Mientras Linway leía aquel libro de lenguas, frente a el, en el camino de tierra, varios carros de madera siendo jalados por caballos comenzaban a estacionarse a un lado del camino, acompañados de lo que parecían ser mercaderes nobles son ropas finas, y uno de ellos, el más llamativo, tenía una especie de máscara sonriente parecida a la de un bufón... La caravana se detuvo a un lado del camino y comenzaron a vocear todo lo que vendían. Herramientas, armas, armaduras, alimentos, medicinas, servicios de reparación y herrería, así como compra de piedras preciosas, platino, oro, plata y cobre.
Linway, cerró su libro y se levantó impresionado con aquel negocio rodante, se acercó a quien parecía ser el dueño, quien vociferaba los productos con un carisma admirable... Aquel hombre vestía un elegante chaleco rojo vino junto a sus pantalones elegantes de el mismo tono, y unos zapatos blancos. Debajo de el chaleco, una elegante camisa llena de volantes, una máscara de bufón sonriente, y un cabello de longitud media, en un color rojo.
— ¡Hey! Que tal, un gusto, elegante mercader... Mi nombre es Linway Chernikov, ¿Con quien tengo el gusto? — Preguntó Linway elocuentemente, mientras que la ferali qué había saludado anteriormente, Launya, apoyandose con las manos de el carro y inclinándose hacia dentro de este mismo, hurgaba con su nariz las herramientas en exposición
— ¡Que tal, joven Linway! Rush Gold, ese es mi nombre. ¿Le interesa alguno de nuestros productos o servicios? — Respondió con la misma energía, aquel mercader enmascarado
— Más que nada, me interesa saber sobre tu negocio... Parece que vienes de lejos, nunca había visto alguien vistiendo de esta forma... — Confesó Linway con curiosidad de su mascaras
— Oh, jo, jo, jo, vengo de no muy lejos... Soy un emprendedor de una nueva región al oeste, perteneciente a Queenlanding; Kingold — Respondió con un tono de voz melódico
— Woow, que cosa más interesante... ¿Y que los trae por aquí? ¿Por que venir a las tierras libres a comerciar en vez de ir a vuestra capital? — Preguntó Linway
— Hmmm, digamos que es por oportunidades laborales haha... Soy un emprendedor como ya mencioné, un hombre que le gusta hacer negocios de forma inteligente. En la capital ya hay cientos de mercaderes, pero en "Estas tierras libres" no es tan común el comercio. Sobre todo, es común el intercambio de bienes... Así que un día, caminando entre estos pueblos, divisé que la gente animal, sin importar su clase social, viste con gemas brillantes y de la más fina calidad... Y uno de ellos me ofreció una humilde estafa: El me daba una de sus inútiles piedras bonitas, y yo le daba un paquete de hachas, piedras para afilar, cuchillos, una mochila y un par de trampas para osos. — Explicó Rush, con detalle, mientras le señalaba varios de sus productos. No había de que quejarse, las herramientas y armas se veían de un metal bien forjado, y así mismo, brillaban con el ese amenazante filo.
— Wooow, vaya... Realmente si que aprovechas oportunidades... Pero no se te ocurra estafar a mi gente, ¡Eh! — Amenazó Linway crujiendose los puños
— ¿Estafar? Para nada. Ellos son completamente conscientes de él pago que me otorgan... Solamente que, en mi pueblo valen más las piedras, y en el suyo valen más las herramientas. Es ganar-ganar — Dijo Rush, excusandose mientras sonreía
— Hmm bien... A fin de cuentas no te equivocas... — Dijo Linway pensativo, mientras Launya tomaba un bolso de cuero — Waaah... Nyrasisiaaa — Exclamó hacia Rush, quien solamente levantó un dedo, y señaló un ruby en el botón de su manga — Una gema, por un bolso, pequeña — Entonces, Launya le entregó una piedra común y corriente, comonsi ya la tuviese lista
— Nya — Dijo con una sonrisa, pero Rush se negó a venderle aquella bolsa
— No, no... Piedra brillante y de color — Explicó en el idioma de los humanos, ambos sin entenderse
— ¿Quieres esa bolsa, pequeña Launya? Bien. Aquí tienes, Rush. Gracias por la charla, tomalo como un pago y propina haha — Bromeó Linway mientras arrancaba uno de los botones de su camisa, los cuales tenían una aguamarina al medio
— Pero que soberano muchacho, muchas gracias... Vuelve pronto — Agradeció mientras se guardaba el botón de Zafiro
Linway extendió la bolsa hacia Launya, y ella exclamo alegremente sorprendida — Waaah, Wawaa — Hacia Linway, mientras le extendía la mano para darle aquella pequeña roca
Linway, le acarició la cabeza y tomó la piedra como un agradecimiento... Launya le tomó la mano mientras ronroneaba, y comenzó a tirar de el, aunque, evidentemente, Linway era alto y de una complexión musculosa, y aquella felina era bastante bajita y delgada, por lo cual apenas podía moverlo un centímetro
— Ñaaaaghh — Gruñó Launya, intentando sacar todas su fuerzas para moverlo, sin un mínimo de éxito.
Linway comprendió lo que la gata intentaba hacer, así que se dejó jalar por ella, moviéndose hacia donde ella le intentaba llevar... Caminó con saltitos y después de unos minutos terminó llevándolo con un grupo de Feralis igual de delgados que ella y un poco más altos, entre ellos también habían pequeños cachorros felinos...
Launya señaló a los cachorros y exclamó — Mau, Maaaaauuu — mientras con la otra mano, jalaba la camisa de Linway
— No, no... Yo soy Linway, no Mau — Aclaró Linway
— ¡Linyay maaaaaaauuuu — Seguía exclamando la mujer gato, y entonces comenzó a hacer señas con su mano. Parecía unir los dedos de una de sus manos y dirigirlos hacia su boca varias veces
— ¡Ohh! ¿Tienen hambre? — Entendió Linway
— ¡Ny ny! — Confirmó Launya con una sonrisa
— Oooh, bien. Entiendo, Launya. Iré con Rush y les compraré algo de comida. ¿Si? — Aceptó ayudar a aquellos cachorros
— Miaaaao cof cof — Launya siguió haciendo mimicas y sonidos extraños, pero intentando dar a entender que, esos cachorros también estaban enfermos
— ¿Cof cof? — Preguntó Linway
— Cof cof — Confirmó Launya
— Bien, entonces también les compraré medicina — Dijo, quitándose otro de los botones de la camisa, los cuales no usaba ya que solía dejarse desabotonados unos tres botones para tener el pecho fresco.
Caminó de vuelta con Rush, y le extendió el botón
— ¿Cuanta comida y medicina me darías por esta aguamarina? — Preguntó Linway, sin tener idea de el valor de las gemas al venir de una tierra libre
— Jumm... Te daré 100 raciones y 50 paquetes de hierbas medicinales, junto a un kit para fabricar medicinas. — Ofreció Rush, Linway enseguida impresionandose por la increíble cantidad, y sobre todo sintiéndose algo estafado por el bolso que le compró a Launya, ya que podrían haber comprado más comida, aunque el bolso en si, estaba hermosamente diseñado y tenía adornos en perlas.
— Bien, trato hecho, por favor dile a tus hombres que nos ayuden a llevarlas— Dijo entregándole el botón
Enseguida, Rush comenzó a empaquetar todo lo que había propuesto a cambio de el botón con una larga cuerda, y mientras lo hacía, preguntó — ¿Por que necesita tantos recursos, joven? — Con curiosidad
— Ohh, pues... Algunos aldeanos han batallado para conseguir alimentos, creo... Seguramente a causa de su reciente mudanza, y algunos han caído enfermos a causa de que por aquí hace más frío. Así que, ya que seré su futuro representante, les doy un poco de ayuda — Explicó Linway
— Ohh, entiendo... Entonces, a pesar de no ser su líder o representante, aún así les ayudas. Así es como debe pensar y actuar un líder. No importa el deber o la responsabilidad, sino el liderazgo mismo— Mencionó Rush mientras metía las hierbas en una bolsa
— No tengo que ser su líder para ayudarlos, así es... — Confirmó Linway. Coincidiendo con Rush y su ideología
— Pero... ¿Cuando seas su líder piensas alimentarlos y darles medicamento tu, con tu propia riqueza? — Cuestionó Rush a Linway — Es decir, comprendo tu bondadosa acción pero, ¿No sería mejor asegurarles y enseñarles un buen oficio en el cual sepan que nunca tendrán hambre o tengan que arriesgar sus vidas? No darles los peces, ni siquiera las cañas. Sino, darles los ríos — Explicó Rush con cuidado
— Hmm... No te equivocas, pero... ¿Como podría traerles un río? Ciertamente sus crisis, se deben a su sociedad primitiva, al no actuar como una sociedad capitalista como en tu reino, cada quien debe ganarse la vida arriesgandose... — Pensó en voz alta, Linway
— Pues... He visto que esta gente es muy buena haciendo artesanías, además de que, tienen en sus tierras minas ricas en gemas y minerales... Tengo muchos contactos... Si tan solo, tu como su líder, los organizaras para que nos consiguieran piedras preciosas y minerales, así como fabricar artesanías, entonces nosotros les traeríamos alimento, herramientas, medicamentos, ropajes y incluso ganado. Además de que nos encargaríamos de construirles sus hogares— Ofreció Rush a Linway, un trato bastante tentador para el
— Hmm... Entonces, los feralis siguen trabajando, pero en vez de trabajar cazando y peleando contra criaturas para poder alimentarse, dejándole a la suerte si encontrarán comida suficiente, ellos tendrán asegurado su pago... — Reafirmó Linway lo conveniente del plan
— ¡Exacto! Y así no cambias nada de su cultura... Para ellos será así de simple: Tu picar piedras bonitas, yo darte mucha comida, ropa, medicina y animales — Siguió Rush arrimando las partes positivas de aquel plan, mientras el atardecer se posaba sobre ellos
— Bien... Si sigues aquí, te daré una respuesta esta semana, necesito hablar con mi hermano... ¡Oh, iré a entregar esto, nos vemos! — Dijo Linway, tomando la bolsa con los recursos y llevándosela a los cachorros Feralis con ayuda de un trabajador de Rush, entregandosela a un anciano, el cual comenzó a repartir todo.
— ¡Mnya! Miashias, miauacho gigante — Dijo Launya, intentando hablar el idioma humano, mientras acariciaba su cabe cabeza contra el brazo de Linway
— ¡¿Queeeh?! ¿Entonces si me entendiste todo este tiempo? — Dijo Linway, sorprendido de la inteligencia de aquella felina
— Ñou — Dijo la chica gato, mientras sonreía puramente hacia Linway
Este mismo comenzó a reír suavemente y le acarició la cabeza con una sonrisa en su rostro...
En otro lugar, Louisse y Sombrita corrían detrás de él herido grifo, exhaustos, y Louisse empapado de sudor, pues habían llegado casi a los limites del oeste de Mostiberio, siguiendo y rastreando al grifo durante horas.
— ¡Señor grifo, espere, lo ayudaremos! — Decía Louisse, sosteniendo a Sombrita en sus brazos, quien ya no aguantaba correr más
Al grifo le costaba elevarse, y casi solamente planeaba sobre el suelo. Entonces, Louisse tomó a Sombrita y apuntó — ¡Tendrás que detenerlo, Sombrita! ¡Fuego! — Gritó, y entonces lanzó a Sombrita por el aire, la cual cayó en la cabeza de el grifo, quien seguía volando
Sombrita, asustada, sin saber que hacer, se limitó a agarrarse bien fuerte de la cabeza de el grifo, entonces levantó una de sus patitas y comenzó a golpear varias veces en la cabeza al grifo, hasta que finalmente el grifo bajó al suelo y dejó de volar, tirándose al suelo
— ¡Lo hiciste, Sombrita! — Decía Louisse entusiasmado
Sombrita, tenía una expresión sorprendida, su boca se abría con su mandíbula cayendo y sus ojos estaban igual de abiertos. Parecía que estaba sorprendida de haber logrado derrotar a un grifo ella sola.
— ¿Señor grifo, está bien? — Se acercó Louisse, acariciando la cabeza de el grifo
Aquel monstruo apenas y podía abrir sus ojos, y se notaba como la sangre comenzaba a llenar el suelo, marchitandolo muy lentamente...
— ¡Sombrita, agarra su herida con tus garras y cierrala! — Ordenó Linway, y enseguida Sombrita, como si se tratase de una grapa, empezó a cerrar la enorme herida en la costilla de el grifo, causada por una enorme estaca helada qué Kronus había lanzado
Louisse, se quitó su bufanda y comenzó a vendar al grifo con fuerza, y después juntó sus palmas arrodillado
— Por favor, espíritus y hadas de estas tierras, vengan, y sanen la herida de este pobre animal — Rezó Louisse, esperando que un milagro comenzara a sanar al grifo
Pero algo inesperado ocurrió: Un hombre en una armadura negra, el cual sostenía una maza, quien caminaba por el mismo camino de tierra donde el grifo fue derribado, se acercó
— Uyy, pero qué agradable sorpresa... ¿Un grifo, eh? Nos darían unas 5000 monedas de oro si vendemos su cuerpo al mercader correcto, ahora... Si lo llevamos vivo, puede que nos den el triple — Ofreció con emoción aquel hombre, acercándose de forma imprudente, como si fuera un tema que le incumbiese
Louisse enseguida devolvió su mirada al hombre mientras sostenía su mano en las costillas de el grifo — ¿¡Eh!? ¡No! — Se negó, confundido pero ofendido por las palabras del hombre
— ¿No? Por dios, niño, no sabes de negocios... Mira, te daré el diez porciento, hazte a un lado. Me agradecerás después — Dijo el hombre, acercándose lentamente al grifo, resonando el eco de su pesada armadura en las paredes de los cerros que rodeaban el camino
— ¡Dije que no! — Gritó Louisse, empuñando su lanza y apuntandola hacia el hombre, notablemente irritado por su actitud
— ¿Eh? ¿Que te pasa, me apuntas con una arma? ¿Quieres pelea niño? Parece que necesitas aprender un poco de respeto y modales. No blandes un arma contra alguien que no planeas lastimar — Dijo el hombre con un tono juguetón, mientras desenfundaba su maza
— ¡Fuera! — Gritó nuevamente Louisse, empujando su lanza contra el pecho del hombre... Más sin embargo, solamente logró hacerle una pequeña abolladura a su armadura, pues la lanza no logró atravesar.
— Dios, ¿Que pasa con esas intenciones asesinas? Cualquier guerrero cuerdo hubiera golpeado otro sitio, pero tu vas directo a matar ¿Eh? — Se sorprendió aquel hombre, aunque sonrió bajo su casco, y con una mano, jaló la lanza de Louisse, la cual estaba trabada en su armadura, y con la maza golpeó al joven noble en el centro de la cara
Louisse cayó al suelo, boca arriba, con la nariz sangrado y varias cortadas en la cara a causa de los relieves del mazo, mientras que Sombrita le siseó arqueando la espalda
— Quizás esto te enseñe a no volver a blandir un arma por una tontería — Dijo el hombre, balanceado su maza contra la cabeza de Louisse de nuevo, empujándolo hacia atrás con un brutal golpe a su mandíbula...
Enseguida, su boca comenzó a sangrar igualmente, y el hombre se paró sobre el brazo de Louisse, levantando la maza, con la intención de romperlo de un golpe, o algo peor.
Enseguida, Sombrita se lanzó contra la pierna de el hombre, intentando morderlo, pero en vano, pues apenas y podía atravesar su gruesa armadura, y como respuesta, el hombre pateó fuertemente a Sombrita, la cual chocó contra el grifo, comenzó a maullar de dolor, intentando levantarse pero cayéndose en el intento...
CONTINUA >>
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