—Hermano Bruno. ¿Estás bien? —preguntó Isolde con preocupación mientras se acercaba a ellos.
—Estoy bien —respondió Bruno, aunque Aleksander notó un ligero matiz en su voz.
—¿No te duele? —La preocupación de Isolde era palpable, y Aleksander no pudo evitar sentir un pequeño anhelo por tener una hermanita menor que se preocupara por él. En su vida pasada, tampoco había podido disfrutar de un hermano menor; nunca consideró a los demás niños del orfanato como sus hermanos, ya que sabía que, en algún punto, se iría de allí para ser independiente.
—Bueno, me voy. Mi madre puede llegar a preocuparse —dijo Aleksander, comenzando a alejarse.
—Espera. ¿Qué edad tienes? —interrogó Isolde con curiosidad.
—Ayer cumplí 5 años. ¿Cuál es el motivo de su pregunta?
—Deja las formalidades. Por nada, solo pensé en invitarte al examen de admisión en la academia Adamah.
—Ya tengo planeado hacer el examen —respondió Aleksander con una sonrisa interna. Era una buena oferta para quien no había considerado el hecho de ir a la academia. Sin embargo, se preguntó cuáles serían las ventajas de ir de manera independiente a ser invitado por Su Alteza.
—Oh, ya veo… Bueno, entonces nos vemos en los exámenes —dijo Bruno.
—Entiendo. Gracias —respondió Aleksander mientras hacía una reverencia y se despedía.
Se alejó feliz, sintiendo que había logrado algo significativo al haber peleado contra el príncipe Bruno. ¿Cómo le gané? pensó mientras recordaba la pelea. Había oído rumores sobre el príncipe: tenía el potencial para convertirse en el líder de las "Cinco Almas".
Las "Cinco Almas", también conocidas como los cinco guerreros más fuertes del continente de Enosh, eran los encargados de viajar por todo el mundo para resolver cualquier conflicto o anomalía, principalmente peleas políticas entre reinos o continentes. Cualquiera podría pensar que era un título trivial, pero la verdad era que además de elevar tu estatus social, te daba la oportunidad de participar en el torneo corona.
El torneo corona lo dejaría para otro momento; tal vez ya lo mencionaría más adelante. Aleksander planeaba convertirse en uno de los guerreros más fuertes, no solo del mundo, sino también del continente. Si lograba ganar el torneo corona, podría convertirse en Rey.
Sin embargo, sabía que sería difícil. El torneo corona se celebraba cada 15 años y el anterior había tenido lugar hace apenas 2 meses. Cuando un Rey cambiaba, el nombre del reino y todo lo relacionado con él se adaptaban al nuevo monarca. La familia Adamah había gobernado durante 45 años; era increíble.
Aleksander planeaba terminar con su racha y llevar el apellido Leroy a la cima.
Llegó a casa y se encontró con su padre justo al entrar. Su padre lo bajó de su hombro y él corrió directamente hacia la cocina para abrazar a su madre.
Tenía muchas cosas que contarles, pero su pequeño cuerpo exigía descanso.
—Voy a descansar un poco —anunció Aleksander.
—¿No vas a comer, cariño? —preguntó su madre con ternura.
—Más al rato. Tengo sueño —respondió él con sinceridad; realmente moría de sueño.
—Está bien. Descansa —dijo su madre mientras le daba un beso en la frente y su padre le acariciaba la cabeza. Aleksander corrió hacia su cuarto y se metió en la cama con gran velocidad.
En solo 5 meses tendría lugar el examen de la academia Adamah; debía estar preparado para ese momento.
Un joven renace bajo el nombre de Aleksander Leroy. En esta vida, más que solo estar viviendo como plebeyo, quiere poner en balance a los plebeyos y nobles. Aunque... las cosas salen de otra manera. Un desastre destruye el hogar de Aleksander, obligandolo a viajar junto a su compañera, Isolde Adamah, la princesa. Tras 13 años de tal desastre, parece que nada volvera a ser como antes. Alek busca venganza hacia los culpables del desastre, y, por un pasado poco imaginable, Alek buscara perdón y redención en si mismo.
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