decidió explorar la zona.
Podían verse cultivos a lo lejos y del lado contrario graneros con caballos muy
bien cuidados. Caminando por un rato, un peculiar jardín se hizo presente,
flores de todo tipo, arbustos, arboles, la variedad era increíble, la belleza resaltaba por donde fuera que se posaran los ojos pero lo realmente destacable era la organización, todo tenía su lugar, seccionado tan
minuciosamente que cualquier tipo de planta que se estuviera buscando se
encontraría inmediatamente.
— ¿Cómo entraste aquí?, es propiedad privada.
Una voz resonó desde
sus espaldas.
Más bajo que el, quizás 1.60 de altura, cabello color crema, vestido con ropa
cara y con tablilla en manos en la cual parecía estar tomando anotaciones.
— . . . ¿Eres mudo?, ¿Quizás sordo?, puedo hablar en señas pero. . . — Era
apenas un jovencito de no más de catorce años. Parecía reflejar un carácter
bastante sereno, aunque la expresión en su rostro era un tanto ilegible.
Volvería a insistir pero esta vez con las manos.
“¿De dónde sali- — Leif interrumpió
antes de que el más joven continuara.
— No soy mudo y tampoco sordo, solo iba de paso.
— ¿Vienes de parte de mi padre?
— ¿Quién?
— De acuerdo, le pasas el reporte más tarde, llegaste en un buen momento. —
Cajas llenas de plantas golpearon con fuerza el abdomen de Leif al serle
entregadas.
— Deja la primera tanda en la sección 427-A, la segunda en la sección 35-Rosa, Amanita
caesarea por los cultivos del área sur, el resto acomódalo en la zona amarilla
de aquí a lado. Revisa los reactivos que tiene cada uno y dame la información
para tomar anotaciones.
— No, espera, yo solo estaba-
— Ya sé que tenías otra tarea, personalmente te daré lo que necesitas pero al
menos por las siguientes horas coopera un poco, ¿Eres especialista?, no te
sobrexplotan, ¿O sí?, ¿Cuánto te está pagando mi padre?
— Yo no soy-
— Espera, no quiero saber, me lo dices luego. Primero revisar los reactivos y
las nuevas variaciones del invernadero 3C.
De alguna manera en la percepción de Leif, esta persona era increíblemente
familiar, en el mal sentido, pues le hacía sentir irritado sin saber exactamente
porque. No estaba seguro de como llego al lugar todavía pero definitivamente no
era para realizar todas estas tareas. Respiro profundo y luego dejo de lado
todas las cajas.
— Primero que nada no soy un asistente, ni una niñera.
— ¡RAPIDO TRAE LAS TIJERAS!
Leif salto de un susto pero inmediatamente ya se encontraba entregando lo que
le pedían. El más joven observaba con sumo cuidado una flor peculiar; pétalos
largos y cortos se asomaban como si se tratara de un pavo real y las hojas
sobresalían desde el centro en lugar de las zonas exteriores como era costumbre. Las tijeras fueron a cortar la punta de las
mismas.
El color originalmente era un amarillo simple pero apenas fue levemente cortada
se transformó en azul con un leve espolvoreado en las puntas de color rojo
brillante.
— Esto ya lo he visto antes.
— ¿Qué? — El chico que antes se encontraba inmerso, giro de inmediato al
escuchar la declaración anterior. De manera inconsciente Leif retrocedió un
poco. Respondió sin pensarlo demasiado, aunque lo dijo con seguridad, realmente
no recordaba de donde vio esta escena antes. Su mano parecía ir en busca de
algo que no se encontraba en su costado.
— ¿Aspiraste por error las esporas de las secciones 45 B?, ¿Qué estás buscando? —
Leif fue observado con extrañeza.
— Yo. . . — Antes de que pudiera responder, sin saber cuándo o cómo, el paisaje
natural fue cambiado en un pestañeo por un estudio amplio lleno de libros y
escritorio elegante frente a una enorme ventana a lo largo. El clima ya no era
soleado, se encontraba lloviendo a cantaros pero los sonidos exteriores no eran
demasiado perceptibles.
— ¿Puedes pasarme la pluma de allá?
En el mismo escritorio se encontraba la persona que conoció con anterioridad.
Esta vez sería una pluma en lugar de tijeras y esta poseía un grabado en el
centro, aparentaba ser un nombre pero por alguna razón se veía borroso a sus
ojos. El objeto fue entregado.
— ¿Qué ibas a decirme? — Pregunto con calma mientras escribía en lo que parecía
ser un libro.
— . . . Ah. . . — Nuevamente Leif lo olvido. Todo le parecía tan normal y
familiar pero también tan extraño. — ¿De
qué va lo que estas investigando? — No quedo de otra más que improvisar. Las estanterías
se encontraban completamente llenas de referencias sobre muchas de las especies
que previamente vio en el jardín, lo que genero la duda sobre si también la
flor que observo previamente se encontraría en algún glosario.
El joven de pelo corto similar a un borrego paró de escribir para responder a
Leif.
— Emociones.
— ¿Emociones?
— Sí, deben llevar un registro de informes anteriores. Eres nuevo supongo pero básicamente
va sobre “Qué sienten” las plantas o siendo específicos, la consciencia.
— ¿. . . Las plantas?
— Debes venir del sector industrial pero
todo esto de verdad es importante. No escuches a mi padre ni al resto de gente
pesada.
Algo picaba dentro de las memorias de Leif. Seguía en su cabeza aquella flor de
hace rato por lo que su mano fue en busca de libreta y lápiz. La misma fue
abierta pero algo estaba mal
No había nada.
Completamente vacía y de alguna manera, específicamente la primera página sentía
que falta algo.
— ¿Leif?
El menor llamo por su nombre, ¿Cuándo se lo había dicho?, y es que se volvió preocupante
cuando también le observo con un ceño fruncido y expresión inquieta.
— . . . Es eso. — Lo recordó. Lo que faltaba en la primera página de esta
libreta
“Espero con ansias ver las nuevas anotaciones. Invito la comida la próxima vez
si logras llenar esta cosa antes de regresar. Si lo usas como diario igual
podría funcionar, las novelas dramáticas venden bien ;)”
Septiembre 12 – Erling
¿Cómo olvido una nota tan molesta?, no, más importante, ¿Por qué estaba vacía
la libreta?, no hace mucho comenzó a llenar unas cuantas hojas.
— . . . Sueño. . .
Nuevamente los ojos fueron abiertos de golpe. Por lo menos ahora no se encontraba lleno de enredaderas extrañas pero. . .
¿Dónde rayos estaba?
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