El día siguió su curso. Después de un sermón estándar de no más de cinco minutos sobre no golpear a sus compañeros, se le permitió a Erick volver a casa.
“Recuerda lo que dije. Y la próxima vez llamaré a tu pa…” Alcea no recordaba bien a los responsables del niño y su situación, pero se le había advertido de no mencionar a sus padres “ma… abue…”
“Solo déjelo en tutor.”
La profesora asintió y partieron.
Mientras recorría su camino a casa, llegando al final de la gran escuela, que abarcaba el triple de una acera promedio de largo, Erick escuchó una voz familiar.
Aubrey se encontraba recargada contra la pared, con angustia en su rostro, mientras el niño de los aretes que había estado tras las chicas que les dieron problemas en el almuerzo le hablaba con molestia. Erick se apresuró a confrontarlo.
“¡¿No te bastó con arruinar su almuerzo?!”
“Oh, no…” Aubrey se puso entre ambos con una sonrisa “en realidad es mi amigo. Él solo-”
“¡ESO ES AÚN PEOR! ¿Qué clase de amigo deja que esas cosas pasen?”
Erick avanzó hacia el niño de los aretes hasta estar a un paso de distancia.
“LÁRGATE”
El niño de los aretes respondió con firmeza, su expresión dura contrastando con su postura relajada, con la cabeza en alto mirándolo fijamente a los ojos. Su actitud aumentó el enojo de Erick.
“Esto no tiene nada que ver contigo, ni siquiera la conoces, ¡¿a ti qué te importa?!”
“No lo sé… creo que si la conozco”
Al darse cuenta de lo dicho la cabeza de Erick dio vueltas, con un dolor similar a aquel que causan sus pesadillas. Pero fue sólo momentáneo.
Viendo las expresiones de los otros niños regresó en sí; el niño de los aretes combinaba su expresión molesta con confusión profunda, Aubrey por otro lado parecía estar emocionada y feliz por tales palabras.
“Digo…” forzó una sonrisa para desviar la incomodidad de sus reacciones “Yo soy quien decide lo que tiene o no que ver conmigo.”
“Bien, escucha” Bry relajo su expresión “me alegra que te preocupes por mí y eso, pero estas cosas han estado pasando durante mucho tiempo y no pararan.”
Bry volteo su mirada hacia el niño de los aretes, él evitando el contacto visual, incluso podría asumirse que estaba avergonzado por lo que ella diría.
“¿Cuál sería el punto en arrastrar a Leroy conmigo si no arreglará nada?”
“¡¿ENTONCES SIMPLEMENTE VAS A DEJARTE PISOTEAR COMO SI FUERAS UN TAPETE?! ¡¿ALEJÁNDOTE DE TODOS PARA NO MOLESTAR A TU “AMIGO”?!”
El repentino alzar de voz sorprendió a ambos niños, haciéndolos incluso dar un paso atrás, mientras los nervios de Erick aumentaban, le costaba mucho expresarse sin ser tan extremo, lo que solía hacer que otros se alejaran de él y era perfectamente consciente de ello. Aun así, decidió no retractar sus palabras.
“Pues… - Bry se alzó de hombros.”
“Pues no me importa lo que tú o ese cobarde de allá piensen.”
Los señaló con el dedo índice, luego procedió a señalarse a sí mismo con el pulgar mientras continuaba
“De ahora en adelante me involucraré cada que vea que alguien te molesta.”
“Pero-”
“ESTÁ DECIDIDO.”
Recordando la tarea por hacer y sus responsabilidades en casa se dio cuenta del poco tiempo que tenía si quería poder descansar en la tarde antes de preparar la cena para él y su primo.
“O… más bien a partir de mañana, debo irme. Nos vemos.”
“¡ESPERA! ¿Estás seguro? Te van a-”
“No te preocupes por eso” empezó nuevamente su camino a casa “Tengo prisa así que, adiós.”
“Oh… ok... ¡Adiós!”
Los otros dos niños permanecieron en silencio procesando la errática interacción por varios segundos. Leroy fue el primero en hablar mirando a Aubrey con inquietud y, nuevamente, molestia.
“No me agrada.”
“Al menos tengo un nuevo amigo.”
Bry le contestó alegremente. Con un suspiro Leroy relajo finalmente su expresión, la miró con una ligera tristeza, acarició su cabeza y le habló con una voz cansada.
“También deberíamos irnos, antes de que alguien más nos vea juntos.”
Ese mismo día al atardecer.
Jake abrió la puerta de la casa mientras se aflojaba la corbata. Su saco en su brazo izquierdo, su rostro cubierto por golpes, un rasguño cruzando el ancho del tabique de su nariz y el lado derecho de su labio inferior abierto.
“¡Estoy en casa!”
“Y yo estoy en la cocina haciendo la cena.”
Jake siguió el aroma dulce que impregnaba el ambiente, encontrando a Erick dándole la vuelta a lo que preparaba levantando la sartén en el aire con gran habilidad.
“¿Son panqueques?”
“Si-”
La voz del niño frenó de golpe en el momento que vio el lastimado rostro de su primo, ahora parado detrás de él viendo la comida con atención.
“¿¿Qué te pasó en la cara?!”
“Oh, eso…” Jake aventó su cuerpo hacia atrás, mirando en diagonal al techo “solo digamos que no todos estuvieron felices con mi ascenso.”
“¡¿Entonces otro policía te hizo eso?!”
Jake respondió asintiendo con una exagerada cara triste, con un gesto caricaturesco, reconociendo lo malo de la situación, pero aún así tratando de no hacerla ver como algo de qué preocuparse, solo un mal día.
Erick distraído por la preocupación dejó el panqueque que había volteado en el fuego, quemándose.
“¡Deberías reportarlo con tu jefe o algo así!”
“Lo haría si supiera quienes eran” tomo un vaso de un gabinete.
“¿Cómo?”
Llamas comenzaron a salir del panqueque, con gran calma Jake llenó el vaso con agua, mirando hacia arriba recordando lo sucedido.
“Pues… Estaba en el estacionamiento listo para irme cuando alguien me puso una bolsa de plástico en la cabeza, me golpearon otras dos personas y mientras se iban alcance a ver una placa. Pero no pude ver el rostro de nadie. Realmente no se a quien acusar.”
Habló mientras rociaba cuidadosamente el agua del vaso en la sartén, extinguiendo las llamas y evitando que el agua hirviendo o la mantequilla saltarán hacia su primo.
“Además, no es como que tenga mucha evidencia ni me convenga que me examinen para tenerla. En el momento vomite un poco, algunos huesos tronaron, pero como ves ya todo eso sanó.”
Jake dio un paso atrás y dio una vuelta completa, con los brazos elevados hasta sus hombros para mostrarle a Erick la falta de heridas, sus habilidades de autocuración ya lo habían sanado casi por completo, solo quedaban unos cuantos de rasguños y moretones.
Erick lo observaba preocupado y perturbado, el ver a Jake herido, aunque solo fuera un poco, le provocaba un terrible malestar y una gran ansiedad, al menos no sangraba pues de ser así es posible que llegase a vomitar o desmayarse por la intensidad de sus emociones. Incluso llegaron a haber ocasiones en que se le desataban ataques de pánico al ver a su primo cortarse al cocinar, debido a eso lo hacía él.
“Supongo que este tipo de cosas vienen con el trabajo” Jake rió nerviosamente mientras escurría el agua negra en el lavabo “Así que deberíamos olvidarnos de eso y tener una buena cena – tiro el panqueque quemado en la basura.”
Tomando los cubiertos, la miel de maple junto a otros aditivos y los panqueques ya preparados, ambos se dirigieron a la mesa. Acomodaron todo y se sentaron a cenar.
Erick intentó suprimir sus palabras, pues sabía que Jake tenía razón, ya que se estaba haciendo pasar como un completo humano no sería pertinente que se arriesgara a que sus habilidades fueran descubiertas, las entidades híbridas de humano, como su padre, con los entes de rango tan elevado, como su madre, eran clasificadas entre las más peligrosas, tan poco comunes y temidas que tenían su propia categoría exclusiva, Apocalípticas (A).
Seguramente tanto los humanos como los seres de quienes descendía tratarían de eliminarlo si alguien se daba cuenta.
Al final la ansiedad creciente en Erick no le permitió quedarse en silencio por más tiempo.
“¡¿POR QUÉ NO TE DEFENDISTE?! Podrías haberlos derrotado de un golpe.”
“Sabes que no me gusta la violencia innecesaria.”
“¡¿Innecesaria?! ¡Te estaban atacando!”
“Además, necesito mantener un perfil bajo por ahora, es mejor así.”
Se sentaron uno frente al otro en su pequeña mesa para cuatro. Jake comía con una expresión alegre, haciendo una conversación ligera para calmar al niño que se llenaba la boca viéndolo con enojo.
“¿Cómo estuvo tu primer día en la escuela?”
Con un fuerte golpe Erick se dejó caer sin pensarlo sobre su plato, llenando su cabello y su cara de miel de maple, su puño, cerrado fuertemente sobre su tenedor, dando un segundo golpe casi simultáneo con el de su cabeza, haciendo retumbar la mesa.
Sentía una enorme vergüenza por sus acciones y palabras en todo el día, no sólo los momentos intensos de confrontación eran repasados dolorosamente en sus recuerdos sino también los múltiples momentos en clase donde la profesora de su grupo lo llamaba para responder alguna pregunta o leer en voz alta y el no pudo evitar hacerlo agresivamente.
La fuerte aversión a la pregunta sorprendió a Jake, pero comprendió rápidamente las emociones del niño.
“No hablaremos de eso entonces, ¿bien?”
Le limpió el rostro con suavidad y gran cuidado. Siguieron cenando, hablando ahora de cosas más mundanas como un cierto programa que ambos estaban viendo, y los animales que habían encontrado en su día, como gatos callejeros y ardillas regordetas.
Hablaron también de algunos de los recuerdos que compartían de antes de que Jake se volviera uno de los guardianes legales de Erick, un par de años atrás.
Al finalizar su comida lavaron juntos los trastes del día y la cocina. Continuaron viendo su programa hasta la hora de prepararse para dormir. Jake había tenido éxito en distraer los pensamientos negativos de su querido primo.
Ya habiéndose preparado para dormir acompañó a Erick a su cuarto para despedirse, hasta el día siguiente.
“Bien, buenas noches.”
“Antes de que lo olvide, tenía algo que contarte sobre Klaus” Erick se arrojó a su cama agotado mientras Jake hablaba “Mejor mañana temprano.”
“Claro papá…”
El niño se quedó dormido al instante, su energía desvanecida por las fuertes emociones de aquel día.
Jake miró a su primo, conmovido, no pudo forzarse a recordarle que no lo llamara de tal forma, ya que quería preservar lo más posible la memoria de su verdadero padre o al menos guardarle respeto, aunque Erick no lo recordara, pensaba que era lo menos que podía hacer dada la forma en que él y su madre perdieron la vida.
Además de ello Jake no se sentía merecedor de tal título, sus estándares para lo que un padre debía ser se encontraban bastante altos gracias al suyo, el tío sanguíneo de Erick, igualmente fallecido.
Cada que Erick lo llamaba de tal forma hermosos recuerdos de su infancia antes de la tragedia que tomó sus vidas surgían como una gran ola de melancolía.
El joven se dirigió a su propia habitación con la mente en las nubes, sumergido en recuerdo de él y su padre jugando, este solía darle vueltas mientras lo cargaba, sujetándolo fuertemente en un abrazo, con un agarre que lo hacía sentir seguro y amado.
También recordaba los momentos en los que, ya siendo huérfano, Erick había perdido su capacidad del habla, aun así, eran capaces de comunicarse haciendo uso de una de sus habilidades, leyendo las emociones en su alma.
A veces Erick regresaba a ese estado de mutismo involuntario cuando las emociones negativas que experimentaba eran demasiado para su cerebro en desarrollo. Las contadas veces que había sucedido habían sido realmente aterradoras para ambos.
Las ocasiones más recientes en las que aquello pasó Klaus había sido quien logró traerlo de vuelta, más rápido que Jake incluso. Ahora le daba aún más miedo que Erick entrara en crisis mientras Klaus no estaba en casa, por suerte volvería al día siguiente en la tarde, hasta entonces podría estar tranquilo.
“Parece que realmente tuvo un día difícil” dijo para sí mismo mientras abría la puerta de su cuarto.
Jake estaba a punto de apagar las luces cuando notó a un gato inquietantemente familiar, de pelaje negro, dormido sobre su cama, ronroneando al reconocer su presencia.
“¿Lady?”
▬NOTA DEL AUTOR: Pronto será Día de Muertos, espero que la pasen bien conmemorando a sus seres queridos como yo lo haré, celebrando las vidas de quienes enriquecieron las nuestras. Si lo desean aprovechen el espacio en los comentarios para hablar de las personas que más extrañan, desahóguense libremente… Y a los que solo celebran Halloween, recuerden no comer demasiados dulces, se pueden empachar _ MARNADNAY▬
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