A medida que pasaban los días, Allegra, aunque todavía se sentía un poco fuera de lugar, comenzó a adaptarse a la rutina escolar. Con el tiempo, intentó integrarse con los demás estudiantes, uniéndose a sus conversaciones durante los recreos y los momentos de descanso. Aunque al principio fue difícil, poco a poco empezó a conocer mejor a sus compañeros y a formar parte de sus pláticas.
Fue en estas conversaciones donde Allegra comenzó a notar algo más allá de las simples lecciones. Escuchaba a los otros chicos hablar sobre temas que despertaban su curiosidad: eventos recientes, noticias y avances tecnológicos. Había muchas palabras que todavía no comprendía completamente, pero la emoción con la que los chicos hablaban sobre algo nuevo en la escuela captó su atención. La palabra "informática" era desconocida para él, pero notó el entusiasmo con el que los demás la mencionaban, lo que despertó aún más su interés.
No fue hasta que los llevaron al aula especial que Allegra entendió de qué se trataba. La "informática" a la que se referían no era otra cosa que una sala llena de computadoras de escritorio, con esos monitores grandes y pesados que Felicity no veía desde hacía tiempo. Las máquinas se convirtieron en el centro de atención de todos los estudiantes, y aunque para muchos era la primera vez que usaban una computadora, Allegra vio en esto una oportunidad invaluable.
Cuando finalmente tuvo la oportunidad de sentarse frente a una de esas computadoras, Allegra se encontró frente a una máquina que, aunque rudimentaria en comparación con lo que había conocido en su vida anterior, representaba un portal hacia el conocimiento de este mundo. La tecnología, aunque básica, le ofrecía la posibilidad de investigar si la actualidad en la que se encontraba era tan diferente a la que había vivido.
Mientras exploraba en la computadora, descubrió que el mundo en el que estaba no era tan distinto del que recordaba. Las grandes compañías tecnológicas existían, aunque algunas con nombres diferentes o ligeras variaciones. Esto le dio un respiro de esperanza: si las empresas y la tecnología eran similares, tal vez su país también lo era, solo que con otro nombre o en una ubicación distinta en el mapa.
Además, esta revelación despertó en Allegra una mezcla de esperanza y ansiedad al pensar en sus padres. Antes de todo esto, Felicity había estado estudiando en el extranjero, lejos de ellos. Si este mundo era tan parecido al suyo, tal vez sus padres también estaban aquí, en ese país que podría existir bajo otro nombre. La idea de estar completamente sola en esta nueva realidad la asustaba, pero la posibilidad de que sus padres también estuvieran en este mundo le daba fuerzas. Esta esperanza la impulsaba a seguir explorando, con la determinación de comprender mejor su situación y, tal vez, encontrar una forma de reunirse con ellos.
Al final de la clase de computación, mientras los otros niños intentaban familiarizarse con las nuevas máquinas, Allegra se reclinó en su asiento, una pequeña sonrisa asomando en su rostro. Aunque estaba atrapada en el cuerpo de un niño de 12 años, su mente adulta veía más allá de lo que los demás podían comprender. No estaba simplemente sobreviviendo en este mundo; estaba comenzando a comprenderlo, a utilizar sus recursos para descubrir más sobre su situación y, tal vez, encontrar una manera de reunirse con aquellos que amaba.
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