En el camino íbamos platicando de tonterías y ya después de diez minutos caminando llegamos a la casa de Troy, le dije a Tato que se fuera, pero insistió que se iba a esperar a que saliera alguien. Toque varias veces, nadie salió, aunque las luces y la televisión estaban encendidas, ya que sabía dónde está la llave abrí la puerta, me asuste al ver ropa de Troy tirada en las escaleras así que subí rápido a su habitación, al llegar al pasillo de su habitación había un... ¿sostén? Iba a tocar la puerta, pero escuche gemidos... sentí mi corazón volver a romperse en miles de pedazos... me arme de valor y abrí la puerta sintiendo otra punzada al ver a la que se supone era mi mejor amiga debajo de mi novio... ella me miró sonriendo para después susurrarle al odio algo a Troy lo que hizo que volteara a verme sorprendido, pero luego me sonrió cosa que me hizo enojar.
-¡ERES UN IMBÉ*IL Y TÚ ERES UNA P*TA! —les grite mientras mis lágrimas no paraban de salir. —¿qué les pasa? ¿cómo pueden hacerme esto? Se supone que eres mi mejor amiga, mi hermana. —reproché con la voz temblorosa.
-Ashh... Ana no hagas tanto escándalo. —me dijo la muy perra, Sonia esta me las pagaras. —no es para tanto, solo nos acostamos y ya, ¿por qué siempre exageras todo?
-¡Cállate! ¡Te juro que te voy a arrancar la cabeza! —ella me miró asustada, sabe de lo que soy capaz, estaba a punto de tirarme encima de ella, sin embargo, Troy me sujetó de ambos brazos alejándome de ella.
-¡Basta! No exageres las cosas, sabes que con ella solo es sexo, pero a ti te amo. —me zafé de su agarre y le di una cachetada con fuerza.
-¡ESTÚPIDO JAMÁS ME VUELVAS A DECIR QUE ME AMAS! ERES U... —no terminé de hablar ya que me dio un puñetazo en el rostro haciéndome caer al suelo, él aprovechó para sujetarme del cabello y cuando estaba a punto de darme otro golpe llegó Tato apartándolo de mí para comenzar a golpearlo, me levanté un poco mareada diciéndole que no valía la pena, le dio un último golpe antes de que ambos saliéramos de la casa.
-¡Mi*rda! Me hubieras dejado matarlo, te rompió el labio. —dijo Tato mientras me cargaba. —deberíamos llamar a la policía o por lo menos déjame golpearlo más, se lo merece.
-No valía la pena... además ya quería salir de allí. —suspiro recargando mi cabeza en su hombro mientras mis lágrimas escurrían por mis mejillas. —se defenderme sola, solo... me tomó desprevenida.
-Bien... dime por donde es tu casa, yo con gusto te llevo, además no me voy a arriesgar a que ese idi*ta te siga. —me tensé al escucharlo y negué despacio.
-No quiero ir a mi casa, me quiero ir lejos, todos los malditos hombros en los que he confiado me han traicionado, solo es cuestión de tiempo para que mi familia lo haga. —sollocé abrazando a Tato, no sé él me da un poco de tranquilidad, aunque es hombre.
-Eh... no hables por todos, yo no lo soy, yo jamás lo voy a hacer, siempre te voy a proteger. —quisiera creerle... pero ya no puedo. —tranquila, todo estará bien.
-No creo en las promesas... el último que me hizo una ya no está conmigo. —recordé a Liam y lloré más aferrándome al cuello de Tato. —por favor vamos a otro lugar, no quiero estar aquí.
-Tranquila... vamos al hotel en el que me estoy quedando y mañana nos vamos a Nueva York, ¿te parece bien? —asiento despacio, creo que estoy loca por irme con alguien que apenas conozco, pero prefiero eso a estar aquí.
Al llegar al hotel nos fuimos la habitación, Tato me dejó acostar en la cama y él se fue al sofá aunque me negué no me hizo caso, así que me acosté abrazando la almohada, pero jod*r... ya son casi eran las seis de la mañana y no he podido dormir por obvias razones, así que mejor me levanté para ir al baño, al verme al espejo casi me da un infarto ya que mis ojos estaban completamente rojos, al igual que mi nariz, tenía unas ojeras espantosas por tanto llorar, negué despacio y lavé mi rostro tratando de arreglarme un poco, al terminarme mire al espejo.
-Desde ahora... no dejaras que ningún hombre volviera a lastimarte, no volverás a confiar en nadie y si ellos jugaron contigo ahora tú vas a jugar con ellos... desde ahora no tienes corazón. —me dije con rabia al espejo, desde que murió Liam sabía que no podía confiar en nadie más, pero mi familia y amigos me insistieron tanto que después de un año decidí andar con Troy... ¿para qué? Para me lastimara...
*FIN DEL FLASHBACK*
-Y bueno desde entonces he estado con Tato, dos años después conocí a Jane es una amiga, vivimos en el mismo edificio. —por ahora no les diré lo de las peleas ilegales, no quiero que le dé un infarto al viejo.
-Espera... ¿a cuál Sonia te refieres? —dijo Carmen frunciendo su ceño. —recuerdo a ese mocoso, nunca me cayó bien, te lo dije, además debiste decirnos, debiste golpearlo, sabes hacerlo.
-A la única que vivía con nosotros. —dije entre dientes y ellos me miraron sorprendidos, ya que se supone ella era mi mejor amiga, mi hermana. —no lo hice porque no me esperaba algo así, me tomó por sorpresa.
-Sabes... al día siguiente de que te fuiste ella llegó por todas sus cosas y me dijo que ya no quería seguir con nosotros, que quería una vida normal. —dijo Marcus enojado sentándose a mi lado.
-¡Claro! Ella pensó que no tardaríamos mucho en enterarnos y por eso se fue. —gritó Frank molesto sentándose a mi otro costado.
-Vaya... pensé que seguía con ustedes. —murmuró pensativa, quería verla para tener una pequeña charla «una charla a golpes» obvio que sí, conciencia. —una vida normal, si claro.
-Por ahora no, ella viene en una semana porque nos ayudará con el trabajo, pero en cuanto llegue la voy a torturar lentamente y después aventar a las pirañas para que se la coman viva. —dijo mi papá furioso.
-Neh.... ya me da igual, pasó hace mucho ya no tiene caso. — «Ni tú te la crees» cállate tarada, bufó rodando mis ojos. —no involucres lo personal con lo laboral, papá.
-La voy a sacar de esto... y tú vas a entrar. —dijo mi papá, notaba la emoción en su mirada... en serio lo extrañe. —dejaré que venga para que me explique porque hizo todo eso.
-Ahhh... no creo, ya estoy oxidada, hace tiempo que no trabajo. —es verdad que me retiro de todos y cambie mi vida drásticamente. —además con el trabajo que tengo ahora es más que suficiente.
- No importa, nos va a faltar una y no hay nadie mejor que tú. —sonreí al escuchar a Frank y todos pusieron ojos de cachorro. —por favor, extrañas esto, lo sabemos.
-¡Está bien! Voy a trabajar con ustedes... —todos se levantaron y me aplastaron al abrazarme, mejor dicho, al hacerme bolita.
-¡Bájense malditas ballenas! —les grité a los malditos, todos están bien buenos, el tiempo les sentó bien. —Oigan... no lo tomen a mal, pero que viejos se ven. —reí mirándolos, ellos son mayores que yo por unos cinco y seis años.
-¡Cálmate quinceañera! ¿Y por qué tan formal? —me dijo Jasón con cara de asco, aún sigue siendo el mismo inmaduro. —debo de admitir que te ves muy bien.
-Mi nuevo trabajo... por cierto, ¿por qué dice Marcus que Matthew Carpenter está prohibido? —la duda me mata y ya que estoy dentro quiero saberlo ¡TODO! —porque yo quería cortarle la cabeza.
-Buenolo que pasa es que...
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