*Narra Allison*
Después de salir del maldito trabajo le llamé, no demoró mucho en pasar por mí, ahora me encuentro en un hotel rumbo a su habitación, pero no quiero entrar... Aun no estoy lista para verlo «Cobarde» cállate no te metas.
-¿Peque te quedarás parada frente a la puerta todo el día? —me dijo Marcus burlándose de mí. —tienes que enfrentar las consecuencias de lo que hiciste, además te salvaste por mucho tiempo.
-No... solo quería preguntarte antes... ¿cómo ha estado, papá? —lo miré frunciendo mi ceño y rogando que no esté aquí. —ya lo sé, no estoy huyendo.
-¿Por qué no se lo preguntas tu misma? —mi*rda... karma jódete, no puedo creer que me tocará trabajar en la misma empresa en la que Marcus estaría, lo peor es que sé que no terminará bien para mí.
-Uhm... ¿y si mejor hablamos en otro lugar? —hace casi siete años que no veo a mi papá, de seguro me odia, aunque no lo culpo, me fui de casa, lo abandoné sin pensar en él.
-No, anda no seas cobarde... ¿Allison? —me dijo burlándose de mi nombre y rodé mis ojos. —ese nombre te queda horrible, me gusta más el otro
-Es una larga historia y no, no soy cobarde. —frunzo mi ceño colocando mi mano en la perilla y tragué saliva, no sé qué le diré, no puedo salir corriendo de aquí, entonces sí sería una cobarde.
-¿Peque desde cuándo eres una gallina? —ríe y yo lo fulminé con la mirada, sabe mi punto débil el muy maldito. —no me mires así, ya me cansé de estar aquí parado.
-¡Imbécil! —le dije enojada y entré a la habitación, de inmediato vi a mi padre sentado en el sofá leyendo algo en la laptop, tomé aire y me coloqué detrás de él.
-Hola papi... ¿me extrañaste? —le dije al oído y en cuanto escuchó mi voz se tensó levantándose de inmediato mirándome mal «Eso dolió» sí un poco, pero da igual.
-¿Qué mi*rda hace ella aquí? ¿Cómo la encontraste, Marcus? —sí, de él aprendí mi extenso vocabulario y de Tato, pero dejando eso de lado su reacción me desconcertó un poco, ni siquiera me miraba.
-Fue una casualidad, Richard, al parecer ella es secretaria de Matt. —así que tenía razón papá, también está metido en esto, ¿pero por qué? ¿qué está pasando con Matt? ¿habrá hecho algo malo?
-Pues no me interesa una mi*rda su vida, fuera de aquí. —admito que eso si dolió y mucho. —no la quiero aquí, llévatela de donde la trajiste, Marcus. —habló molesto.
-Papá... lo lamento, no debí irme así, pero tenía que alejarme de todo y de todos. —mi*rda... lo que menos quiero es recordar mi pasado. —no me fue mi intención lastimarte, ni a los demás, era algo que tenía que hacer por mi cuenta.
-¿Por qué te fuiste? ¡DIME... ¿por qué me abandonaste? —me miró dolido acercándose a mí. —éramos una familia, compañeros y todo eso lo tiraste a la basura, ¿y por qué? Ahora merezco una explicación.
-Bien... te diré, pero pon atención porque no lo pienso repetir. —cada que lo recuerdo algo dentro de mí se rompe más. —no es algo fácil, quizás para ti es exagerada la rección que tomé, sin embargo, para mí en ese momento era lo que necesitaba.
-De acuerdo di... —no terminó de hablar ya que unos tarados que conozco muy bien entraron a la habitación gritando y corriendo, lo cual hizo que se cayeran... todos están aquí, ahora será más difícil de lo que pensé.
-¡YA CÁLLENSE MALDITAS BESTIAS! —me miraron sorprendidos, sus ojos casi parecía que querían salirse «debiste tomarles una foto» sí, debí hacerlo, se levantaron rápido y me abrazaron cosa que no duró ni cinco segundos porque después me aventaron haciéndome caer en el sofá enojados... ¿Aush?
-¿Qué hace ella aquí, Richard? —le dijo Frank enojado, sentía su odio en sus palabras y en la forma en la que me miran, malditos resentidos, no aguantan nada «uy sí, mira quien habla» tu cállate, conciencia.
-Marcus la encontró por casualidad, pero eso no importa ahora, lo que importa es que estaba a punto de contar porque nos dejó. —hago una mueca acomodándome en el sofá y suspiré desviando la mirada hacia la ventana.
-Bien qué esperas, habla ya. —me dijo Carmen molesta y yo rodé mis ojos. —con esa actitud solo harás que te eche a la calle, no me provoques. —mordí mi mejilla interna tratando de controlarme.
-Bien, pero callen y no me interrumpan que no lo repetiré dos veces. —todos asintieron y se sentaron en el suelo frente a mí como unos chiquillos ¡Tan grandotes y aniñados! Aunque los extrañé demasiado.
*FLASHBACK*
Me levanté de lo más animada del mundo ya que hoy cumplía un año de novia con Troy, el me llamó diciendo que me veía a las 9 de la noche en la playa. En el transcurso del día me fui a una estética a arreglar el cabello, mis uñas, compré un hermoso vestido color blanco con escote de corazón, un cinto rosa pastel y unos zapatos a juego, en cuanto acabé me fui a mi casa a hacer tarea.
Eran las ocho decidí alistarme, terminé faltando 15 minutos así que tomé mi bolso saliendo rápido de mi casa y me dirigí rumbo hacia la hermosa playa de Miami. Al llegar aún faltaban cinco minutos, así que me senté en la roca en la que nos sentábamos siempre que estábamos allí. Empecé a preocuparme porque ya llevo más de media hora esperándolo y él no llegaba... ¿le habrá pasado un accidente? Estaba tan metida en mis pensamientos que no me di cuenta de que un chico estaba hablándome hasta que sentí un pequeño empujón en mi hombro.
-Llevo un buen rato hablando contigo, pero creo que me hace más caso la piedra que tú. —el chico me miró algo molesto. —en serio no pensé que fueras tan mal educada.
-Lo siento, es que estaba pensando. —susurro apenada y muerdo mi labio. —no fue mi intención, mi cabeza está en otro lugar, ¿qué me estabas diciendo?
-Vale, no te preocupes, entiendo... ¿y cómo te llamas? —me miré sonriendo y le devolví la sonrisa. —¿por qué estás aquí sola? Puede ser peligroso a estas horas.
-Me llamo Anahí, mucho gusto, ¿y tú cómo te llamas? —extiendo mi mano hacia él y la estrecha muy animado. —estoy bien, siempre vengo a esté lugar, no te había visto por aquí.
-Me puedes llamar Tato, es que no soy de aquí, vine de vacaciones. —comenzamos a platicar, pero todavía no puedo dejar de pensar en Troy, ya era demasiado tarde y ni siquiera me había mandado algún mensaje.
-Tato me dio mucho gusto conocerte, pero me tengo que ir, ya es tarde. —me levanté y él hizo lo mismo. —tampoco te quedes tan tarde, puede pasar algo, más si eres un turista.
-No... aún es temprano, quédate un rato más por favor. —me dijo e hizo un puchero a lo cual yo solo reí. —me agradas, podemos ir a comer algo si quieres, tu conoces el lugar mejor que yo aquí, así que vamos a donde tú quieras, yo invito.
-Es que estoy preocupada por mi novio, quedamos de vernos a las nueve y ya son las once. —le dije preocupada, es que algo no está bien... lo presiento.
-Bueno,pero yo te acompaño y no acepto un no, además hoy es mi último día aquí y megusta pasar tiempo contigo. —asiento caminando a su lado y muerdo mi labio.
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