Mientras bloqueaba y evadía los ataques del demonio, Klaus se aseguró de ganar terreno y crear distancia con los niños, elevando otra plataforma de cristales que seguía escalando frente a ellos. A su vez utilizaba los mismos como proyectiles para cortar, rebanar y apuñalar al imponente monstruo; con cada golpe que el vampiro atinaba el demonio soltaba un terrible alarido, lastimando sus sensibles oídos.
“¡MALDITO MOSQUITO MUTANTE!”
“Que original…”
El demonio trató nuevamente de golpear al vampiro, resultando en otra parte de su carne siendo arrancada por los cristales, cayendo en la plataforma justo tras de Klaus, unida aún al resto de su cuerpo por un delgado hilo de su masa.
Aún enfocado en distanciarse de los demás, el vampiro no noto cuando el trozo del Diagvelia comenzó a convulsionar, produciendo apéndices viscosos que se alargaban como tentáculos hacia su espalda.
“Vince” la voz de Hanna mostraba apuro al verlos.
“Espera…”
El demonio sonrió, complacido con al fin poder causarle daño a su contrincante. Lo enrollo con su carne colgante y lo estrujó con toda su fuerza. Klaus lo mordió y, cual puercoespín, proyectó cristales desde su cuerpo, forzándolo a arrojarlo ante el dolor de las perforaciones.
“¡JACK!”
Gritando el nombre con el que su hermanito aún se sentía incómodo, Hana lo empujó al frente, haciéndolo avanzar un par de pasos.
Klaus se mantuvo en el aire utilizando el viento para elevarse, miró al cielo estrellado listo para sacar sus alas, interrumpido por una fuerte tos, escupiendo sangre al tener algunos de sus órganos internos reventados.
“¡¡ESPERA!!”
Jake ya no pudo contenerse e interrumpió a Erick al escuchar el daño que había recibido su novio. Miró al vampiro con gran preocupación, un sentimiento de culpa torciendo su rostro.
“Klaus…" intentó hablar con calma, pero no pudo “¡¿ESCUPISTE SANGRE?!”
“Tal vez” evadía los ojos de su amado.
“¿¡Y aun así me cargaste hasta la casa!?”
“Es que…”
Klaus levantó los hombros tensamente, ya sabía cómo reaccionaría Jake si se enteraba de sus heridas.
“Te veías muy cansado y yo solo…” lo miro con ojos suplicantes "quería cuidarte.
“No pasa nada cariño, solo debo curarte y quedarás como nuevo.”
“Ah…”
Una sonrisa con intención pasivo-agresiva decoraba el sombrío rostro de Jake mientras alzaba su mano, no había nada que le molestará más que saber que aquellos que amaba no se cuidaban apropiadamente, despertando en él esa terrible ansiedad de su infancia, el miedo a que lo dejen solo al desaparecer de entre los vivos por un descuido.
La misma ansiedad que había sentido con su ahora difunto padre, que constantemente sacrificaba su bienestar por proteger y complacer a otros.
Al ver cómo su amado activaba sus habilidades curativas, emitiendo una hirviente luz blanca desde su mano levantada, dos ideas cruzaron la mente de Klaus.
Dio un par de pasos hacia atrás, preparando su mente para lo que haría. Jake avanzó hacia él, aún sonriente, aún molesto.
Luciendo nervioso como excusa, soltó información que su pequeño le había pedido que guardara en secreto, a lo que él ya se había negado sabiendo que no era bueno hacerlo.
“¡Erick se arrojó al vacío y corrió hacia el demonio!”
Jake dejó de avanzar hacia Klaus y giró su atención hacia el niño tras de ellos.
Durante todos sus años juntos se había esforzado para asegurarse que, a diferencia de él y el resto de su familia, Erick huyera del peligro para estar a salvo en vez de confrontarlo, el que el niño lo hubiese ignorado y se haya puesto en riesgo lo ponía en extremo nervioso.
“¿En serio?”
“¡Qué traidor!* Erick se levantó para discutir con Klaus, temeroso de la curación.
“Tu le contaste lo de la sangre primero.”
“¡Pero no sabía que lo habías cargado hasta aquí!”
“Tranquilos chicos, no importa” Jake corto su discusión “Igualmente los sanaré a ambos.”
Con ambas manos iluminadas el joven se lanzó sobre ambos, agarrándolos por el hombro. Una fuerte sensación de ardor los recorrió por todas sus heridas, sangrantes y cerradas, haciéndolos gritar por la horrible sensación.
En segundos tanto el niño como el vampiro quedaron libres de toda marca.
Jake retiró sus manos, girando los ojos y negando la cabeza en desaprobación ante sus reacciones. Erick se dejó caer sobre el sofá, soplando a su cara con la mano donde antes se encontraban los rasguños, tratando de mitigar el calor residual de la sanación.
“Ah… me arde la cara.”
Klaus repentinamente se dejó caer sobre sus rodillas, apoyándose con las manos mientras temblaba en el piso.
“No… no puedo moverme.”
“Ya cálmense, se les pasará mañana.”
Preocupado se agacho junto a su novio. Se sentía un poco culpable sabiendo que, para un ente de naturaleza maldita, las curaciones con poder sagrado podrían llegar a ser más dolorosas de lo normal.
“Si te duele tanto es porque tus heridas erán graves.”
Jake intentó justificarse consigo mismo, acariciando la cabeza de Klaus para consolarlo.
"Se que los tuyos se recuperan rápido, pero... hacer todo ese esfuerzo después de heridas tan graves…”
“Bueno”
Klaus sujetó firmemente la mano de Jake que lo acariciaba y, en un rápido movimiento, se levantó, jalando a Jake hacia él con la otra mano, haciendo chocar sus frentes mientras los veía fijamente a los ojos. Una sonrisa traviesa revelando el engaño a su amado.
“Tengo mis prioridades.”
La repentina cercanía y la realización de que Klaus había fingido estar adolorido para atraparlo hicieron que el rostro de Jake enrojeciera por completo. Sintiendo vergüenza liberó su mano, alejó a su novio de un empujón y se levantó.
“¡¿Por qué no descansas un rato en el suelo?!” su intención no era gritar, pero no pudo evitarlo.
Klaus río ante la adorable reacción de su amado, también se paró y sacudió la tierra de su ropa.
“Ya, en serio. Tu sangre fue más que suficiente para sanarme, angelito” se sobo el cuello con algo de cansancio “además, ¿olvidas mi linaje?”
Jake y Erick torcieron la boca, uno nervioso y el otro curioso por lo que diría el vampiro ahora. Klaus se acercó más a Jake y le dio un suave golpe en el brazo con su codo.
“¿No hasta solías decir que era tu “príncipe azul” cuando-”
“Ya, está bien, lo sé.”
Klaus paró de hablar, dio un paso atrás y guiñó. El rostro de Jake seguía rojo, su corazón latiendo con fuerza, realmente había extrañado la risa de Klaus, su toque, sus juegos, su presencia, se sentía abrumado. En ese momento lo que más quería era abrazarlo y besarlo, pero tenía que concentrarse en los problemas de aquel día, aún tenía mucho por hacer y comprender, no podía dejarse llevar por el momento.
Se lo repetía en su cabeza.
“¿Por qué no le dijiste que estabas bien en vez de delatarme?”
Erick irrumpió en su atmósfera, aun irritado porque Klaus no cubrió sus acciones, aunque sabía que no lo haría de cualquier forma, no podía evitar sentirse molesto por haber hecho preocupar a Jake.
“Porque te arrojaste de más o menos veinte metros de altura. No puedo no decirlo.”
“Si, pero… aun así… bueno.”
“También fue porque el que corrieras hacia el demonio fue mayormente mi culpa. Yo merecía la quemadura de la curación.”
Jake miró a Klaus consternado.
Sabiendo cómo fue criado y entrenado, entendía por qué a veces le pedía que lo castigara físicamente, aun con los errores más pequeños, pero era algo que deseaba dejase en el pasado.
“Klaus, ya habíamos hablado de esto” tomó un respiro “Y entiendo que te cueste entenderlo, pero aquí no se usan esa clase de castigos.”
“Claro que no, Jake” Klaus se sentía algo ofendido “jamás le pondría un dedo encima al niño, no me refería a eso, el castigo no era para él.”
“Lo sé, pero me refiero a ti. Tampoco me gusta que uses mis dones de esa forma. Solo son para cuando sea realmente necesario.” Klaus bajó la mirada “Especialmente cuando sé que ustedes dos odian buscar ayuda.”
Erick los observaba incómodo. Era consciente de las tendencias de sus dos guardianes, sabía que ambos hacían su mejor esfuerzo para que él no resultara igual que ellos, que no se arriesgara ni lastimara por culpa o por salvar a otros. Querían que él fuera libre de esas cadenas que los adultos en sus vidas les habían puesto.
Verlos discutir le recordaba lo jóvenes que ambos realmente eran y, aún así, lo mucho que se esforzaban por cuidarlo y criarlo. Se sentía aún peor por haberse puesto en peligro ese día, aunque sus intenciones eran buenas.
Jake continuó con su sermón.
“Apuesto a que a ustedes ni siquiera se les ocurrió ir al hospital por una revisión después de lastimarse tan gravemente. ¿Verdad?”
Klaus y Erick compartieron una mirada culposa. Jake soltó un fuerte suspiró, agotado.
“Yo no siempre estaré aquí para ayudarlos. Por favor, sean más precavidos y cuídense mejor.”
El joven oficial apretó el puente de su nariz, cerrando los ojos, para hacer retroceder un emergente dolor de cabeza. El inicio de semana había sido una montaña rusa de emociones, tan solo en esta charla su corazón había dado varios saltos, por razones muy diferentes cada vez.
“Erick, termina ya de contarme lo que pasó para que por fin podamos ir a dormir.”
El niño procedió.
Después del ataque del demonio Klaus regresó al lado de los niños, preparándose para encerrarse un domo de cristales. En cuanto sus pies tocaron la plataforma, Vincent saltó desde el suelo del bosque hasta por encima del vampiro, con el puño cerrado, girando su cuerpo en aire preparándose para darle un fuerte golpe al Diagvelia.
Al verlo Klaus quedó pasmado, confuso. Esa distracción fue suficiente para que el demonio diera otro ataque, siendo bloqueado por un escudo que el vampiro género en el momento.
La ilusión de posible ventaja hizo al demonio reír nuevamente, siendo su alegría golpeada por el puño metálico del pequeño niño penetrando su garganta.
Tras cruzar el cuerpo de su enemigo, Vincent dio una rápida patada para girar aún en caída y, sacando de un golpe su mazo, enrolló el cuello de este con su cadena, ahorcándolo.
El demonio tomó la cadena en su nuca y tiró de ella, haciendo al pequeño volar hacia adelante.
“¡Suéltate!” Klaus le gritaba preocupado, sintiendo el estómago revuelto al ver al niño siendo agitado.
«¿Acaso no vio como atravesé esa cosa? ¿Aun así se preocupa por mí?» el apuró en la voz de aquel desconocido lo desconcertaba, normalmente cuando las personas lo veían pelear, siendo tan pequeño, incitaba miedo en vez de preocupación. «Supongo que los vampiros tienen una idea diferente de lo que un niño es capaz de hacer». Soltó su arma, dejándose caer.
Volteó a ver a los dos niños en la plataforma, también mostraban preocupación. «¿No es el único?» consideró sus opciones, las posibilidades «Tal vez aún pueda hacer que me vean como quiero… si tan sólo me dejo golpear un poco… quizá… solo un poquito».
“¡¿Qué crees que haces Vince?!” Hanna se molestó con el actuar inusual de su hermanito.
El Diagvelia estiró su brazo para atacar. Klaus evitó que el demonio volviera a golpear al niño cortando su mano por la mitad. Cuando estaba por usar su viento para ponerlo a salvo, Erick corrió a la orilla de la plataforma, seguido por Aubrey.
“¡Esperen, yo iba a-”
Ambos saltaron, chocando con Vincent y cayendo en los árboles, saliendo de la zona de batalla.
“-moverlo hacia acá…” Klaus golpeó su cabeza con exasperación y se habló a sí mismo “Bueno, menos distracciones.”
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