Me desperté porque alguien estaba tocando la puerta como si se fuera a acabar el mundo, así que me levanté a regañadientes y abrí encontrándome a Pedro enojado, no recuerdo haberle hecho algo... ¿o sí?
-¿Qué pasa? ¿Por qué esa cara? —le pregunté mientras me hacía a un lado para que pasara y miré la hora gruñendo, apenas serán las once y yo necesito dormir.
-¿Qué pasa? ¿Qué pasa? ¡No te hagas la que no sabe! —me gritó... ¡quién se cree! ¿de qué me perdí? —es que no puedo creer que no me dijeras nada, es una traición.
-¡No sé de qué mie*da hablas! ¡Y no me vengas a gritar, idi*ta! —en serio me enoja que me griten. —no vengas a gritar a mi casa, no te traicioné, así que deja el drama.
-¡Agh! ¿Es que por qué no me dijiste que corres y peleas? —mie*da... ¿cómo se enteró? —no te atrevas a negarlo, porque ya lo sé todo, debiste de decirlo.
-¿Cómo mie*da sabes eso? —jod*r no quería que ellos supieran eso. — ¿se atrevieron a investigar mi vida? Les dije que no lo hicieran , no tienen derecho, ¿quiénes se creen?
-¡Vamos peque soy yo! Sabes muy bien que lo de rastrear es lo mío, además te seguí. —voy a empezar a odiar tenerlos aquí. —sabes que en algún momento eso se sabría.
-Aja... metiche, ¿quién más sabe de esto? —estoy más dormida que despierta así que por ahora no pienso discutir el porque me siguió y desde cuándo. —en serio me caes mal.
-Nadie, solo yo, ¿por qué no me dijiste? sabes que me encantan los autos. —dijo haciendo pucheros y yo rodé mis ojos. —no puedes ocultarme algo así.
-No te dije nada porque no hemos tenido mucho tiempo para hablar, pero ya lo sabes, no hagas tanto drama, en la noche tengo una carrera, ¿quieres ir? —me vendría bien que acompañe a Tato a cobrar las apuestas.
-Eso ni se pregunta, ¡claro que sí! Oye... ya creciste peque. —dijo viéndome de pies a cabeza y mordiéndose el labio, no se le ha quitado lo imbéc*l después de tanto tiempo.
-¡Imbéc*l! ¡Deja esas Babosad*s! —le di un golpe en el brazo y lo miré sonriendo. —ya no me digas peque, ya crecí, dime Allison. —rodé mis ojos irritada.
-¡Aush! ¡Eso dolió! En fin, ¿y tus tatuajes? creí que tenías muchos. —él miró mi cuerpo y levanté la ceja cruzándome de brazos. — ¿solo lo dijiste para no ser novia de Matthew?
-Traigo maquillaje, tengo que cubrirlos por mi trabajo, a mi estúpido jefe no le gustan, puedes creerlo. —le dije indignada frunciendo mi ceño. —lo bueno es que no se quita tan fácil.
-Es un estúpido y tengo hambre. —hice una mueca al oírlo, no tengo ganas de hacer de comer. —aliméntame, por favor o me voy a morir.
-Bueno, ponte cómodo, voy a traer algo para cenar. —y apenas me iba a dar la vuelta cuando comenzó a desvestirse... pero ¿qué le pasa? — ¿Qué mierd* haces? —le grité mirándolo... ¡ya se volvió loco! Aunque debo admitir que el maldito está buenísimo.
-¿De qué hablas? —me miró confundido... ¿por qué no me toca conocer a personas normales? —no me pasa nada, todo bien, no te pongas histérica.
-¿Por qué te quitas la ropa? —dije levantando mi mano para pegarle, pero me detuve y bufé. —estás loco, de seguro tanto golpe en el trabajo te dejó así.
-¡Daaah! Tú dijiste que me pusiera cómodo y en bóxer estoy cómodo, además dormiré aquí. —me dijo y se fue a sentar en el sillón, estaba a punto de decirle algo, pero tocaron la puerta, ¿qué hoy todo mundo tiene que venir a molestarme?
-¡VOY! —le grité a quien sea que esté tocando, ¡me va a tirar la maldita puerta! —Qué quier...¿señor Carpenter? — ¡mie*da! ¿Qué hace él aquí? — ¿Señor? ¿Qué necesita?
-Sí, vine porque no me contestó el celular y necesito que empaque sus cosas. —dijo viéndome descaradamente mis senos... En serio necesito aprender a ponerme pijama.
-¿Cómo que empaque?... ¿a dónde voy? —lo miré confundida, tengo una maldita carrera muy importante en menos de dos horas. —no escuché el celular, discúlpeme.
-Vamos a viajar, tengo que ir a una de mis empresas en Italia y usted tiene que venir conmigo, en dos horas sale el vuelo. —miró detrás de mí y apretó la mandíbula... pero en mi cabeza sólo retumba una sola palabra... Italia... ¡esto no me puede estar pasando a mí!
-Bueno, si me permite para arreglarme y empacar, lo alcanzó en el auto. —le dije, pero ni me hizo caso porque entró dejándome parada en la puerta, pero eso da igual tengo que hablar con Tato.
-¿Quién eres y por qué estás así? —le dijo mi jefe a Pedro, esto se ve mal, ya que tanto él como yo estamos en ropa interior, pero eso no le da el derecho de hablarle de ese modo.
-A ti que te importa mejor dime tú, ¿quién eres? —dijo Pedro mientras se le acercaba un poco a mi jefe, sé que Pedro lo hace jugando, pero se nota que mi jefe está furioso.
-No es lo que está pensando. —no sé por qué dije eso, no tengo que darle explicaciones. —solo esperé en su auto, en un momento le explico todo y estaré lista para irnos.
-¿No? ¿entonces qué es esto? —se cruzó de brazos mirándome arrogante y sonrió de lado cosa que me enojo, ¡quien mie*da se cree! —estar semi desnuda con un hombre, eso deja mucho que pensar.
-Realmente no sé lo que está pensando, pero si está pensando que era una pijamada pues no es así, tuvimos sex* salvaje y usted nos levantó con los golpes que le dio a la puerta interrumpiendo el tercer round. —en el momento que le dije eso me arrepentí ya que estoy segura de que me quiere matar por la forma de mirarme.
-¿Así que sexo salvaje? ¡Pues eso a mí no me importa! Ahora vaya a empacar, nos tenemos que ir ya. — ¡maldito loco sino quería saber entonces para qué pregunta! Solo asentí y Pedro estaba a punto de decirle algo, pero lo jalé del brazo y me lo llevé a mi habitación.
-¿Qué le pasa a ese imbéc*l, ¿por qué dejas que te hable así? Arrancarle la maldita cabeza. —me gritó y negué despacio. —mejor se la arranco yo, quién se cree para hablarme así.
-¡Cállate! Te va a escuchar, él es mi jefe, no seas idi*ta, le tengo que hacer caso y dejar que me trate como él quiera... no creas que no quiero arrancarle la cabeza desde el primer día que lo conocí. —frunzo mi ceño bufado molesta.
-Ah... él es el tal Matthew Carpenter. —preguntó, dios se nota que ni a checado la información ni mucho menos ha visto las fotos. —con razón se me hacía conocido, lo vi en una foto.
-Sí, es él, ahora ayúdame a empacar y cálmate, ¿sí? —estoy harta de discutir tengo que llamar a Tato y me saque de esto, no puedo pisar Italia, me irá muy mal.
-Está bien, oye... ¿qué vas a hacer con la carrera de esta noche? —, no me queda de otra que cancelarla, odio a todos, pero quizás pueda zafarme del viaje. —eso ni yo me lo creo.
-Le tendré que decir a Tato que la cancele. —suspiro y hago una mueca, de verdad era mucho dinero. —me está empezando a irritar que todo se arruine por su culpa.
-¡NOO! ¡Yo correré por ti! ¡Anda di que sí! —me dijo mientras juntaba sus manos suplicando y haciendo ojitos. —por favor, te prometo que ganaré mucho dinero y puedes quedarte con todo.
-¡Agh! Está bien solo porque es mucho dinero en juego, pero te advierto que si le pasa algo a mi bebé no te la vas a acabar. —mi auto nadie lo conduce más que yo, es sagrado. —aunque si es posible que uses otro auto sería mejor.
-Bien, tranquila confía en mí... ¿espera cuál bebé? —me miró confundido y yo reí levemente. —te juro que no te vas a arrepentir, haré lo posible por ganar, soy bueno para eso.
-Asíle digo a mi auto y no le puedes decir a nadie, yo hablaré con Tato para quepase por ti y te de las llaves de mi bebé. —él asintió mientras yo sacaba ropade mi armario, me puse una blusa negra de manga larga con escote en v, unosjeans ajustados, mis converse y le di la ropa que me iba a llevar, él la guardóen mi maleta junto con otras cosas para después salir de la habitación, Pedrose cambió rápido y me tomó de la mano pegándome a él, mi jefe lo veía enojado.
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