Remil entró a varios cuartos buscando a Luly pero cuando estaba cerca, lo detuvo el hombre de seguridad. Entonces Luly escuchó la voz de su amigo y lo llamó desde la cómoda cama de la habitación.
— ¿Remil...?
— Luly, soy yo, tu amigo Remil Cabile!!
Entonces el personal de seguridad no supo como reaccionar. El paciente conocía al recién llegado. Pero las órdenes del propietario eran muy claras "no dejar entrar a nadie" y antes que tomaran una decisión, Luly abrió la puerta del cuarto. Tenía el rostro preocupado pero también sorprendido. De un lado largaba el suero para poder caminar. La enfermera se apuró a ayudarle.
— Por favor ¿Podrían dejar pasar a mi amigo? -preguntó Luly.
— Que sea rápido -respondió el hombre.
Remil lo cargó y devolvió a Luly a la cama. Dentro tenía tantas cosas que decirle pero las palabras no salían. La enfermera salió un momento y les dijo que hablaría con el dueño para avisarle. Remil no tenía mucho tiempo y se dedico a verle el rostro a Luly. Sin palabras, estaban los dos en silencio. El cabello de Luly caía sobre su rostro. Remil se acercó y quitó el mechón muy despacio. Se acercó un poco más y lo besó. Entonces salió de la habitación veloz.
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