Emi estaba bajando con algo de precaución por las escaleras de la escuela que llevaban a los salones de informática y de construcción mientras tarareaba una canción en japonés. La habían mandado a buscar a su compañera que no volvía del baño, realmente no es su amiga, pero no se quejó de ello, nunca lo hace de hecho. Mientras caminaba vio a su novio en el patio cerca de una chica.
—'¿No debería estar estudiando?'– Se pregunta mientras los ve siendo muy cercanos y acerca una mano a su pecho y mira hacia abajo algo preocupada –'Como sea, no voy a ponerme a sobre pensar, tengo que buscar a Jessica para llevarla de vuelta al salón'– Se da la vuelta y camina unos pasos para llegar al baño.
—Jessica, ¿Estás acá? – Pregunta desde la puerta del baño, para no perder tiempo tocando cada puerta.
—Si, estoy acá– Levanta un brazo para que Emi pueda ubicar su dirección– Estaba en el recreo y termine perdiendo el tiempo, recién entre ya que tenía que venir a cambiar mí protector– Dice con simpleza y luego abre la puerta del cuartito en el que estaba– Me lavo las manos y vamos– Se acerca a la canilla y empieza a lavarse las manos, al terminar se las sacude y camina hacia la salida de este siendo acompañada por Emi quien volvió su mirada en la dirección que había visto antes, pero las personas que buscaba ya no se encontraban ahí.
Al ya haber encontrado a su compañera y terminado sus asuntos en el baño vuelven y siguen con la clase a la cual no le da tanta importancia al tener otra cosa en sus pensamientos, pero hace lo que puede, ya que solo era limpiar un par de cosas como el mouse, los teclados y la computadora, lo cual hacia con cuidado y delicadeza mientras usaba unos pinceles limpios, trapos secos y una mascarilla que servía para que cubrirse del polvo.
Su salón estaba muy iluminado al tener varias luces y las ventanas abiertas, era un lugar bastante espacioso, como para que unos quince a veinte estudiantes estuvieran ahí estudiando al mismo tiempo, pero no tan grande para que entrara cada uno usando una computadora cada uno ya que varias estaban rotas, habían unas ocho computadoras nuevas de pantalla plana y unas cuantas sillas y dos mesas grandes en el medio que usaban para hacer algunas meriendas antes de irse a casa, su maestra los autorizada a ello, es más, ella solía dar esa idea para realizar meriendas en ocasiones especiales como cumpleaños o días festivos. Había un par de posters con circuitos pegados en estos y cerca de la entrada estaban colocados dos pizarrones en la pared, a un metro de distancia estaba la mesa donde se sentaba una mujer en su mesa donde tenía su computadora, y un par de cosas más, era una mujer alta, tez clara, un largo cabello castaño claro, llevaba lentes para leer casi siempre, llevaba una bata azul que se usaba en aquellos talleres, todos los alumnos la usaban, se les llamaba "guardapolvos".
En este lugar solían fallar algunas computadoras y sus alumnos tenían que arreglarlas, limpiarlas y ver que tenían, era un buen entrenamiento para su carrera si es que llegaban a tomarla y usar todo lo enseñado en esos siete años que estarían en esa escuela. Los alumnos de esta clase apenas están en 4° año, especialidad: programación.
Luego de terminar con una computadora con la ayuda de una de sus amigas, ya que estos ejercicios se hacían en equipos de tres a cuatro alumnos para que sea más fácil, ella se saca el guardapolvo y sale dejando su celular en el bolsillo de la campera mientras sigue a sus amigas que la esperaban en la entrada, al salir al recreo se encuentra con su novio y con gran emoción va hacia el apunto de saltar a abrazarlo, pero recuerda las palabras de sus amigas y deja ese pensamiento de lado.
—Hola, amor, ¿Cómo va tu clase?
—Ah, va bien, nos hicieron aprender un par de códigos, ya sabes– Le dice mirando para otro lado y luego a ella.
—Bien. Me voy con las chicas– Apunta a las chicas que la llamaban levantando sus manos para llamar su atención– Nos vemos– Besa su mejilla para luego irse con sus amigas–'Ni me preguntó que hice hoy'– Se da la vuelta para ver cómo se pasa una mano por su mejilla varias veces, eso la entristeció bastante.
Al terminar el día de clases suspira muy pesadamente y se despide de sus amigas mientras vuelve a casa con una de ellas, ya había terminado su horario de clase que era hasta las 17:20, tres días a la semana. Hablan de la escuela y la casa aún no terminada que está cerca de su escuela y luego se despiden cuando la deja en su casa y sigue caminando en dirección a la de ella.
Al caminar mira los árboles tan diferentes, las hojas cayendo por el cambio de estación y la heladería cerca del negocio en el que solía comprar cuando era más pequeña. Ese quiosco cerro hace poco y los dueños se habían mudado.
— '¿Por qué todo cambia tan rápido? Me gustaría que no cambiarán muchas cosas, aunque se ve que...al pasar los años todo sigue igual, realmente no es así. Todo siempre va cambiando o simplemente ya no hay nada de lo que alguna vez llegaste a conocer'.
Se quedo parada un momento viendo todo a su alrededor desde las hojas de los distintos arboles hasta la tierra en sus pies, antes de darse cuenta ya estaba oscureciendo demasiado para su gusto y el viento se hacía más fuerte lo que hizo que se estremeciera.
—Solo quiero una taza de té caliente– Dijo al aire mientras suspiraba y volvía a seguir su camino.
Al llegar a su casa toca la puerta un par de veces para luego esperar a que le abran, unos segundos después le da bienvenida su hermana menor, Sofía.
—Hola y chau. Me voy a jugar con los del frente– Dijo apresurada dejando la puerta abierta y saliendo por la otra puerta de entrada más adelante.
—Está bien– Se despide y entra cerrando con llave.
Después de dejar sus cosas en el mueble se deja caer a su cama.
—…Esa chica, ¿Quién será? ¿Su amiga quizá? – Su mente divagaba entre pensamientos uno cada vez más pesimista que el otro.
Se levanta y empieza a darse pequeñas palmadas a su rostro para pensar bien.
—Basta, basta. No debería pensar en eso, él no es un mal chico. Nunca me engañaría, es amable y siempre hablamos...aunque a veces no me demuestra afecto ni habla tanto en clases, solo hablamos por mensajes, ¿En serio me quiere o solo está jugando conmigo?
Varios pensamientos más dan vueltas por su mente hasta que se da cuenta de que aún sigue con la misma ropa así que decide cambiarse. Mientras tanto, en otra habitación estaban unos niños que andaban viendo la TV.
—Hola, enanos– Les dice ella ya cambiada con un pantalón gris holgado que casi toca el piso, una remera holgada negra y se había atado el cabello en una colita alta.
A ella realmente no le gustaba usar maquillaje ni ropa tan ajustada, pero si no se arreglaba de esa forma sentía miedo de no ser tan linda para la persona que le gustaba tanto.
Los niños la ven y la abrazan, siempre hacían esto, era una costumbre que se les había pegado de ella misma por ser tan cariñosa con ellos, aunque a veces no jugaba con ellos por lo menos quería demostrarles su afecto de forma física a través de abrazos o acariciando sus cabezas revolviendo sus cabellos, ella realmente adoraba a sus hermanos tanto mayores como menores. Al ser la del medio entre siete hermanos a veces la hacía sentir como si no fuera nada importante al no ser la menor ni la mayor ni siquiera la que hacía algo interesante como sus otros hermanos, en serio odiaba ser comparada con sus mayores, pero al menos lo entiende. Si su madre la intentara comparar con alguien más que no fueran sus mayores eso sería el colmo para ella, algo que realmente no podría aguantar al punto de que quizá explotaría, pero duda que eso llegue a pasar alguna vez.
—Los extrañe mucho, ¿Qué hicieron hoy enanos? – Les dice con una sonrisa tomando el tiempo necesario para saludar a cada uno con un abrazo y revolviendo sus cabellos. Hoy en especial estaba su sobrino, hijo de su hermana mayor de tan solo veintitrés años de edad.
—Emi, hoy estuvimos jugando con los cubos armando casas y también vimos la tele– Con mucha emoción habla el niño de cuatro años Manuel.
—Hoy fui a la escuela, ¿Sabes? Tenía ganas de ir al baño, pero me aguanté hasta que volví a casa– Decía Alexis de seis años con un rostro de orgullo mostrando sus dientitos menos uno de los colmillos que se le había caído. Esas palabras hicieron sonreír a Emi que tuvo un pequeño deja vu, ya que ella hizo lo mismo en su primer día de primaria.
—Hoy en el jardín Manu no se portó bien, yo lo vi corriendo cerca de mí salón gritando el nombre de Thiago– Acusaba Matías de cinco años.
—Bueno enano, pero pregunté por tu día, no te pedí que acusaras a Manu– Suspira y desordena sus cabellos–Bueno, les voy a hacer la merienda. ¿Tomaron algo?
—No, no nos hicieron nada todavía y mamá no llego– Informa su hermano Matías.
—Ah, bueno– Responde simplemente y empieza a sacar algunos sacos de té, azúcar, cuchara pequeña y pone a calentar el agua.
Después de terminar todo solo llama a los pequeños que vienen corriendo directamente ya que la cocina y la habitación de su madre están casi conectadas.
La cocina era lo suficientemente grande, como para que entrara una mesa redonda de madera que se puede extender, un mueble arriba, una heladera y un horno, además de dar espacio para correr y llegar al baño al estar cerca del pasillo, una cortina vieja y rasgada dónde, detrás había otra heladera vieja y rota que contenía todo lo que encontró al no funcionar servía para guardar otras cosas.
—No corran, se les pueden caer sus tazas– Casi grita alterada por como venían a buscar su merienda los niños– No se olviden de venir a buscar galletas con paté y manteca.
Después de gritar eso último sale de la cocina y sube unas pequeñas escaleras de cemento que miden diez centímetros. Al llegar a su pieza está sola, se recuesta en su cama mientras empieza a tomar su propio té.
—Nada como un rico té endulzado en un día fresco– Le habla a la nada mientras suspira– Esto es algo solitario…
Después de sacar ese pensamiento de su mente sopla la bebida, toma de a poco su té mientras va comiendo un par de galletas y mira las redes sociales desde su celular.
'¿Quién habrá sido la chica con la que hablaba James?'
Escucho una voz en su cabeza como un murmullo entre la oscuridad de su mente y corazón. Le asustó un poco, pero aun así se queda pensando unos minutos hasta que sacude su cabeza y chasquea la lengua.
—'No debería estar pensando en eso, da igual con quién se junte, él tiene amigas también'– Sonríe despreocupada y sigue usando su celular mientras escucha un par de risas desde la habitación de su madre, los niños seguían jugando eso la hizo sonreír un poco, a veces la sacaban de quicio, pero los adoraba tanto a esos enanos.
'Mañana...mañana es jueves, tenemos prueba de matemáticas y no estudie, genial...' Pensaba con sarcasmo mientras veía la taza de su te vacía.
'¿Vas a dejarte ganar tan fácilmente? Vamos, tienes la capacidad para obtener un 7 si te pones a estudiar ahora'
—'Otra vez esa voz'– Pensaba Emi con incomodidad viendo hacia todas partes.
Desde hace un tiempo había una voz en su interior que siempre estaba reprochando cada acto que hacía o que no hacía, lo que dejaba de hacer o lo que no se atrevía a hacer. La hacía sentir algo inútil y triste, aunque a veces sonaba motivadora, esa voz siempre estaba ahí cuando no sabía decidirse, había veces en las que le hacía caso y otras en las que no. Si lo pensaba bien esa voz en su cabeza siempre estuvo ahí así que no le parece raro escucharla, pero si le sorprende las circunstancias en las que aparece. Cree que es su propio subconsciente hablándole o ella misma hablándose a sí misma.
—'bueno, aunque sea quiero un cinco para aprobarlo la siguiente vez o con trabajo en clase, estudiemos lo que resta del día que este tema no es tan difícil como el resto'– Suspira mientras agarra su taza vacía, el plato de vidrio que contenía las galletas y los lava para luego ponerlos en la parte de la pileta dónde va lo limpió.
Así mismo vuelve a su habitación, agarra sus materiales para estudiar y se sienta en su cama dejando su carpeta y algunas hojas para anotar.
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