— ¿Una estrategia? ¿En serio el paladín Darrow les dijo que acudieran a mí para ayudarles a preparar su próxima estrategia de combate en contra nuestro nuevo enemigo? —Preguntó un tanto recelosamente Mnekar, flotando en círculos por encima de Raúl y sus compañeros.
— ¡Eso fue lo que él nos dijo! —Se apresuró a contestarle Luis—. ¿Qué tiene eso de extraño?
— ¡Mmmm! ¡Pues normalmente no se toman en cuenta muchas de mis sugerencias, sin importar lo brillantes que sean! ¡El paladín Darrow ni siquiera me habría usado para viajar a la Tierra de Danann de no ser porque las otras bio-naves de nuestro escuadrón sufrieron daños en batalla!
— ¿Daños? ¿Fueron daños serios, acaso? —cuestionó el capitán Medved.
— ¡No sé muchos detalles al respecto! ¡Como he sido fabricada muy recientemente, mi base de datos carece todavía de mucha información! ¡Cada vez que necesito enterarme de algo, hace falta que me conecte al Mega-Nexo Sideral!
— ¿Mega-Nexo Sideral?
— ¡Debe ser algo así como el Internet de la Tierra! —Supuso Luna—. ¡A ver, Merkar! ¡Dinos que dice el Mega-Nexo del “Príncipe de la Oscuridad”!
Los grandes ojos de Merkar comenzaron a brillar, desfilando a través de ellos toda clase de letras, números y símbolos; de su frente se proyectó un rectángulo cerúleo sobre el que apareció proyectada la imagen tridimensional de una grotesca estatua, conformada por numerosos tentáculos, ojos y rostros de expresión agónica.
— ¡Qué cosa más fea! ¿Eso es a lo que nos enfrentaremos?
“¡Es todavía más horrible que Erebo! ¡Santo Dios!” pensó Luis, sintiendo un escalofrío de solo pensar en encontrarse con semejante entidad en la vida real.
Una diminuta figura humanoide formuló entonces la siguiente explicación, al tiempo que mostraba numerosas fotografías de extraños templos en ruinas:
—El Príncipe de la Oscuridad es una denominación general dada a diversas figuras mitológicas veneradas al menos por unas 325 civilizaciones ahora extintas. Comúnmente denominada una deidad primordial del caos, muchos científicos e investigadores especulan que pudo haberse tratado de una entidad de la Anti-Vida existente en una de las Eras Ancestrales del Universo (También llamada Era Mítica, o Era de los Dioses de Luz) aunque hasta el momento presente no han podido descubrirse pruebas concretas de su existencia…
— ¿Cómo que no han podido descubrirse pruebas de su existencia? ¿Y hay de lo que la Dama Lavinia nos mostró? —Protestó Luna—. ¡Vaya enciclopedia deficiente!
—Señorita, yo sólo me limitó a compartir la información con la que cuento dentro de mi base de datos—repuso la figurita que había hecho aquella última narración—. Si usted cuenta con alguna fuente fiable con la cual actualizar los escritos de la Gran Enciclopedia General del Universo Conocido, le recomiendo contactar a nuestro equipo galáctico de sabios para realizar las correcciones correspondientes…
— ¿Qué fuente más confiable puede haber que la propia Dama Lavinia? ¡Ella fue la que nos encomendó derrotar al Príncipe de la Oscuridad! ¡Es nuestra nueva misión como Guardianes Místicos!
— ¿Ustedes, los Guardianes Místicos? ¡Menuda ridiculez!
— ¡Pero sí lo somos! ¡Lo somos aunque no lo creas!
— ¡Si de verdad fueran los Guardianes Místicos, ni siquiera necesitarían usar una enciclopedia virtual! ¡De acuerdo al menos con unos 20000 textos sagrados, los legendarios Guardianes Místicos cuentan con una infalible clarividencia que les permite acceder a niveles de conocimiento muy por encima de cualquier otra criatura viviente!¿Cómo es posible que no sepan algo así? ¿Acaso no les enseñan nada en sus escuelas?
— ¡Eres un monigote muy engreído! —Masculló entre dientes Luna—. ¡No me caes para nada bien!
—Mejor no te pongas a discutir con el expositor, o bloquearán mi acceso a la Gran Enciclopedia General del Universo Conocido—dijo Menkar, cortando repentinamente su comunicación con el Mega-Nexo sideral—. Lo siento, pero tal parece que no puedo brindarles la información que necesitan…
— ¿Es que acaso nunca has participado en ninguna batalla antes? ¿No podrías darnos al menos una idea de cuáles son las características de los enemigos a los que vamos a enfrentarnos? —preguntó el capitán Medved.
—No…Es que de hecho…Esta es la primera misión en la que yo participo directamente, ¡Je, je! —Reconoció Menkar, un tanto avergonzada—. Apenas he sido activada un par de días atrás…
— ¡Oh, benditas estrellas! —Exclamó el capitán Medved, llevándose una mano a la frente—. ¡Eres una bionave bebé! ¡Sólo eso faltaba!
— ¡Oye! ¡Tal vez sea un bebé, pero de igual manera los estoy llevando a todos ustedes hasta su destino en tiempo récord! ¡No sean malagradecidos! ¡Sin mí, jamás podrían alcanzar una galaxia como a la que nos dirigimos!
— ¿Y qué galaxia es esa?
— ¡No tiene nombre aún, por no estar incluida oficialmente dentro de las cartillas de navegación interestelar, pero a mí me gusta llamarla Galaxia Rosquilla! ¡Es que de veras parece una rosquilla espolvoreada de azúcar sino uno la mira desde la distancia adecuada!
— ¡A mí me parece más bien un helado Tornado de vainilla cubierto de hielo! —comentó Luis, examinando la imagen que fue proyectada por uno de los cristales flotantes a su alrededor—. ¡Oye, Luna! ¿Verdad que se parece a uno de esos helados que vendemos en nuestra tienda?
— ¡Yo diría que se ve como un montón de arroz con leche cubierto con canela molida!
— ¿Cómo va a ser arroz con leche? ¡Es helado, te digo!
— ¿En serio van a ponerse a perder el tiempo discutiendo tonterías?—Dijo Raúl, con creciente impaciencia—. ¡Deberíamos reunirnos ahora mismo con el paladín Darrow para que nos ayude a prepararnos para el combate que se avecina!
—Ahora que lo pienso, hace rato que Kenneth no se aparece…—señaló el capitán Medved, rascándose la cabeza—. ¿Dónde andará metido?
— ¡Para mí que él está con su papá! —Repuso Menkar, cruzándose las aletas—. ¡Durante todo el viaje hacia la Tierra de Danann, el paladín Darrow no dejó de hablar acerca de su querido hijito al que no veía personalmente desde hace años! ¡De seguro que ellos tienen mucho de qué hablarse en estos momentos!
—Ah, pues en ese caso habrá que dejarles tranquilos…—fue la opinión de Medved—. ¡Salvar al Universo es una gran responsabilidad, pero la familia es muy importante también! ¡Ambos se merecen disfrutar plenamente el hecho de estar reunidos!
Raúl no pudo evitar sentirse un tanto melancólico, recordando a su propio padre.
¡Cuánto hubiese dado por tener la oportunidad de volverlo a ver, de poder hablar nuevamente con él! ¡De abrazarle, y decirle cuanto le quería en verdad!
Por desgracia, ese deseo suyo era imposible de cumplir.
—Oigan… ¿Qué es eso? —preguntó Luna, interrumpiendo de forma abrupta el curso de los últimos pensamientos del muchacho, quien alzando la mirada descubrió así una especie de crisálida descomunal, semejante a un corazón hinchado de sangre, la cual parecía orbitar sin rumbo en medio del infinito mar de estrellas.
— ¡Ah! —Chilló Menkar, al tiempo que su imagen holográfica se ponía borrosa y granulada—. ¡Intenté usar mis sensores, pero me es imposible analizar a esa monstruosa asquerosidad!
—Son demonios de la Anti-Vida. Seguramente vástagos de algún Señor del Abismo—intervino el capitán Medved—. ¡Será mejor que no intentes escanearlos, o su fuerza maléfica terminará dañando todos tus sistemas de forma irreparable! ¡Sólo los paladines mejor preparados espiritualmente son capaces de no verse afectados por su influencia corruptora!
— ¿Qué haremos ahora? ¿Nos vamos de regreso a la tierra de Danann? —preguntó Luis a sus camaradas.
— ¡Por supuesto que no! —Fue la inmediata contestación de Raúl—. ¡Somos los Guardianes Místicos! ¡Nuestro deber es pelear contra los Señores del Abismo! ¡No podemos permitirles que queden en libertad para hacerle daño a algún otro planeta!
—Pero… ¿No viste lo que pasó con Menkar? ¡Ni siquiera podemos acercarnos a esa cosa!
— ¡Entonces nosotros tendremos que ir por ese capullo monstruoso y hacerlo estallar!
— ¡¿Estás loco?! ¿Cómo se te ocurre que vamos a hacer algo así…?
— ¿Qué tal si el monstruo que está dentro de ese capullo intenta invadir la tierra? ¿Acaso tú vas a permitírselo?
— ¿Y qué tal si ese capullo no se abre nunca? ¡Tal vez se quede flotando en medio del espacio nomás!
— ¡Deja de ser tan miedoso! ¡El universo necesita de nosotros!
— ¡MIREN! —advirtió con voz alarmada Luna, señalando al capullo monstruoso, el cual había empezado a abrirse.
Y de su interior no surgió únicamente un solo monstruo, sino más bien miles y miles de grotescas alimañas, dotadas de enormes y filudos colmillos.
Lo peor de todo, es que dichos seres ya se habían percatado de la presencia de la bionave, disponiéndose en atacarla inmediatamente.
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