Allegra se bajó del coche junto a Wolfgang, su figura alta y corpulenta destacando mientras caminaba hacia la entrada de la escuela. Al acercarse al edificio, observó a los otros estudiantes a su alrededor. Aunque todavía no había tenido oportunidad de interactuar con ellos, notó que muchos parecían ser más pequeños y menos desarrollados físicamente. Este contraste le recordó lo fuera de lugar que se sentía en su nuevo rol.
"Genial," pensó, mientras miraba a su alrededor. "Voy a pasar el día rodeado de bebés." Un toque de sarcasmo se reflejó en su sonrisa. Sabía que su situación era absurda, pero decidió tomárselo con humor. Al fin y al cabo, no todos los días un adulto se ve obligado a regresar a la escuela primaria, rodeado de niños que, para él, parecían recién salidos del jardín de infantes.
Al entrar al aula, esa sensación de incongruencia se hizo más evidente. Al ver a sus compañeros, Allegra se dio cuenta de que era notablemente más alto y robusto que la mayoría, lo que acentuó aún más la diferencia entre su apariencia actual y su identidad mental de adulta. El pequeño escritorio que le asignaron se sintió casi ridículo para su tamaño, como si estuviera participando en un juego infantil.
La primera asignatura del día fue física, una materia que Allegra había estudiado en profundidad en su vida anterior. Sin embargo, al escuchar la lección sobre conceptos básicos, le resultó difícil concentrarse. La información era tan elemental que casi le resultaba imposible tomarla en serio. Decidió, en cambio, observar a sus compañeros y analizar el entorno, sabiendo que este nuevo escenario ofrecía una libertad que no había tenido en mucho tiempo.
A medida que avanzaba la mañana, Allegra observó a sus compañeros de clase con curiosidad. Algunos lo miraban con asombro, otros con admiración, y algunos con una ligera envidia. Su tamaño y presencia no pasaban desapercibidos, y aunque eso le causaba cierta incomodidad, también le daba una ventaja. Si había algo que había aprendido en los últimos dos años, era que la percepción lo era todo. Podía utilizar su apariencia para mantenerse al margen y, al mismo tiempo, para observar.
A diferencia de los entrenamientos deportivos, donde su hermano Asher siempre estaba cerca, aquí Allegra se encontraba sin la constante supervisión familiar. Era una oportunidad para respirar y explorar este nuevo mundo sin la presión directa de sus padres. "Quizás esto no sea tan malo después de todo," pensó con un toque de ironía.
Cuando el timbre anunció el recreo, Allegra se unió a los demás estudiantes en el patio. Se recostó contra una pared, observando cómo los demás corrían y reían. Aunque era difícil sentirse parte de ese mundo infantil, decidió tomarlo con humor. La situación era absurda, sí, pero eso no significaba que no pudiera encontrar algo de diversión en ella.
Al regresar al aula, Allegra sonrió internamente. No importaba cuán extraño o incómodo fuera este nuevo capítulo; estaba decidido a enfrentarlo con una mezcla de sarcasmo y determinación. Después de todo, todavía era la misma persona con la misma inteligencia y recursos, solo en un cuerpo diferente.
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