Durante el desayuno, Allegra observaba a Wolfgang mientras él hojeaba el periódico. Aunque el idioma y el formato eran en su mayoría desconocidos para ella, un detalle se destacaba claramente: el año “2000” impreso en la portada. Aunque no podía descifrar los meses ni los días con certeza, el número visible le ofreció una pista sobre la fecha actual, generando en ella una mezcla de sorpresa y confusión. La revelación de la fecha fue un pequeño pero significativo paso hacia la comprensión de su nueva realidad, un rastro tangible del tiempo que pasaba en este extraño mundo.
Después del desayuno, Allegra se preparó para sus lecciones con el Dr. Alexander. A pesar de las dificultades iniciales para adaptarse al nuevo idioma y los métodos de enseñanza, se sumergió en el aprendizaje con una determinación renovada. Cada lección era una oportunidad para desentrañar más sobre su entorno y su propia identidad en esta realidad alternativa. El Dr. Alexander, paciente y meticuloso, utilizaba materiales visuales y ejercicios prácticos que ayudaban a Allegra a comprender conceptos complejos. Ella tomaba notas con frenesí, anotando cada palabra nueva y cada explicación, consciente de que estos conocimientos eran esenciales para su adaptación y para la búsqueda de respuestas sobre su familia y su situación.
A medida que el día avanzaba y las lecciones concluían, Allegra sentía que el cansancio se acumulaba, pero también una creciente sensación de logro. Agradecida por el progreso, se retiró a su habitación al caer la tarde. En su habitación, se acomodó en la cama con un cuaderno nuevo que había comenzado a utilizar para llevar un diario. Había decidido que registrar sus pensamientos, recuerdos y conocimientos adquiridos era crucial para mantener una conexión con su pasado y para organizar sus planes futuros. El cuaderno, con sus páginas en blanco, se convirtió en un refugio donde podía volcar sus emociones y reflexiones.
Mientras escribía, Allegra repasaba las notas de las lecciones y lo que recordaba de su vida anterior. Cada palabra que plasmaba en el cuaderno parecía ofrecerle un sentido de propósito y control en medio de la incertidumbre. El proceso de escribir, aunque a veces difícil, le proporcionaba una estructura y una forma de enfrentar los desafíos. El suave resplandor de la lámpara junto a su cama y el susurro del viento a través de la ventana creaban un ambiente sereno que contrastaba con el tumulto interno que sentía.
Poco a poco, el cansancio acumulado y la tranquilidad de la habitación la llevaron a quedarse dormida, recostada en su cama con el cuaderno abierto a su lado. Las páginas aún estaban llenas de sus garabatos y reflexiones. Desde la puerta de la habitación, Aoi y Wolfgang observaban con una mezcla de orgullo y esperanza. Ver a Allegra adaptándose y encontrando un propósito en su nuevo entorno les llenaba de satisfacción. Aunque el camino por delante seguía siendo incierto, el esfuerzo y la resiliencia de Allegra les ofrecían un destello de esperanza en medio de los desafíos.
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