Los tres niños cayeron en la copa de un árbol. El torso de Erick se encontraba recargado en una rama, con sus piernas colgando; con sus brazos sujetaba a los otros otros, apretando con fuerza sus muñecas.
Vincent se balanceó con los pies hasta llegar a otra rama y escaló por ella para ayudar a los otros dos pequeños a ponerse a salvó. Tirando cada uno de un brazo de Aubrey desde diferentes ramas lograron subirla al lado de Erick, apresurando se entonces a bajar, evitando que su peso combinado hiciese que la rama se venciera.
El primero en llegar al piso fue Erick, pasándose de un árbol a otro entre sus ramas sin ninguna dificultad. Después bajó Aubrey, siendo atrapada en su último salto por el niño. Al final descendió Vincent, con la asistencia de ambos en las alturas, que le extendieron sus manos con amabilidad, estando a un metro del piso Erick extendió ambos brazos para cargarlo hasta el piso, sonriéndole.
“Solo te falta un poco más” confundido, Vincent aceptó la ayuda y dejó que el joven lo bajara “Listo.”
“¿Estás herido o algo?” Bry le preguntó, inclinándose para verlo directo a la cara.
«Ellos me vieron hace rato, entonces… ¿Por qué?» el pequeño se rasco la mejilla pensativo. Tardó unos segundos en responder.
“Ah, no, estoy bien.”
Erick sobaba su cuello y flexionaba los brazos, adolorido por el tirón y el esfuerzo de haber atrapado a ambos niños al caer. Notando la confusión en el rostro del pequeño intentó aclarar sus intenciones.
“Oye niño, eh… se nota que eres muy fuerte y todo, pero es mejor que nos quitemos del camino de Klaus.”
“¿Klaus?” recordó nuevamente la plática de los cazadores "¿Klaus Cross? Es el abdicador, ¿verdad?”
“Por favor, no le vayas a decir así en su cara.”
Ahora era Aubrey la que se mostraba confundida, al sentirse fuera de la conversación cambió el tema.
“Hablando de nombres…” se dirigió al pequeño “¿Cuál es el tuyo?”
“El señor Park me dijo que era Jack pero para mí es Vincent. Pueden decirme Vince.*
Jack, era un nombre incómodamente familiar para Erick, un escalofrío recorrió su espina al escucharlo.
De modo similar, Aubrey reaccionó a la mención del señor Park, al igual que Jake que, una vez más, interrumpió la historia con su sobresalto.
“¡¿PARK?!”
“¿Quién es ese?”
El niño se sorprendió por la reacción de su primo. Klaus, ahora sentado junto a Erick, paseaba sus ojos de uno a otro, manteniéndose al margen, dejando que Jake decidiera que decir.
“No, nadie. Solo aclaraba, es que creí haber escuchado mal. Continúa.”
El jóven oficial miró a un lado, evitando la confrontación. Su novio permaneció en silencio, mirándolo de reojo y aceptando su decisión.
Al encontrarse los tres niños lejos de cualquier camino marcado se sintieron perdidos, miraron a su alrededor tratando de divisar algún punto de referencia, sin éxito.
“¿Y ahora a dónde vamos? - Bry avanzó lentamente hacia un claro.”
Erick tiró de los brazos de ambos niños, escondiéndose detrás de unos arbustos. Llevándose un dedo a la boca les indico que guardarán silencio.
Derrapando en la tierra, Klaus cayó en el claro cercano, seguido por el demonio que se asomaba por encima del bosque, notablemente dañado; con grandes trozos de faltantes, casi sin melena, con su sangre morada elevándose desde su carne abierta, danzando como las ramas de los árboles en el viento.
Los brazos del vampiro se encontraban envueltos en estalactitas de su propia creación, las puntas de sus orejas se alargaban aún más con decoraciones de cristal, al igual que sus mejillas y partes de su frente, como si los fragmentos surgieran desde su sudor.
Completamente enfurecido, el Diagvelia aplastado a su enemigo, con una palmada al suelo tan fuerte que levantó la tierra de todo el claro. Al ver esto Bry y Vince saltaron sorprendidos.
“¡¿EH?!”
“¿Lo aplastó?”
Erick les dio otro jalón, regresarlos detrás del arbusto, soplando entre dientes para volver a silenciarlos.
Al mismo tiempo un muro de cristal emergió desde debajo de la mano del Diagvelia, atravesándola en una violenta explosión de sangre y carne. En medio del muro se abrió un hueco de dónde Klaus salto, corriendo arriba su brazo hasta llegar a su hombro.
Con un salto se posicionó sobre la cara del demonio y, usando el cristal que cubría su brazo derecho, penetró uno de sus ojos, expandiendo ganchos cristalinos en su interior. El ente levantó su otro brazo ante el dolor, empujando con este al vampiro y, en consecuencia, dejando su propia cuenca ocular vacía.
Klaus alzó su brazo para asegurarse de cercenar los nervios aún unidos a ambas partes, impulsándose con el viento para crear una mayor distancia con su enemigo.
La sangre de la mano herida del Diagvelia se agitó, formando una vez más apéndices palpitantes que intentaron rodear al vampiro; este hizo estallar la cobertura de su brazo, reventando el ojo y lo que le restaba de aquella mano al demonio.
Con un terrible alarido, el demonio dejó salir toda su sangre y toda su estructura interna por su alargada boca, dándose vuelta sobre sí mismo. Sus huesos, ahora repartidos por el cúmulo de órganos, se transformaron en picos de apariencia metálica, sus menudencias se curvaron y empezaron a generar nueva piel, formando una rueda gigante.
“Así que es el orgullo…” Klaus se dijo a sí mismo mientras retrocedía, descubriendo su otro brazo.
Múltiples ojos se abrieron en toda la superficie del disco, siendo capaces de ver a los dos pequeños que se volvían a asomar de entre los arbustos.
“Les dije que no se asomaran” Erick les susurró tras volverlos a esconder, pero ya era tarde.
El Diagvelia giró velozmente en su dirección. Al darse cuenta Erick tomó la muñeca de Bry y el cuello de la camisa de Vince, los arrastró, poniéndolos fuera del peligro a milisegundos de ser arrollados.
Cuando el demonio corrigió su curso, el vampiro género un muro frente a éste para bloquear su camino. Mientras el ente saltaba su obstáculo, Erick empujó a los dos niños, haciéndolos correr en direcciones opuestas mientras él seguía derecho.
“¡Sepárense!”
El demonio siguió para atacar al niño de en medio. Al ver esto los otros dos corrieron de vuelta en un intento para salvarlo.
«Era obvio que no vendría por mí» Vincent se preparaba para volver a sacar su mazo. «Que vaya por él en específico es una trampa muy obvia… y aún así los tres estamos cayendo» miró a la niña corriendo a su mismo ritmo hacia el demonio, «es casi vergonzoso», pero al voltear a ver al vampiro este estaba inerte «¿Eh?».
Al haber pasado buena parte de su infancia, desde los seis años, en las calles, teniendo solo a Jake que entonces también era un niño, y después al ser criado junto a militares; una de las primeras cosas que Erick había aprendido, aún antes de leer y contar, fue huir. De lo que sea, dónde sea y cómo sea.
Con tales entorno desarrolló una gran destreza para esquivar, saltar, trepar y moverse sobre cualquier terreno; es por esta destreza que había sido capaz de aterrizar a salvo y atrapar a los otros niños cuando se lanzaron de la plataforma, y ahora la implementaba para correr en el costado de un árbol, esquivar un ataque directo del Diagvelia y saltar hacia atrás para correr sobre su agresor sin hacerse el más mínimo rasguño.
Cayó frente al vampiro, agachó su cabeza para dejar pasar una estalactita que emergió desde el brazo de su guardián, pero ahora su enemigo era capaz de generar agujeros en su masa para evadir los ataques.
Erick aprovechó la distracción de las ráfagas de cristales y, enfocado en poner a los otros pequeños a salvo y dejar que el adulto se hiciera cargo, tal y como Klaus y Jake lo habían adoctrinado, los sujeto de las muñecas y corrió con ellos en dirección opuesta a la feroz rueda.
“¡Les dije que se separaran!”
Tras evadir otra estalactita, el demonio se impuso hacia Klaus, torciendo su figura cual serpiente. El hombre usó su viento para impulsarse hacia atrás, alcanzando a ser rasguñado en el abdomen bajo el ombligo, penetrando el músculo hasta dos centímetros de profundidad.
Como si se tratase de una cortada de papel, Klaus reaccionó con simple molestia, levantando su camisa para evitar mancharla con su espesa y oscura sangre.
“Ugh, cuidado con la ropa.”
Al notar el dramático escurrimiento en el torso de su guardián, Erick paró de correr, se congeló en el lugar.
Náusea, mareo, confusión, su pecho le dolía, sus palpitaciones se aceleraban, sus oídos le zumbaban, no podía respirar, todo el cuerpo le temblaba. La terrible sensación de una tragedia inminente se apoderaba de él.
Con un fuerte golpe cubrió su boca, tratando de suprimir la crisis que emergió desde su interior. Sin éxito.
Con cada latido su vista se hacía más pequeña, podía sentir el fluir de las venas de su frente, sus manos y su cuellos, como si fuesen a explotar, en su estómago un vacío se abría paso, empujando sus entrañas. Vincent y Aubrey observaban a Erick, sin comprender lo que sucedía. Compartieron miradas confusas.
“¿Por qué se detuvo?”
“No lo se”
Klaus ahora se concentraba en su pequeño. Cubrió su abdomen y extendió una mano hacia él.
“¡Está bien, tranquilo tesoro! ¡Solo es superficial!”
Las náuseas empeoraban, el niño se apretó el rostro con suficiente fuerza para marcar sus uñas en sus mejillas. El sabor de la bilis alcanzó a su boca, forzándolo a soltarse con su desagradable sabor. Sudor frío bajaba por su rostro, goteando en el suelo.
Sin poder apartar la mirada de su herido guardián comenzó a alucinar, la figura del vampiro se entremezcló con aquella de un hombre cuyo nombre había olvidado, el mismo que se mostraba moribundo en sus pesadillas.

Comments (0)
See all