y el neurotípico promedio se preguntará
que si no tenía nada más productivo que hacer
que espantar llorando a mi alma de mi cuerpo
en la parte de atrás de un bus comercial
un viernes de septiembre a las cuatro de la tarde.
porque retumba en el maletero
esa bolsa de gimnasio hasta las trancas de pintura
que pesa casi lo mismo que el cadáver de esa niña
que se tiró por el alféizar de su ventana
un día cómo este hace cuatro años
e igual de grandes eran sus michelines
cómo mis ganas de gritar en este mismo asiento del bus
“y sabes que también es grande?”
mis ganas de que se estalle este puto bus, joder
así que, señor policía,
cuándo digo que me quiero matar,
piénselo cómo si fuese una pensionaria
que tiene muchas ganas de fumarse un cigarrillo,
y así por lo menos
tendrá algún recuerdo mío
en el que no me he muerto
antes de los 30.

Comments (0)
See all