Isolde, que se encontraba entre los demás niños, posó sobre Aleksander una mirada penetrante y fría. A diferencia de las miradas que dirigía a su hermano, la suya estaba cargada de desprecio, como si él fuera un simple desecho. ¿Acaso sería ella una de esos personajes conocidos como *tsunderes*?
Mientras ascendían las escaleras, cada pisada resonaba en la vasta sala, como si estuvieran pisando sobre cuarzo. Los materiales eran indudablemente de alta calidad; los bordes de la escalera estaban hechos de vidrio, fríos al tacto y llenos de maná natural. ¿Acaso lo retenían?
—Disculpe. ¿Por qué los bordes están llenos de maná? —preguntó Aleksander, sintiendo una curiosidad genuina.
El guía se acercó a él con paso firme.
—Medidas preventivas. Si algo llegara a suceder dentro de la academia, estos bordes lanzarían hechizos para solucionar el problema.
Aleksander reflexionó sobre la comparación con extinguidores de fuego. No era de extrañar que esta academia gozara de tan buena reputación…
—Ya veo… Entonces, si yo hago esto… —dijo mientras estiraba su brazo hacia el borde y concentraba maná. Como si fuera un proyectil, lanzó bolas de hielo con una temperatura de menos 38 grados.
Sin embargo, antes de hacer contacto con el borde, su hielo se derretió con facilidad. Se necesitaría una suma de mil grados… Esto es increíble.
—¡Idiota!
—¡Agh! —exclamó Aleksander al sentir el puñetazo del guía impactar en la coronilla de su cabeza.
¡Eso duele!
—¡No hagas ese tipo de estupideces! —El guía se aclaró la garganta y mostró calma tras el golpe recibido.
Ya le había golpeado; no hacía falta que se calmara ahora.
—Perdón, solo era para verificar —respondió Aleksander con sinceridad.
—Aleksander, no deberías hacer ese tipo de cosas —intervino Bruno, tocando suavemente su hombro mientras mostraba un leve rubor en sus mejillas. Se disculpó con el guía por el comportamiento de Aleksander. ¿Acaso ya tenían ese nivel de confianza?
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Continuaron con el recorrido y pronto llegaron a su fin. Aleksander no deseaba entrar en detalles respecto a las estructuras; todo era lo típico que uno esperaría en un *isekai*. Excepto por la biblioteca.
Podrías imaginar que los libros estaban en estantes o flotando por la habitación, pero no era así. La sala carecía de estantes y libros; solo había mesas y sillas dispuestas para leer. Para acceder a los libros, se necesitaba un permiso del consejo estudiantil y que la bibliotecaria utilizara una magia especial para acceder a la bóveda mental y extraer el libro requerido.
Era todo muy complicado.
Finalmente, Aleksander regresó a casa. Eran alrededor de las 12 del mediodía… El sol ardía más de lo habitual. Bruno e Isolde se habían separado de él hacía unos minutos; ni siquiera notó cuándo se fueron. Pero eso no importaba.
Su mente estaba ocupada pensando en convertirse en una de las cinco almas. Tras la conversación con Bruno, una pregunta surgió en su mente: ¿Sería capaz de lograrlo? No sabía cuáles eran los requisitos exactos para ser una de las cinco almas; solo sabía que debía poseer la fuerza necesaria, aunque sentía que eso no era todo lo que se necesitaba.
Solo comprendía que cuanto más hábil fueras con la espada, más oportunidades tendrías para convertirte en una de esas cinco almas. Las actuales almas del reino eran tan poderosas que podrían arrasar con dos continentes enteros si se desatara una guerra.
En ese momento, Aleksander solo era capaz de destruir una mansión con magia. Puede que eso sonara impresionante, pero sabía que era demasiado débil comparado con otros niños.
Pensó que tal vez debería apresurarse a llegar a casa y comenzar a entrenar…
Un joven renace bajo el nombre de Aleksander Leroy. En esta vida, más que solo estar viviendo como plebeyo, quiere poner en balance a los plebeyos y nobles. Aunque... las cosas salen de otra manera. Un desastre destruye el hogar de Aleksander, obligandolo a viajar junto a su compañera, Isolde Adamah, la princesa. Tras 13 años de tal desastre, parece que nada volvera a ser como antes. Alek busca venganza hacia los culpables del desastre, y, por un pasado poco imaginable, Alek buscara perdón y redención en si mismo.
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