Al llegar a su patio Klaus descendió lentamente, dejando que Jake tocara el piso primero y caminara delante de él, observándolo desde la espalda, notándolo cansado y algo adolorido.
Jake sacó un pañuelo de su bolsillo para limpiar por completo la sangre de su cuello antes de abrir la puerta, bostezando de sueño y quitándose la corbata, nuevamente.
Erick, que se encontraba dormitando en el sofá, se sentó de golpe al oír la puerta.
“¡JAKE!”
Apresurándose para pararse y recibir a su primo se resbaló, cayendo con la cabeza por delante hacia el piso, al ver que su querido niño estaba por golpearse Jake se abalanzó, deslizándose bajo la mesita de la sala para atraparlo antes de que tocara el piso, sosteniéndolo por los hombros con sus pies balanceándose en el aire, elevándose por encima del respaldo del sofá.
Viendo tal escena al cruzar la puerta Klaus se esforzó por no reír mientras se acercaba para mover la mesita para que su amado pudiera levantarse.
Antes de que llegara, Jake se percató de los profundos rasguños en el rostro de su primo menor.
“Erick, ¿qué le pasó a tu cara?”
“Un par de posesiones de Diagvelia y dos niños muy peculiares, eso le paso” Klaus contestó a un par de pasos de distancia.
“¿Qué?”
Al escuchar a su novio detrás de sí, sin pensarlo, Jake se levantó para verlo, golpeando el centro de su espalda en la orilla de la mesita. Un fuerte dolor punzante en la zona lumbar y la molestia de haberse golpeado de forma tan tonta se sumaron a la carga de su largo día.
Klaus finalmente movió el mueble para liberar a Jake de abajo, lamentándose por haberse tardado tanto en hacerlo mientras su amado se sobaba la espalda.
“Al menos no había cazadores…”
“Si hay gente poseída debería purificarla” Jake se puso de pie “llévame a ellos y-”
“No es necesario.”
“Pero-”
“Erick y su amiga Aubrey ya hicieron eso.”
“¡¿Qué?!”
Jake se encontraba confundido y aturdido, hasta ese momento sólo él y Cloud eran capaces de purificar esos demonios en específico, ningún otro ente humano y no humano, hasta donde él y las fuerzas militares de Elumevaz sabían, podía hacerlo.
Sumado al estrés del día y los dolores de su cuerpo, esto le provocó una migraña.
Sujetó con desesperación su cabeza, agitando agresivamente su cabello como tratando de sacudir el dolor fuera de sí.
“¡¿Qué diablos sucede hoy?! ¡¿Cómo pasó tal cosa?!”
“Pues…”
Erick comenzó a narrarle los sucesos de esa tarde, cuando se encontraba sólo en casa, esperando por la llegada de Klaus.
En la tarde del martes, después de clases, Erick hacia sus tareas en su habitación; escuchando música con audífonos para no perturbar el pacífico silencio de sus vecinos, que al ya no ser parte de los vivos apreciaban la calma de su entorno más que nada; cuando un grito repentino irrumpió por su ventana.
“¡Erick! ¡¿Estás ahí?! ¡Necesito tu ayuda!”
Bry miraba la puerta con antelación, esperando a que el niño le respondiera, siendo ligeramente sorprendida al oír su voz desde una de las ventanas de arriba.
“¿Cómo encontraste mi casa?”
“Eso no importa, mi gata está perdida. Ayúdame a encontrarla.”
“¿Estas bromeando? Literalmente vivo en un barrio fantasma” su tono defensivo e indignado “digo, mi vecino de al lado es una aparición.”
Volteo a ver a la ventana inferior de la casa junto a la suya, notando que el habitante de esta lo observaba, posiblemente molesto por el ruido.
Aquel vecino en particular siempre había sido muy amable con él y su familia, desde que se mudaron ahí, llegando incluso a ofrecerse para cuidar a Erick mientras sus guardianes se ausentaban por un tiempo considerable.
“Buenas tardes, por cierto, señor Harris.”
El niño lo saludó con naturalidad familiar.
Bry volvió a ver a la entidad que regresaba el saludo agitando arrítmicamente su enorme mano.
Se trataba de un ser inquietante, con la apariencia de un cadáver amorfo cubierto por lama pantanal, su nariz ya carcomida dejando ver parte de su calavera, con las cuencas de los ojos vacías iluminadas por pequeños puntos de luz amarilla al fondo de las cuencas.
Su boca se alargaba de forma antinatural con la torcida quijada llegando a su pecho, exponiendo enormes colmillos afilados como agujas. Sus dedos extremadamente largos también tenían curvaturas y puntos de flexión que denotaban su falta de humanidad.
Lo último que Bry notó fue una limpia y bien cuidada corbata de moño que adornaba el abultado cuello de la criatura. Por alguna razón la vista de ese ente le parecía más reconfortante que inquietante. Los niños volvieron a su conversación una vez el vecino bajó la mano.
“Nadie más que la directora sabe dónde vivo, así que para mí sí importa.”
Erick cerró su ventana de un azotón, haciendo parecer que estaba realmente molesto con la niña, poniendo a Bry muy triste. Su pesar duró poco, pues el niño se apresuró para agarrar un par de cosas esenciales y salir de la casa. Abrió la puerta aun jadeando por correr escaleras abajo.
“Será mejor que me lo expliques después.”
“¡Muchas gracias!”
Bry salto a abrazarlo con todas sus fuerzas, aliviada, colgándose de su cuello y agitándolo hacia delante y hacia atrás con alegría, mientras Erick solo dejaba que pasara algo incómodo y mareado por la sacudida.
Ya calmada Bry le explicó la situación al niño.
“A Lady le gusta pasear por los bosques del sur, pensaba ir a buscarla ahí. Es un poco peligroso así que, ¿crees que tu primo pueda acompañarnos?”
Mientras sus ojos vagaban escuchando a la niña notó sus hombros descubiertos, específicamente, notó una especie de cicatriz al costado de su hombro derecho, con una forma similar a la de una corona de tres picos. La tocó sin pensar.
“Ah… no, él está en su trabajo.”
Retiró su mano, inquieto por la corona en el hombro de su amiga, su expresión se volvió involuntariamente fría y su voz monótona.
“¿Cómo te hiciste eso?”
“Es una marca de nacimiento” Bry respondió confundida por el repentino cambio de actitud del niño.
“Bueno, como sea…” Erick sacó su celular de su bolsillo, abrió sus mensajes y comenzó a escribir “Mi otro tutor debe estar llegando al aeropuerto de la ciudad justo ahora.”
Aunque Erick se esforzaba por sonar más amable no fue capaz de controlar su tono, lo que lo hacía fruncir el ceño pareciendo aún más molesto. En ese momento, recordando la última vez que habían hablado, Bry se dio cuenta de sus intenciones, comprendiendo que tenía dificultad para expresarse apropiadamente. Ahora ella era quien se mostraba seria mientras pensaba en cómo lidiar con ello.
“Le avisaré a donde vamos para que nos alcance después.”
Ya enviado el mensaje, Erick guardó su celular y se puso en marcha, en dirección a los bosques del sur donde empezaba una de las regiones de Kastafor.
“Bien, vamos rápido para volver antes de que oscurezca.”
Mientras el niño caminaba Bry lo observaba, su mirada fija en su rostro, solo moviendo su cabeza con el resto del cuerpo completamente estático, sumida en pensamiento.
«¿Cómo es que aún no me reconoces? ¿Acaso no te olvidaste de mí? ¿No te acuerdas ni un poquito?».
Erick camino sin voltear atrás, nuevamente sintiéndose avergonzado por su actitud y la dureza de su voz, temiendo que su nueva amiga lo tomara a mal. Ella seguía observando.
«Da igual, no importa, encontraré la forma de hacerte recordar. No dejaré que ni Jake ni nada te aleje de mí, no otra vez».
Aubrey salió de su trance y comenzó a correr tras de Erick.
“¡Espérame!”
Los niños caminaron por veinte minutos hasta llegar a la entrada de los bosques del sur, una región de bosques templados y subtropicales entremezclados, con árboles relativamente jóvenes en sus bordes mostrando su expansión en el tiempo, limitada ahora por una carretera a un par de metros del árbol más joven.
Bry aún camina detrás de Erick, mirando alrededor buscando a su querida mascota mientras observaba a su vez el comportamiento del niño. Erick, que ahora ya hablaba con normalidad, se sintió un tanto intimidado al ver el camino de tierra que se adentraba en la espesura del bosque.
“¿Segura de qué debemos buscar aquí?”
“Si, siempre que se escapa viene a este bosque.”
“Si tú lo dices” se mostró un tanto nervioso.
Ambos entraron al primer bosque, mirando en cada arbusto al lado del camino, el cual seguían para evitar perderse.
“Por cierto, ¿por qué no viniste mejor con tus padres, o tu hermana… o siquiera ese chico, Leroy?”
Erick estaba un tanto incómodo, tanto por el escenario como por la profunda confianza que la niña, que según él apenas había conocido hace dos días, le mostraba.
“Seguro son mejores opciones que yo para esto.”
▬NOTA DEL AUTOR: ¡Felices fiestas! Espero que todos se encuentren bien, aun si pasan estos días por su cuenta, les deseo el mejor fin de año _ MARNADNAY▬
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