CAPÍTULO 12
Selene abrió la puerta de su habitación de forma abrupta, tenía una gran sonrisa plantada en el rostro, era tan grande que Amira al verla puso una expresión totalmente de asombro, Tyler también estaba sorprendido, pero menos que Amira. Selene los miró a ambos con esa sonrisa plantada en el rostro, que poco a poco se fue esfumando.
«¿Qué acaba de pasar aquí?» Selene se preguntaba mientras los veía a ambos al tiempo que su sonrisa se iba desvaneciendo. «No importa» pensó mientras negaba con la cabeza. Respiró profundamente y la sonrisa volvió a aparecer en su rostro.
— ¿Te ocurre algo? — Tyler preguntó más por cortesía que curiosidad.
— No, ya estoy bien — Selene respondió mientras se ataba el cabello en una coleta alta —. Es solo que…
— ¿Qué?
— Quiero que organices algo en mi honor — respondió viendo a Tyler fijamente y con total seguridad.
— ¿Algo en tu honor? — la miró con extrañeza —. Nunca habías pedido algo así, ¿por qué ahora…
— Soy consciente de ello — lo interrumpió —. Pero quiero que se haga una fiesta en mi honor — lo miró directo a los ojos —. Quiero que todos se enteren de mi regreso — prosiguió mostrando una gran seguridad y sin agachar nunca el rostro —. Quiero que invites a todos los nobles del reino, que sea un evento grande.
— Sé que no me incumbe — dijo Amira —. Pero parece como si esperaras la llegada de alguien.
— Por un momento olvidé que estabas aquí — dijo Selene viendo fijamente a Amira —. En realidad… solo quiero mantenerme ocupada — soltó un suspiro —. Necesito despejar mi mente, si no lo hago de seguro pensaré en cualquier otra tontería — sonrió levemente.
— ¿Realmente quieres hacer eso? — la miró no muy convencido.
— Por supuesto — Selene dijo sin chistear —. Yo me encargaré de todo, solo necesito tu autorización.
— Si es lo que quieres… — soltó un leve suspiro —. Habla con Débora de los detalles.
Una gran sonrisa apareció nuevamente en el rostro de Selene, haciendo que poco después de que aquella sonrisa apareciera, se apresurara a ir con Débora para describirle con mayor detalle sobre aquella gran fiesta organizada a su nombre.
Una vez que se alejó lo suficiente como para no ser percibida por Tyler o Amira, el pasillo volvió a ese gran silencio que había surgido antes de que Selene apareciera. Era un silencio tan largo y tan incómodo. Amira miró de reojo a Tyler, Tyler miró a Amira, pero no hubo nada más que eso, solo hubo un intercambio de miradas y a partir de ellos cada quien se fue por un lado totalmente opuesto al otro.
Tyler se iba acercando cada vez más al estudio que siempre frecuentaba, mientras que Amira se acercaba a uno de los muchos jardines que había en aquel palacio, tomando de esa manera caminos distintos sin siquiera voltear atrás. Pues ambos sabían que si volteaban el corazón estaría a punto de explotar.
Un mes desde entonces, ha pasado un mes desde que Selene empezó con los preparativos de aquella gran fiesta. Y, por si no fuera poco, ha pasado exactamente un mes desde que las sirvientas del palacio empezaron a esparcir toda clase de rumores.
Los rumores iban desde el cambio repentino de la princesa Selene, hasta los rumores que ya hay una futura reina dentro del palacio. Desde los nobles hasta el pueblo han circulado cientos de rumores en base a esto, no hay nadie que no lo sepa. Ha bastado un solo mes para volver esto un verdadero caos.
Durante todo este mes la interacción de Amira y Tyler ha sido, a diferencia de otras veces, casi nula. Poniendo como pretexto los preparativos de la gran fiesta, han logrado poner una barrera en medio de ellos dos, una barrera que con cada vez que se encuentran es tirada en mil pedazos.
Solo basta una mirada de ambos para que todo ese muro se venga cuesta abajo, un pequeño roce y el corazón latirá a mil por hora, solo basta una palabra y ninguno de los dos va querer soltar aquel hilo que los une.
Y aunque siempre se digan adiós antes de siquiera dar un paso más, la cabeza les hace un juego haciendo imposible olvidar a la otra persona. La mirada, aunque finge mirar a otro lado, solo trata de seguir la mirada de la persona que hace latir el corazón.
El destino hace que, aunque se eviten se vuelvan a encontrar una y otra vez, los sueños les hacen fantasear y dicen lo que nunca querrán decir. Durante un solo mes la mente finge no saber, pero todo el resto ya está más que consciente.
Y aunque ambos se alejan, el destino los vuelve a reunir una y otra vez, pues, aunque la cabeza dice que no quieren verse, el corazón de ambos solo anhela hacerlo otra vez sin querer separarse.
Ahora en esta noche Amira se encuentra ingresando al jardín de camelias blancas, mientras que Tyler se encuentra en un lado totalmente opuesto del mismo jardín de camelias blancas, uno en el extremo opuesto de aquel jardín.
Como si se adentraran en un laberinto, empiezan a cruzar ese jardín, el mismo jardín que hace varios años atrás se construyó en representación del amor del rey por su amada reina. Ahora Amira y Tyler lo cruzaban sin saber que el otro estaba en el otro extremo del jardín.
Conforme se van adentrando al jardín, se va viendo como las camelias van cambiando de ser blancas a tener un tenue color rosa, y conforme se van acercando al centro del jardín las camelias rosas son cada vez más intensas. Y sin saber por qué, los latidos de ambos se empiezan a intensificar.
El latido del corazón de ambos se intensifica como si sintieran que algo los espera al otro lado de su camino, no es una sensación desagradable, pero los nervios empiezan a aparecer sin razón.
Tyler se empieza a percatar como las camelias rosas empiezan a tener un color diferente conforme se acerca un poco más al centro. Amira empieza a observar la transición de camelias rosas a rojas conforme va avanzando.
El cambio es tenue, pero sin darse cuenta, las camelias tienen un color distinto al que tenían en un principio, el cambio fue tenue, gradual, pero significativo, justo como lo fue en el corazón de ambos, y aunque en un principio no había nada, ahora a la luz de la luna latía con gran intensidad con cada paso que daban.
Fue entonces cuando el corazón de ambos dio un vuelco. Tyler y Amira se encontraban en el centro del jardín de camelias, el mismo que, aunque fueron camelias blancas, en el centro del jardín se volvieron rojas, de la misma forma que el corazón de ambos empezó con un tenue sentimiento que llegó a algo que no pensaron que llegaría, no ahora.
Era de noche, y las camelias tenían un brillo muy tenue gracias a la luz de la luna, Tyler y Amira se encontraban uno frente al otro, en donde lo único que decían sus corazones, era aquel sentimiento que nunca creyeron que tendrían el uno por el otro, ese sentimiento que durante todo un mes le han querido poner un muro, aquel que no han querido reconocer por completo. Amor.
Comments (0)
See all