Y entonces... Sucedió algo increíblemente desesperante. No estaba equivocado, no iba a olvidar esto. Después de todo, estoy recordando y narrando esto detalle a detalle, ¿no es así? El cielo se tiñó de rojo como la sangre, las nubes oscuras lo poblaron a bastante distancia unas de otras, y los truenos golpearon el castillo antes de que todo lo que quedara de él no fuera más que meros ladrillos. Estaba acabado, ya no había castillo. Sólo... yo. Ni siquiera el hombre o el dispositivo estaban en ninguna parte. Afortunadamente, pude conservar algo conmigo. Evitar que se destruyera. Esa mofeta... la protegí con mi cuerpo.
"¡Santos cielos! ¿Estás... estás bien pequeño?" Le eché un vistazo. Se limitó a mirarme con cara de extrañeza y saltó de mis brazos, huyendo.
"¡E-ey! ¿Qué haces? ¡No pasa nada! ¡Ya estás a salvo! Te he salvado". Pero él no me escuchaba, no volvía, seguía corriendo, como si ya no me reconociera ni me quisiera... Si fuera capaz de llorar, me echaría a llorar, pero no puedo... Porque soy un robot. ¡Y lo odio!
Suspirando, me levanté y limpié el polvo de mi chasis. Gemí y grité, sufriendo. Golpeé un bloque de escombros en pedacitos y polvo. "¿Qué ha hecho esa máquina además de destruir este maldito castillo y hacerlo desaparecer?".
Deambulé por las calles del reino, si algo era más raro era que ninguno de los ciudadanos intentara averiguar qué demonios acababa de pasar.
De cualquier manera... Las nubes oscuras comenzaron a hacer llover. Qué buen ambiente...
Solo podía deambular, con el único sonido de la lluvia y mis pasos... Al menos en aquel momento era una experiencia completamente nueva. Pero hoy en día... Ese sentimiento de desesperación irónicamente me hacía sentir vivo. Hoy en día, apenas siento nada... Todo lo que veía era gente desplomada en el suelo, sin moverse ni un centímetro. Al principio no podía creerlo, pero el hecho de que todos estuvieran así... No cabía duda. Ese asqueroso... aparato les había hecho perecer en cuestión de segundos.
Eso sería todo, en realidad.
Algunas historias, como ésta, no tienen final feliz. Mi vida desde entonces es una pesadilla recurrente que nunca acabará... Vivir para siempre y ver morir a la gente ante tus propios ojos. Perder las cosas que te importan.
Así es, por desgracia, mi vida.
Todo lo que podía sentir era un odio creciente dentro de mí, imágenes de ese inventor y su voz hablándome. Como si estuviera controlando todo mi ser.
Pero aún así, todavía tengo algo de esperanza.
Ahora, sin programación que me detenga, daré lo mejor de mí para evitar que el planeta Mix sea destruido por el Vacío.
Creo en mí, yo creo en mí mismo, lo haremos. Lo lograremos.
Yo... creo...
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